A poco de concluir el 2016, en ese intercambio diverso que se produce a través del WhatsApp, recibí del fraternal amigo Francisco Javier Loreto un video donde se le hacía homenaje a los Cuatrocientos años de la publicación del "Don Quijote de la Mancha", obra tragicómica, singular y representativa de la literatura universal. El video consiste en la lectura que se hace del Capítulo 42, Titulado: "De los Consejos que dio Don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a Gobernar la Insula, con otras cosas bien consideradas."
Pues bien, para quienes primeramente leímos fragmentos de esa magistral obra por obligación académica en los estudios de media diversificada y más tarde (ya por interés literario) pudimos completar la lectura de tan voluminoso contenido, realmente fue grato traer a la memoria cosas que, de verdad, ya no recordábamos, aún cuando en los primeros años de la Revolución Bolivariana participámos en la distribución masiva de 5 Millones de un tomo con la versión adaptada del Don Quijote.
Ahora para los jóvenes que aún no han leído la obra vale identificar que Don Quijote, o el caballero de la triste figura, como suele llamarsele también, era el principal personaje caracterizado por un flacuchento hombre alocado cuya manía fue la de ser Caballero Andante y por tanto, sus alucinaciones hacían que por donde quiera miraba un enemigo, su cabalgadura era un famélico caballo de nombre Rocinante, soñaba con su mujer adorada: Dulcinea Toboso; mientras que Sancho Panza fue un campesino bastante pequeño, recordete, tosco y ambicioso, quien fuese (montando en un borrico) de acompañante de Don Quijote, haciendo las veces de Escudero, con aspiraciones de ser Gobernador de una Ínsula. Así pues que con esas cartacerísticas pueden imaginarse -los que no lo han leído- la muy particular imagen de los Dos personajes cabalgando juntos.
Obviamente lo dejamos allí para que los inquietos busquen el texto completo y disfruten de su muy denso y largo contenido pero provechosa lectura, porque voy solamente a citar textualmente algunos de los consejos de Don Quijote a Sancho Panza, los cuales seguramente son muy provechosos en el presente año electoral para muchos otros "Sancho Panza" quienes andan por allí de "escuderos" de otros tipos que no se han dado cuenta (o se hacen los locos) de su triste figura (Política) y andan cual el otro de La Mancha, como alocados caballeros andantes, con Rocinante incluido… Dice la cita textual lo siguiente:
"(…) En esto llegó don Quijote y, sabiendo lo que pasaba y la celeridad con que Sancho se había de partir a su gobierno, con licencia del duque le tomó por la mano y se fue con él a su estancia, con intención de aconsejarle cómo se había de haber en su oficio:
—Infinitas gracias doy al cielo, Sancho amigo, de que antes y primero que yo haya encontrado con alguna buena dicha te haya salido a ti a recebir y a encontrar la buena ventura. Yo, que en mi buena suerte te tenía librada la paga de tus servicios, me veo en los principios de aventajarme, y tú, antes de tiempo, contra la ley del razonable discurso, te vees premiado de tus deseos. Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden, y llega otro y, sin saber cómo ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. Tú, que para mí sin duda alguna eres un porro, sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna, con solo el aliento que te ha tocado de la andante caballería, sin más ni más te vees gobernador de una ínsula, como quien no dice nada. Todo esto digo, ¡oh Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recebida, sino que des gracias al cielo, que dispone suavemente las cosas, y después las darás a la grandeza que en sí encierra la profesión de la caballería andante. Dispuesto, pues, el corazón a creer lo que te he dicho, está, ¡oh hijo!, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto deste mar proceloso donde vas a engolfarte, que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones.
»Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría y siendo sabio no podrás errar en nada.
»Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra.
»Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, porque viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte, y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Inumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e imperatoria; y desta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran.
»Mira, Sancho: si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que padres y agüelos tienen príncipes y señores, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.
»Siendo esto así, como lo es, que si acaso viniere a verte cuando estés en tu ínsula alguno de tus parientes, no le deseches ni le afrentes, antes le has de acoger, agasajar y regalar, que con esto satisfarás al cielo, que gusta que nadie se desprecie de lo que él hizo y corresponderás a lo que debes a la naturaleza bien concertada.
»Si trujeres a tu mujer contigo (porque no es bien que los que asisten a gobiernos de mucho tiempo estén sin las propias), enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza, porque todo lo que suele adquirir un gobernador discreto suele perder y derramar una mujer rústica y tonta.
»Si acaso enviudares, cosa que puede suceder, y con el cargo mejorares de consorte, no la tomes tal que te sirva de anzuelo y de caña de pescar, y del "no quiero de tu capilla", porque en verdad te digo que de todo aquello que la mujer del juez recibiere ha de dar cuenta el marido en la residencia universal, donde pagará con el cuatro tanto en la muerte las partidas de que no se hubiere hecho cargo en la vida.
»Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignorantes que presumen de agudos.
»Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico.
»Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
»Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
»Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.
»Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso.
»No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres las más veces serán sin remedio, y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda.
»Si alguna mujer hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros.
»Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.
»Al culpado que cayere debajo de tu juridición considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente, porque aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia.
»Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos. Esto que hasta aquí te he dicho son documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir para adorno del cuerpo."
He allí pues un interesante contenido que sin duda deja las ganas de comentar mucho al respecto, pero mejor es buscar el texto completo y disfrutarlo, luego compartirlo para el análisis. Esa es nuestra intención junto con la de promover la lectura también, lo cual invita a la reflexión sobre hechos presentes en la contemporaneidad nuestra-venezolana. Leánlo y cada cual realice su propia apreciación.