Antes de exponer la idea que intento plasmar en este artículo, debo decir que no soy un experto en Mercal. He estado como usuario en algunos operativos y esa experiencia me da como argumentos para exponer, que este mercal que hemos tenido, es una fuente de descontentos, mata votos y -como sabemos- de corrupción. Mercal hasta ahora es como un callejón sin salidas.
Hasta donde sé; Mercal se creó en el marco de una coyuntura intensa de desestabilización y Chávez la percibió como un recurso para atender un problema, que respondía a una debilidad del sistema económico. Chávez posiblemente percibió que los alimentos y su distribución serían una amenaza a futuro, pero le dio la condición de un programa de inclusión.
Quien ha estado en un operativo de mercal o en una bodega mercal, habrá podido darse cuenta, que el Mercal real, es todo lo contrario a lo que se suponía debería ser.
El usuario o comprador es sometido a una humillación. La mayoría de los compradores de MERCAL salen de hacer las compras rabiosos y rabiosas, si es que logran comprar. Horas y horas en una cola y a pleno sol..
Es una cola donde se percibe que la dignidad no existe. Estoy seguro que Chávez no vio a mercal, como un mecanismo para atender (llenar) al estómago de un segmento de la población. Seguro que lo percibió como un mecanismo para alimentar la consciencia y hacerle ver a los más excluidos que el proyecto tenía la clara intención de devolverle la dignidad que AD y Copei le habían arrebatado.
Eso no lo he visto en los operativos que he estado de Mercal. Debería ser una cosa especial, con buena atención, sin humillación y sin maltrato. No es así. Mercal fue creado para atender a un segmento de la población (D y E). En cualquier sitio de Mercal hay cola, se maltrata y humilla a los usuarios y producto de ese atropello; los compradores salen con su bolsas medias llenas pero con corazones llenos de desencantos y desesperanzas.
Acabar con ese Mercal luce titánico porque se ha convertido en un callejón sin salida. Si los productos se los coloca a los consejos comunales; la distribución por lo general cubre un círculo de influencias y si lo hace mercal, las colas son inmensas y se ve el maltrato y la humillación
Estos programas (Mercal y Bicentenarios) si aún queda tiempo de los seis meses de plazo que le dio Ramos Allup a Nicolas Maduro, necesitan de una total revisión y reestructuración. Este proceso debe evitar en lo posible, que estos centro de distribución de alimentos sean una fuente de corrupción, que a su vez, apoya directamente la desestabilización y sirven como máquina mata votos.
Si lográsemos un milagro (revisión y reimpulso) en la forma que operan los consejos comunales, las comunas, las Ubch y los CLP, este asunto de la distribución y comercialización de los productos que se venden a través de Mercal y los Bicentenarios, estuviera hoy siendo fuertemente estudiado por el Poder Popular para tratar de encontrar una vía con la finalidad de atenuar la corrupción e impedir que estos centros de distribución, dejen de humillar y maltratar a los consumidores.
No será fácil, pero vale la pena realizar un esfuerzo, si el Poder Popular, estuviera consciente que estos dos mecanismos de distribución de alimentos tal y como funcionan ahora, ayudan al desaliento y la desesperanza.