Hace décadas, en la República IV, un personaje-hoy personajillo-de la derecha nacional se preguntó con mucha preocupación y razón acerca de cuánto pesaba la ley en Venezuela.
Lo hacía saturado de oír durante décadas la misma cantaleta de:
Se hará Justicia;
castigaremos con todo el peso de la Ley;
lo haremos caiga quien caiga;
y mil ofertas vacuas más que jamás se
concretaron, porque sólo eran tácticas dilatorias y entretenimientos sicológicos para un pueblo manso… hasta que llegó el Comandante Chávez y entonces el pueblo se esperanzó mucho, al punto de ya saberse de los cambios positivos experimentados en pro de una mejor y más justa distribiciuíon y siembra del petróleo
Hablamos de una mejor distribución de la riqueza petrolera; eso está muy bien, pero sigue muy mal la pésima y torcida distribución de la Justicia.
Muchos delincuentes hasta confesos siguen intocables; la burguesía parasitaria y rentista sigue sin entregar cuentas claras, por ejemplo. Los señalados como antipatriotas por connotados funcionarios civiles y militares siguen pendientes de justicia, una justicia que no se ve por ningún lado y que nos ha dado la impresión de que dichos gobernantes parecieran no estar hechos del tejido necesario para aplicar justicia con Justicia y oportunamente.
Digamos que seguimos oyéndoles:
Las oferta gubernamentales de lo que piensan hacer;
de lo que harán,
de lo que los delincuentes merecen,
de los delitos cometidos,
pero no se ve ningún castigo concreto.
A quienes se les ha visto en comisiones delictivas in fraganti no se le podría ciar para que comparezca con la mayor brevedad para que aclare y dilucide su actuación?
A los rarísimos casos de castigos concretos, uno que otro Alcalde que no tardan mucho en recibir mansiones por cárcel, y por lo demás no se trata de ningún burgués sino, a lo sumo, de un consumado servil de la burguesía, uno de esos pobres importados malagradecidos a quienes este país les socorrió oportunamente a sus ancestros y a quienes luego se convirtieron en comerciantes especuladores y hoy hambreadores.
Digamos que la burguesía sigue gobernando, sigue teniendo el control judicial, sigue una pésima distribución desigualitaria de la Justicia que seguirá vigente mientras los ejecutores y distribuidores de Justicia no descargue de sí su carga alienante recibida durante siglos por los descendiente de los soldados pobres de Bolívar logran sacudírsela.