Eso de rehacer la salud, como dicen algunos, tiene una gran trascendencia en la vida de todos los seres humanos, porque de lo que se trata es de reparar algo que ha sido afectado, bien sea en lo que concierne a la vida personal, el físico o en la organización que tiene como objetivo principal velar por la salud de las personas.

Ni siquiera pensemos en la solución de los problemas de salud en la época prehistórica, porque ni nos enteramos del estado de salud de quienes nos antecedieron en este mundo.

Hoy día, el problema parece residir en los organismos que tienen la tarea principalísima de cuidar la salud de los habitantes de un país. En Venezuela este asunto de velar por la salud de sus ciudadanos pareciera ser más complejo de lo que mucha gente imagina.

Lograr -como escribió Chávez- la consolidación de la independencia es alcanzar objetivos en los órdenes público, económico, social y cultural. Y tomando en consideración esa realidad, la lógica nos dice que la salud y como parte de ella la alimentación, se encuentran en ese primer gran objetivo, ya que forman parte no solo de lo social, sino de lo económico y también de lo cultural y no se puede ir hacia una sociedad más igualitaria y justa si no son tomados en cuenta junto a otras necesidades como la educación, la seguridad pública, el transporte, la ciencia, la tecnología, el deporte, la recreación, la vivienda, la electricidad y el agua.

Y en ese rehacer de la salud, es que nace en 2003 Barrio Adentro como una Misión Social para ser concretada en todo el país y alcanzar de esa manera la atención sanitaria para toda la ciudadanía. Así fue creada esa atención en salud para los venezolanos y fue una respuesta a la oposición médica que había saboteado un llamado de la Alcaldía Libertador para intentar fortalecer la atención sanitaria.

De hecho, posteriormente habrían conversaciones con la Misión Médica Cubana y finalmente se estableció un acuerdo de cooperación entre ambas naciones.

Pero en el corazón de las venezolanas y venezolanos había la esperanza de que, así como sucedió en otros sectores de la vida nacional, donde fueron creadas otras instancias, sustitutivas de las que ya existían, igual se procediera en el área de salud, un sector altamente complicado, con una diversidad de instancias e intereses, que venían impactando la atención en salud de a la ciudadanía.

Ningún habitante de este país puede ignorar la cantidad de denuncias por mal funcionamiento, huelgas y paralizaciones de actividades en ambulatorios, hospitales y demás infraestructuras de salud así como las múltiples situaciones relacionadas con la escasez y robo de medicamentos y equipos y la adquisición tanto de las medicinas como de los equipos.

Ha habido de todo en ese sector que, en ocasiones, nos asombra como, después de una reestructuración de centros de salud, dotación de medicamentos y equipos, al poco tiempo vemos a los centros prácticamente en el suelo. Nunca ha sido extraño que un empleado que tenga que ver con la administración hospitalaria o el suministro de medicamentos, vaya a parar a la cárcel por haberlos robado.

La anterior crisis en el área de la salud determinó la necesaria formación de médicos integrales no solo en Cuba sino en Venezuela, siempre con esa orientación académica revolucionaria que nos llegó de la hermana isla antillana, orientación que siempre esperamos no logre ser torcida para llevarnos -en materia de tratamiento de la salud- hacia ese modelo donde solo priva lo comercial.

Lo cierto del asunto, es que debe seguir planteándose si ese ministerio encargado de la salud debe seguir o debe ser sustituido de una buena vez para dar comienzo o rehacer, con Barrio Adentro, el real tratamiento de la salud en la nación, con médicos cuya integridad debe ser potenciada con una buena dosis de solidaridad, ética y compromisos con el ser humano. La cuestión está en rehacer o no rehacer la administración de salud, como una de las vías para alcanzar ese deseado bienestar.