Es curiosa la semántica del madurismo. Ante cada acusación de corrupción contra los altos jerarcas del gobierno, inmediatamente saltan a la vista, no sólo las solidaridades absolutas contra el presunto corrupto o violador de la normativa jurídica, sino que desde su concepción pensativa aparecen neologismos que incluso rayan el realismo mágico de la palabra entre lo popular y lo filosófico.
La última de estas denominaciones de la lengua hablada, la acaba de pronunciar el ex – presidente de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y desde hace unos años, viviendo un dorado exilio en el imperio, como embajador de Venezuela ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), es decir, Rafael Ramírez, quien la mejor manera que pudo encontrar para defenderse de las acusaciones que ha levantado la Asamblea Nacional en su contra, por la presunta desaparición de unos 11 mil millones de dólares bajo su accionar al frente de la estatal petrolera, ha sido afirmar que es objeto de un “linchamiento moral”.
Ahora bien, ¿de cuál linchamiento moral nos habla Ramírez? Será acaso que él y su consorte reciben un linchamiento moral por tener ingresos en dólares viviendo en un país en donde la inflación es menor al 2% anual, todo lo contrario al linchamiento moral que afrontan nuestros pensionados, jubilados y trabajadores, quienes ganan un “salario mínimo”, cuyo valor en bolívares es inferior en menos de 0,50 dólares diarios, en una economía, en donde los propios voceros del gobierno, como el gobernador del Táchira, ordena que los productos importados sean vendidos a precios internacionales (dolarizados), mientras tenemos que “convivir” con un alza inflacionaria superior al 500% anual.
¿De cuál linchamiento moral nos habla Ramírez? Tendrá que ver con algún “sufrimiento” por encontrar alimentos y medicinas en los grandes “malls” de Estados Unidos, mientras muchos venezolanos son linchados moralmente con la burla presidencial de la dieta de Maduro, cuando buscan entre la basura algún desperdicio que puedan comer, o tenemos que ser linchados moralmente por una “ministra” de salud quien afirma, palabras más, palabras menos, que sobran los medicamentos, cuando nuestra realidad nos condena a morir por la falta de ellos en hospitales o farmacias.
¿De cuál linchamiento moral nos habla Ramírez? Será que sus hijos tienen necesidades de educación, alimentación, orientación sexual y recreación en las escuelas donde estudian, mientras los niños de nuestra malograda patria son linchados moralmente en sus centros “educativos” con pésimas condiciones de infraestructura, recibiendo una alimentación que en la actualidad se limita a un plato de arroz o frijoles, teniendo que afrontar la tasa más alta de embarazo en adolescentes de Suramérica, y cuya “recreación” quedó anclada en el medio de una sociedad empobrecida y envuelta por la delincuencia y la impunidad.
¿De cuál linchamiento moral nos habla Ramírez? Es que todavía no ha cobrado sus prestaciones sociales por los servicios “prestados” al país como presidente de Pdvsa, mientras docentes o trabajadores de la administración pública son linchados moralmente, cuando incluso se mueren sin recibirlas, o cuando las reciben, logran ver que el “fruto” de trabajo por tres décadas, simplemente alcanzaron para realizar dos o tres compras de alimentos que mitiguen unos días el hambre.
¿De cuál linchamiento moral nos habla Ramírez? Acaso vive en una vivienda como la que el gobierno de Maduro asigna a la mayoría de las familias pobres, o peor que eso, el “vivir de su vida”, se parece al linchamiento moral de miles de familias de la Venezuela petrolera en “vivir viviendo” rodeados de latas de zinc, paredes de cartones, pisos de tierra, o amanecer durmiendo en las calles o debajo de los puentes, porque la miseria los ha invadido en todas sus dimensiones sociales.
¿De cuál linchamiento moral nos habla Ramírez? Es que un delito exigirle que rinda cuentas ante la justicia por los dineros que ha administrado en nombre de la República ¿O será que para él no es un linchamiento moral que los sobrinos de la pareja presidencial sean condenados como culpables de narcotráfico en el país donde reside, cumpliendo “funciones diplomáticas” para Venezuela? A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.