Se hunde el barco mi querido Capitán, / se hunde el barco, no lo deje naufragar. / Se hunde el barco, si usted sabe navegar, / se hunde el barco, usted nos tiene que salvar".
Seguramente ya usted habrá reconocido la canción de Porfi Jiménez, cuya desaparición física lamentamos en junio del 2010. Tiene sentido su mensaje que caló hondo. Mis reflexiones de hoy van dirigidas al Capitán del equipo, de la nave, al Presidente Maduro. También tienen de destinatarios a los compatriotas de buena voluntad -revolucionarios y socialistas de verdad- no a los que enmascarados y achinchorrados que son peso en el camino. Alerto, se hunde el barco de la Patria Venezuela. Debemos salvarlo, es compromiso con el pueblo y nuestra historia.
Desde esta misma página de Aporrea he venido alertando, sistemáticamente, sobre errores que pueden afectarnos fatalmente, errores atribuibles en su mayoría a compatriotas que rodean al Presidente. Apenas cito ahora cuatro de mis artículos de años anteriores, uno por año. Véase la coherencia en el alerta.
En tiempo de balance del resultado del referéndum de 2007, cuando el pueblo expresó su incomprensión a la reforma constitucional que propusimos, dije con vehemencia "sufrimos una derrota, llamémosla por su nombre, derrota, porque lo primero que tenemos que hacer es reconocer que por ahora fracasamos en el propósito. El principal error hoy sería engañarnos". Fue entonces cuando alerté en "Los Pitillos de la Revolución", (http://www.aporrea.org/actualidad/a46693.html )publicado en Aporrea el 7/12/2007, que "las revoluciones, como todo empeño humano, tienen pitillos que las absorben, que les chupan la savia y las secan, en detrimento del pueblo. Los pitillos deben ser sacados de la Revolución Bolivariana, es imperativo impostergable".
La interrogante que respondí el 28/7/2008. Cuando lo titule "¿Sociedad de Cómplices?"( http://www.aporrea.org/contraloria/a61167.html) . Dije entonces, hoy repito: "Quien no denuncia las ineficiencias o las irregularidades, quien calla los errores, es cómplice de ellos, no defiende la Revolución. Si no existe autocrítica, si callan quienes deberían señalar los errores en búsqueda de solución, entonces crece y engorda la sociedad de cómplices, aumentan los plomos en las alas del proceso".
Las reflexiones del 6/8/2009, cuando escribí "Caballos de Troya en la Revolución"(http://www.aporrea.org/ddhh/a83887.html) , y alerté que "Nuestra Revolución debe estar siempre alerta a los traidores en su propio seno. Precaución, ante los camuflajeados. Llamamos Caballos de Troya a quienes hablando bonito, simulan ser revolucionarios; a los que dicen serlo sin dar testimonio de vida comprometida; a quienes hablan de los pobres, pero viven y sienten como capitalistas e imperialistas". Un Caballo de Troya es peor que un ejército de frente, se incrusta dentro de nosotros y no es fácil dispararle, pudiendo sobrevivir como el caballo griego consagrado a la diosa Atenea.
Hace apenas un par de meses, el 13 de mayo de este 2010, hice un alerta con mi artículo"¡Ojo! Montesinos en la Revolución"(http://www.aporrea.org/contraloria/a100544.html) , Recordé que "Wladimir Lenín Montesinos Torres, Jefe del Servicio de Inteligencia del Gobierno de Fujimori, fue peor que una epidemia, que un terremoto o deslave. Se hizo indispensable para el Jefe de Estado, quien cada vez le confió más responsabilidades. Era adulador y megalómano, juraba lealtad, pero en silencio actuaba en contrario. Su ambición de dinero y poder lo llevó a ir controlando el Partido y el Gobierno. Colocó a su familia y allegados en cargos de poder. El nepotismo floreció. El de Montesinos es un prototipo que se presenta siempre en la historia. Tengamos cuidado".
Señor Capitán, "Prepare la nave que va naufragar,/ y vuelva ponerla en su mismo lugar".
La nave no debe transitar mares de la corrupción, de los negocios malditos a espaldas de usted y del pueblo. No más casos como los de ODEBRECHT y otros muchos anteriores. Que caiga quien tenga que caer, no a las vacas sagradas, ¡Sanciones ya!.
Señor Capitán, "El cambio de rumbo resultó fatal, / porque olas inmensas nos van a atacar. / Corrija la ruta mi buen Capitán, pues se acaba el tiempo de rectificar /.
El rumbo de la nave debe cambiar hacia una posición cada vez más firme contra el enemigo interno y saboteador que pretende frenar este proceso.
Señor Capitán, "Sube la marea, vamos a naufragar, / procure que se vea que usted nos va salvar".
Que no se confunda su buen nombre con el de quienes están actuando mal. Salve usted el proceso, que no naufrague en manos de corruptos e ineficientes; no queremos volver al pasado logremos el objetivo; salemos la Patria con el poder comunal..
Señor Capitán, "Si usted no lo lleva a puerto, /este barco va a naufragar".
La confianza del pueblo ha estado y sigue estando en usted, Capitán de la nave llamada Venezuela. Una vez más le ratificamos la confianza de siempre, lo respaldamos plenamente. Saque del barco a los marineros que no reman, que no ayudan, que son fardos peligrosos y barreras que impiden su tarea como conductor del proceso. La situación es urgente, "se hunde el barco". "Salve el barco", señor Capitán.