Es tiempo de limpiar

!Limpieza! ¡Limpieza!

¡Barrer y no esconder bajo la alfombra!

Parecieran ser las palabras que suenan en este momento de victoria contundente que acaba de obtener la revolución bolivariana, en estas elecciones municipales, proceso electoral del que no se tiene dudas y que se espera sea el que de paso a un proceso de reivindicador de la real transformación venezolana.

Los venezolanos siguen demostrando que es la población del país la única que puede revolucionar y transformar la nación y en los actuales momentos, en que la guerra económica intenta ahorcarnos, es tiempo de urgencia para destrancar la partida de una buena vez y por todas.

El tiempo de enfrentar el problema del transporte, de recoger la basura, de entrarle al reciclaje, a los malandros que especulan con los repuestos y se hacen más millonarios de lo que eran antes, a quienes venden un litro de aceite en Bs. 300 mil, a quienes venden una mantequilla en Bs. 50 mil, a todos quienes han encarecido los productos que son elaborados en el país y que jamás han requerido insumo o materia prima importada del extranjero. El que esconde el azúcar, el que vende un pedazo de panela de papelón en Bs. 90 mil, al que vende una torta de casabe de Cúpira en Bs. 20 mil, a quien vende una jarra de leche por Bs. 40 mil, como si las vacas fueran de Marte o júpiter .

Más de una oportunidad lo he dicho y escrito: Todo el que la haga mal deben ser sancionado definitivamente, pero pareciera que todo el mundo se ha disfrazado de defensor de derechos humanos y hasta defienden a los que son acusados por crímenes de factura mayor.

Entonces resulta que es desleal, es maldad o ingratitud meterle un par de grilletes a los que dañan a las personas y a la nación y ponerlos a picar piedras, reparar calles, abrir zanjas, barrer avenidas y carreteras, abrir caminos, montar puentes, pintar edificios, sembrar y cosechar.

Todo aquel que haga daño a los demás y por ende al país, debe ser sancionado y no solamente con cárcel pues debe pagar una multa millonaria, con lo cual no deben quedarle ganas de seguir afectando a los demás.

Los Consejos Comunales, valga el caso, deben ser quienes asistan a los alcaldes, proporcionarles toda la información sobre las comunidades, diagnósticos indispensables para que los alcaldes puedan accionar.

Y eso que la gente grita, es decir, limpieza, debe ser en todas las áreas de la dinámica social y en toda la administración pública y privada del país, porque siempre hay un malandraje oculto que evitar ser objeto de atención cuando la limpieza o reorganización es necesaria.

Y el tiempo es ahora - y no por ahora, que es un asunto de honor- para limpiar de verdad, porque las cosas que se recuerdan dan bronca cada vez que pasa por nuestra mente, como eso de un grupo de delincuentes que se roban las inversiones que hace el Estado en materia de alimentación y medicina.

Es en esos momentos, de bronca infinita, cuando el ciudadano quisiera ser un latigador como en la tiranía Saudita, para marcarle el cuero en las espaldas de quienes no se cansan de hacer daño.

Es tiempo de entender, que los funcionarios deben dejar de serlo y transformarse en servidores públicos, gente preparada para servir a otros, hacerlo bien y dejar bien plantado al Estado que es el que le paga su salario y, en consecuencia, hay que hacer una limpieza de cerebro, de crear una conciencia del querer hacer las cosas bien, porque lo que tenemos hoy día (¡Y nadie lo puede negar!), son malas conductas, desorganizadas, vacías, con mentes improductivas y todo eso hay que cambiarlo.

No podemos continuar en ese tiempo de personas enajenadas por conseguir dinero a como de lugar, robando otros que están enajenados porque los roban.

¡Esa realidad no puede seguir siendo ocultada!



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Pedro Estacio


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