Como articulista es común recibir denuncias de diverso índole por parte de la colectividad afectada por la profunda crisis política, económica y social. Algunas de estas denuncias se basan en rumores, otras resultas "cuentos" sin fundamentos, pero otras terminan en verdades absolutas que algunas de ellas, sólo demuestran que estamos frente a individuos sobre quienes no les duele ver morir a un pueblo con tal de satisfacer sus ansias de corrupción y enriquecimiento ilícito.
Una de estas perversidades que ocurre en el seno del gobierno de Maduro está manejada por mafias civiles y militares controladas por el Servicio Nacional de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), y los grupos "comerciales" que importan más del 80% de los medicamentos destinados al sistema público de salud, a través, por ejemplo de FarmaCuba (ver: http://www.ecured.cu/FARMACUBA), por sólo citar una de ellas, empresa que por cierto fue creada hacia finales de 2012, justo cuando Chávez se encontraba en sus últimos días ¿causalidad o coincidencia?, y otros grupos minoritarios asociados con las distribuidoras capitalistas de las medicinas.
Hasta aquí todo estaría sin problema alguno. La desgracia de esta historia es saber que desde el mismo momento en que las medicinas vienen en los respectivos cargamentos de importación, ya están siendo re-etiquetadas antes de tocar puerto con la complicidad de los funcionarios del Seniat, y las cúpulas militares junto con los grupos "empresariales" mencionados, quienes recibiendo los dólares preferenciales por parte del gobierno nacional, estas mafias, sin importar que se muera nuestro pueblo de mengua en los ambulatorios y hospitales, han llegado con hechos de este tipo al máximo de las trampas y acciones criminales.
Otro modus operandi de estas mafias, es tan detestable como el primero, cuando las medicinas son distribuidas entre el Servicio de Elaboraciones Farmacéuticas (Sefar) y las corporaciones regionales de salud. Un caso insólito de esto ocurre por ejemplo, en la red asistencial del Táchira, donde estos asesinos de la salud, una vez que reciben los medicamentos, tienen toda una estructura compleja pero muy bien diseñada, quienes (sobre)distribuyendo los medicamentos en una cantidad mínima de pacientes, es decir, aplicarles dosis ficticias para justificar el "egreso" de las medicinas de los inventarios, la mayoría de ellas se fuga por los "caminos verdes" hacia las estructuras del hampa organizada para colocarles las nuevas etiquetas, o en su defecto traspasan la frontera, y luego con el mismo formato de etiquetado de empresas capitalistas (¿dónde y cómo lo hacen?) retornan para ser revendidas con precios en dólares. Aunque usted no lo crea, la cantidad de medicinas básicas, destinadas para enfermedades como el cáncer, diabetes, tensión arterial o anticonvulsivos pudiera cubrir parte importante de las necesidades de la red pública asistencial, y por supuesto, las farmacias del país.
El cinismo sobre la comercialización de los medicinas importadas con divisas preferenciales, ha llegado hasta las "redes sociales" (Twitter o Facebook) o páginas llamadas de "mercado libre", en donde ocultas con sus nuevas etiquetas, ha pasado el límite de poder ser distribuidas gratuitamente en hospitales públicos, o ser vendidas en promedio con un valor de dos cifras en bolívares, para luego ser "mercadeadas" al mejor postor sobre las dos cifras en dólares en tales medios digitales ¡Corruptos y asesinos!
Lo indignante de esta situación, es que una perversidad de esta magnitud, ocurre bajo los ojos de quien desde hace muchos años dirige el Seniat, de una ministra quien dice "conocer" la salud en máxima profundidad, de autoridades militares que siguen "ciegos" ante el contrabando de extracción, en este caso de medicinas, y de alcaldes y gobernadores que sólo están en un dejar hacer, dejar pasar, mientras el pueblo se está muriendo por falta de medicamentos, que irónicamente el propio gobierno importa, pero sus funcionarios se las roban. En otras palabras, en tales organismos del Estado, no hay nada que envidiar con lo ocurrido en abastos bicentenario, con el agravante que ya no es el hambre, sino la salud de las personas. ¿Serán estos individuos seres "humanos? ¡No! Son bazofias humanas.
Seguramente vendrán los burócratas o algún fiscal del ministerio público a pedirme "pruebas". Que me pidan lo que quieran. Yo responderé con una solicitud de auditoría pública ciudadana sobre el control de los medicamentos que importa el gobierno nacional, pero que por su propia ineptitud, están llevando a la muerte a miles de compatriotas. Si el gobierno quiere saber donde se origina la "guerra económica", allí tiene un claro ejemplo, de quienes son los responsables, cómo lo hacen y en qué forma la ejecutan. ¡No sean hipócritas, ni cómplices!
Mientras la importación de las medicinas siga en manos de la burocracia, y no sea el pueblo quien tome el control de tal acción fundamental para la vida en momentos de crisis, no solamente morirán más venezolanos, sino tarde o temprano morirá la patria. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.