En una carta a Sorge, secretario del Consejo General, del 16 de noviembre de 1872, refriéndose también a España, le decía:
España: Aquí todo marcha magníficamente. El Consejo Federal ha hecho imprimir una larga memoria, que se distribuyó por todas partes y que Contiene:
a) Un informe engañoso de los cuatro españoles sobre el Congreso.
b) Las resoluciones de los antiautoritarios de Saint-Imier.
c) Una proposición de la Federación de Barcelona tendiente a convocar para el 25 de diciembre un Congreso de España que decidiría sobre la aceptación de las resoluciones de La Haya o de Saint-Imier.
d) Una invitación a todas las federaciones locales a que se declaren sobre este asunto antes del 10 de noviembre.
A esto la Nueva Federación Madrileña ha contestado por el manifiesto que se te manda hoy. Ella protesta contra toda presentación de las resoluciones de La Haya en cualquier reunión interior, no siendo simplemente para su conocimiento y para conformarse a ellas. (Contra las mentiras de los cuatro españoles ya mandamos lo necesario a Madrid.)
Pero, para que los españoles aprendan quién es realmente el dueño, el Comité del Jura ha mandado ya directamente a todas las federaciones locales de España las resoluciones de Saint-Imier, invitándolas a declararse sobre ellas; al Consejo Federal español lo han ignorado totalmente.
Entre tanto, la danza ha empezado en España.
La Federación de Gracia (barrio industrial de Barcelona), con 500 miembros, la de Toledo (200 miembros), las de Badalona, cerca de Barcelona (10) y la de Denia, en Alicante, ya se han pronunciado por nosotros y contra el Congreso español. En Valencia, una buena parte de la Federación local es nuestra; una también en Cádiz que acaba de separarse de la vieja Federación de esa provincia. La venta de La Emancipación, que estaba a la muerte y que sostenemos en vida con dinero mandado desde aquí, aumenta considerablemente (sólo en Cádiz, Valencia y en la barriada de Gracia, Barcelona, 150 ejemplares). En Gracia se celebró el 4 de noviembre una gran asamblea general; los barceloneses, con Alerini a su cabeza, presentaban de nuevo su proposición, pero (como lo escribe Mora, que está aquí) "Alerini, a pesar de sus gritos y de su gestos con los brazos y el bastón, no ha podido convencer a esos ateos de que la Compañía de Jesús había operado bien. Pues, se decidió aprobar todas las resoluciones de La Haya y censurar la actitud de los delegados españoles."
Las cosas van bien; en el peor de los casos, guardamos en España una minoría muy respetable que se separa de los otros y vale más que todo el barullo de antes. Por otra parte, es bien posible que hagamos saltar toda la tienda y pongamos la Alianza fuera. Todo esto lo debemos sólo a la energía de Mesa, que ha tenido que hacerlo todo por sí solo. Mora es débil y ha vacilado un momento. Tenéis que leer en La Emancipación, Nº 71, el artículo: "Los medios de la Alianza"; veréis cómo el Consejo Federal español ha intentado enredar a Mora por intimidación.
En otra, fecha 7 de diciembre del mismo año, le confiaba:
"España: Habrás podido ver por La Emancipación que todo va bien allá. Además de lo que sabes, Lérida, la nueva Federación de Cádiz, una gran parte de los valencianos y de Puente de Villumars se han declarado contra el Consejo Federal. La Nueva Federación Madrileña, ahora que el Consejo Federal de España, al convocar el Congreso de Córdoba para el 15 de septiembre (diciembre) con el orden del día: escoger entre las resoluciones de La Haya y de Saint-Imier, viola claramente los estatus generales y los especialmente españoles, ha declarado que ese Consejo ha perdido su manto y ella invita a elegir un nuevo Consejo Federal provisional. Ese paso decisivo aclarará pronto la situación. Mientras tanto, una parte de nuestras gentes en España —sobre todo los obreros de fábrica catalanes— está de acuerdo para ir a la batalla en el Congreso en Córdoba; pues, por empezar todavía no se adherirán. Los aliancistas aceleran las cosas para tener la mayoría en Córdoba y, muy posiblemente a nuestro lado.
Engels, con respecto al movimiento español, manifestábanse demasiado optimista. Los elementos aliancistas tenían mejor montadas sus maniobras. Los resultados no fueron tan halagüeños como parece ser le anunciaba a Engels el núcleo internacionalista español de Madrid, fiel a los acuerdos del Congreso de La Haya.
Una prueba de las dificultades, la encontramos en este párrafo de otra carta de Engels a Sorge, del 15 de abril de 1873, cando le decía:
La Emancipación, de Madrid, está moribunda si no muerta. Los hemos enviado quince libras, pero como casi nadie pagó los ejemplares mandados, parece imposible mantener ese periódico. Estoy en correspondencia con Mesa, para ver de publicar otro periódico, pero no puedo decir cuál será el resultado.
Aludiendo a los sucesos de Alcoy. Engels hacía el siguiente comentario en una carta del 26 de julio de 1873:
Mira, por ejemplo, nuestros bakuninistas de España. He ahí que en Alcoy, por orden de Bakunin, han abolido el Estado (los pretendidos actos de crueldad eran, naturalmente, invenciones reaccionarias) y han constituido un Comité de Salvación Pública (entre otros Severino Albarracín, miembro del Consejo Federal bakuninista de Valencia y de la Comisión de correspondencia actual elegida en Córdoba). ¿Qué es lo que pasa? Por proposición de algunos diputados que se entrometen, la paz está concluida: por un lado, amnistía; por el otro lado, renuncia a la resistencia; las tropas entran bajo los gritos de triunfo de la burguesía. En Barcelona no son ni bastantes fuertes ni bastante valientes para intentar una cosa parecida; pero allí donde están, refuerzan la "anarquía", la confusión general, y abren el camino a los carlistas,
De otra carta, del 17 de septiembre de 1874:
Mesa me ha escrito desde Madrid, diciéndome que estaba obligado a salir para París, que el Gobierno le perseguía demasiado. He ahí la relación con España de nuevo restablecida…
De otra, 13 de agosto de 1875:
Nuestro amigo Mesa, de Madrid, que vive actualmente en París, estaba justamente aquí cuando llegó la circular. (La circular que se refería al proyecto de convocar un congreso internacional en Filadelfia.) Ha tomado la cosa con mucho interés; le hice una traducción de la circular, y como conoce algunos miembros del Comité que organiza en París las suscripciones para el envío de obreros a Filadelfia, podrá sin duda, con la actividad que se le conoce, arreglar algo. Él manda también la circular a España.
A través de estos informes, se aprecia cómo Engels prestaba una especial atención al movimiento obrero español, y cómo seguía al día las actividades de los elementos aliancistas.
¡Chávez y Fidel Viven, la Lucha sigue!