A partir de hoy empieza la exacerbación del entusiasmo, del optimismo. Y la incertidumbre sobre quienes se alzarán con mayoría de los diputados, se convierte en certeza de triunfo por igual para todos. Porque se trata de que el cúmulo de expectativas favorables creadas en sus entornos, estallan cual diásporas entre militantes y dirigentes cuando se dan los grandes encuentros, caminatas, caravanas, y se topan con los pendones y volantes que plena las calles.
Siempre con el inicio oficial de una campaña electoral se corre el riesgo de perder la objetividad, la que luego parece recuperarse el día decisivo al cerrar las mesas electorales, pues el breve tiempo de espera para la escucha de los resultados, hace arreciar nuevamente el gran dilema entre los electores. Y tal fenómeno que es natural que suceda en una competencia electoral, en esta campaña llena de tensión, se avizora crezca el triunfalismo al ritmo que tanto la oposición como el chavismo, explayen y confronten sus propuestas; porque las hay de lado y lado aunque algunos disientan de ello.
La oposición, pese a su evidente disenso interno que se muestra fracturada, sin maquinaria y carente de una organización electoralmente adecuada para la exigencia del momento, se unifica mediáticamente a través de una alocución que los martiriza y los presentan como los ungidos para llevar a cabo los cambios ante la crisis. A su vez, retoma el tema de convertir nuevamente productivas las empresas expropiadas reprivatizándolas, para acabar con el desabastecimiento y la escasez, cuya responsabilidad recae en la ineficiente gestión de gobierno. Y todo ello se superaría (lo han dicho subrepticiamente) con un recio plan intervencionista del FMI y nos convertiríamos nuevamente en la Venezuela del “Miami dame dos”, de aquella cultura de los setenta-ochenta que se incubó en la mayoría de los venezolanos y fue exitosa políticamente para la burguesía…Cuyo lastre pervive. Y el peligro es que ante un pueblo que ha sido poco formado sustantivamente en revolución, y me refiero en el hacer, y con los exiguos ejemplos de ética socialista que han exhibido algunos dirigentes que se vistieron de revolucionarios, muchos votos migren hacia el otro lado.
La componenda internacional juega un papel importante. Aparte de la mediática y diplomática considerando la injerencia del Secretario General de la OEA ¿Cómo desdeñar el impacto que pueda tener en estos días el desplazamiento de una flota militar norteamericana hacia las islas del Caribe vecinas de Venezuela? ¿Será para envalentonar a aquellos grupos que quieran generar revueltas? ¿Hará que los potenciales electores opositores se muevan presurosos de modo silvestre para votar ante la posibilidad de verse amparados y ver una salida “inminente”?
Hay que considerar todo eso, pero también, que en estas cuatro semanas, como sucedió hoy y ayer, los precios de la cesta básica aumentarán en cada amanecer por la mano invisible de siempre. Y que por supuesto, el gobierno seguirá abasteciendo y los productos desapareciendo gracias a esa misma mano. Hay asimismo que considerar, que la SUNDDE, con todo su buen esfuerzo, no es operativa ni en conjunción con miembros de Consejos Comunales o de las UBCH, porque en sus caras como menos, los comerciantes condicionan las ventas, y en los abastos de los barrios venden los regulados a más de ochocientos por ciento porque así, según dicen los bodegueros, se los venden los distribuidores en los grandes mercados. ¿Quiénes son esos grandes distribuidores? La tarea está allí, seguir el rastro de estos portentosos mercaderes, desde allí, desde el abasto. Tarea fundamental del SUNDDE y la guardia nacional en estos tiempos difíciles de campaña y más allá.
Esa es una decisión-acción que hay que acometer como otras tantas que se ameritan con urgencia en el marco de una campaña “in extremis”, pues preludia desenlace a la coyuntura política actual.
De ello ya hay muchos signos aparte de los prenombrados. Por ejemplo, “Chúo” Torrealba hizo suya la tan criticada frase de Maduro “Como Sea”, al advertir sobre una salida constitucional “Como Sea” al ganar las parlamentarias. Eso nos dice, considerando el mundo referencial del personaje (preparación-ejecución de golpe de Estado, “la salida”, las gurimbas…), que después del seis de diciembre, vienen con todo por el poder.
El chavismo debe apartar el triunfalismo, pero ser optimista con humildad porque hay muchas razones. El proyecto chavista sigue vivo en el imaginario de gran parte del pueblo, de ese pueblo que se moviliza, de ese que aporta el 1x10, completo o incompleto y hay que tomarlo mucho en cuenta por siempre, y que así lo sienta.
No se olvide que, en esta campaña “in extremis”, no se puede perder la objetividad.