La presencia de José Tomás Boves, líder militar y político de los sectores sociales más débiles en la época colonial, dirigió durante la conflagración por la independencia, a las masas populares contra los patriotas y blancos y determinó, a grandes rasgos, un cambio en la estrategia política de los jefes militares que luchaban contra España. Sin dudas, la independencia, como objetivo primario, era una necesidad de los mantuanos o blancos criollos (clase social a la que pertenecía Simón Bolívar y la mayoría de la oficialidad del ejército anti español), pues ya tenían el poder económico. Pero el sector mayoritario de la población, sólo aspiraba mejoras en sus condiciones de vida, soslayando la condición de ser colonia de España.
La popularidad de Boves se fortaleció a través del resentimiento de los desposeídos hacia los mantuanos. Él, de manera astuta, supo capitalizar el descontento, el rencor que tantas injusticias provocó en los pobres y conformó un numeroso ejército con esos venezolanos agobiados por las desigualdades. Boves se alió a la causa realista luego de sufrir en carne propia, la humillación e intolerancia de los criollos independentistas. Esta experiencia fomentó una poderosa sed de venganza que logró hacer realidad a través de la persecución y la muerte.
La población desposeída, campesinos, esclavos, indígenas, mestizos y trabajadores, aspiraban mejorar sus condiciones de vida y acabar con la esclavitud. Encontraron en Boves un carismático caudillo que defendía sus causas, y que compartía no solo las temibles batallas, sino también momentos de ocio, dormía y comía al igual que ellos, en medio de los campos de batalla, a cielo abierto en la llanura. El Libertador Simón Bolívar, también actuaron guiados por las ideas del enciclopedismo francés, que condujo a la Revolución francesa en 1789, cuyos valores estaban ce
Los primeros años de guerra independentista fueron muy adversos a los patriotas. El apoyo social era débil y las revueltas contra la primera y segunda República no se hicieron esperar. Los esclavos de Barlovento y el centro del país se alzaron contra los independentistas. Desde ese descontento contra los blancos criollos es donde Boves se afianza y lanza su impactante discurso de guerra racial: “odio a los blancos y reparto de sus bienes”.
En ese proceso de violencia y horror exacerbado por José Tomás Boves, murieron asesinados y en plena guerra, miles de blancos. Las haciendas eran saqueadas y quemadas. Venezuela estaba en el caos y la atrocidad provocada por el odio contra los dueños de las tierras y las personas de piel blanca, independientemente que fueran españoles o no.
Era la anarquía impulsada por los intereses, por la venganza y el resentimiento, lo que dio en sus primeros momentos, un carácter de guerra civil a una causa que debió ser, desde sus inicios, un enfrentamiento internacional de Venezuela contra España. La desolación marcó el destino de muchos lugares a lo largo y ancho del territorio, tras las acciones violentas de Boves. El mismo gobierno monárquico español envió al General Pablo Morillo a pacificar Venezuela, y cuando empezó a ordenar la estructura de gobierno, se quedó sorprendido de la cantidad ínfima de blancos que se veían en las ciudades y pueblos. La mayoría de la población era mestiza, negra, mulata. Los españoles que quedaban pedían disgregar con rapidez las tropas formadas por José Tomás Boves.
En ese capítulo sangriento de la historia de Venezuela, Cumaná no quedó exenta de las crueldades del asturiano José Tomás Boves. El año de 1814, infelizmente se convierte en un tiempo crucial para la ciudad primogénita del continente americano. Boves perseguía a los emigrantes de Caracas quienes huyendo del terror, se dirigieron al Oriente de Venezuela. Algunos registros históricos refieren que más de veinte mil personas, emprendieron el largo e incierto recorrido hacia el Oriente. Durante las primeras batallas, en las puertas de Cumaná, el 16 de octubre de 1814, Boves logra derrotar a Manuel Piar en la sabana de El Salado, encontrando camino libre para sus macabras orgías de sangre, que de hecho realizó en Cumaná, en la iglesia del Carmen, llamado hoy Santa Inés. Allí se ordenó el temible rito del baile, acompañado con música para celebrar la muerte de los blancos.
Juan Uslar Pietri, hace referencia en torno a este suceso, de la forma siguiente:
“En el saqueo a Cumaná no se respetó nada. Eran escenas comparables a las de 1792 en París. Con la destrucción de Cumaná aquellos hombres querían hacer desaparecer hasta los últimos vestigios de la sociedad colonial. La religión, la propiedad, los blancos, todo, absolutamente todo quedó destruido. Aún varios días después continuaron los asesinatos y los saqueos”.
Entre los asesinados en Cumaná por el ejército infernal de Boves, se encuentra el músico Juan José Landaeta, autor de la música del himno Nacional de Venezuela, también dos hermanos del futuro gran mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre: Vicente y Magdalena Sucre y casi todas las familias que salieron emigrando de Caracas fueron exterminadas allí.
Boves continuó su itinerario de muertes por el oriente del país, acompañado de su leal y numeroso ejército, llamado “la legión infernal”. La admiración y afecto que los soldados sentían por el carismático caudillo, impulsaban la vehemencia que mostraban en cada lucha, en cada violenta acción para apoyar la causa realista.
Una derrota tras otra, marcaron el fatal resultado de las fuerzas patrióticas. En todo momento Boves hizo gala de su supremacía, de su táctica, de su inteligencia bélica, además de su crueldad. No obstante, a finales del año 1814, en Úrica, el valiente Boves libra su última batalla. El 4 de diciembre, a los 32 años, el adalid de los desposeídos muere como consecuencia de una lanzada. Se ha establecido que el autor de la muerte de José Tomás Boves en Úrica, fue Pedro Zaraza.
Algunos historiadores coinciden en que Boves, fue un notable precursor a favor de la causa de los desposeídos en Venezuela, y que si bien, fue despiadado y cruel con todo lo que representaba el poder y los privilegios de los blancos, es justo reconocer su intensa lucha por la igualdad social. Pero su espíritu vengativo y actitud sanguinaria, le quita el lado humanista y visionario en su avance victorioso en la guerra, que lo conduciría necesariamente, en caso de haber tenido éxito a la implantación de una férrea dictadura.