¿Dónde? ¿En un Spa? Sí, respondió mi interlocutor, y continuó: “En San Juan de Los Morros. Allí estaba el 12 de abril de 2002, el día del golpe y se identificó con los golpistas y como enemiga de Chávez, con el resto de los huéspedes del hotel”. Converso con un dirigente estudiantil del centro del país, sobre una designación hecha por el Ejecutivo Nacional hace unos 18 meses, para dirigir una importante oficina nacional. Él continúa y me dice: “Ella es muy malhablada, dice muchas groserías, es vulgar en sus gestos y le gusta echarse palos. Cuando la conocí andaba con una amiga, y me invitaron a tomar. Cuando por la hora nos votaron del último sitio, no tuvo ningún problema en irse para un burdel a seguir tomando”.
¿Y ésa es la que nombraron al frente de esa oficina? ¿Una escuálida, borracha y vulgar? “Pues sí, profesor. A ella la llaman la loca allá donde trabajaba, por lo que no me extraña que haya perseguido a los trabajadores y haya hostigado a los más indefensos, porque a ese tipo de gente le gusta herir públicamente a los más débiles y utilizan el poder para hacer daño. Son unos resentidos sociales”. No se equivocaba el joven amigo en su análisis. La oficina gubernamental dejada en sus manos cayó en el mayor de los deterioros. Sus empleados fueron víctimas de la paranoia de esta señora, quien botó a gente honesta y trabajadora sin razón ninguna.
Su tarea fue tratar de enlodar la gestión anterior; llamó ladrones a todo el personal de la oficina y realizó cuantas auditorías pudo, sin encontrar nada. Su otra tarea fue robar y usufructuar privilegios. Adjudicó sin licitación grandes construcciones inmobiliarias, con sobreprecios y otorgadas a empresas de maletín o sin capital, que le pagaban con suculentas comisiones. La contratista preferida le compró un terreno en el sureste de Caracas, el pago de su doméstica se hacía a través de la nómina de la oficina, al igual que el pago del chofer de su hijo. Un rústico de la oficina y su conductor fueron destinados a labores particulares fuera de Caracas. Dejó cientos de miles de millones de bolívares del presupuesto sin ejecutar, recibiendo comisiones jugosas por el depósito bancario de los mismos. Estos degenerados son más dañinos que la oposición golpista.