Santiago de Chile, mayo 2 - "Se nos fue nuestro querido Max no hay palabras para retratarlo. ¡Gracias por tanta honestidad, por tanta belleza y tanta bondad!".
Ese es el mensaje de despedida que compartieron los integrantes de la banda chilena Inti Illimani, tras la muerte este martes de su compañero y fundador Max Berrú.
Berrú falleció por un cáncer a los 74 años.
Nacido en Ecuador, fue en Chile donde desarrolló una carrera artística que lo convirtió en un referente de la música latinoamericana ligada a las ideologías de izquierda.
El cantante y compositor se radicó en Santiago de Chile en 1962, cuando ingresó a estudiar en la Universidad Técnica del Estado
A pesar de ser ecuatoriano, Berrú dedicó su vida a cantarle al pueblo chileno, y a través de este a todo el continente. El músico llegó a Valparaíso en 1962, como parte de la delegación de fútbol de su país que participaba del Mundial de Chile. Terminó echando raíces en Chile, donde como estudiante de la entonces Universidad Técnica del Estado conocería a Coulon y Horacio Durán, con quienes formaría Inti-Illimani junto a Salinas. El trasfondo cultural de Berrú sería fundamental en el sonido del grupo, mezclando el folclor chileno con sonidos de toda Latinoamérica.
Su compromiso con las causas sociales lo transformarían en una voz activa en los años de la Unidad Popular, donde trabó además amistad con Víctor Jara, y lo llevarían al exilio por 15 años tras el inicio de la dictadura militar en 1973. A pesar de ser extranjero, Berrú vivió su vida personal y profesional como un chileno más.
“Fue un personaje del realismo mágico. Yo escuché las historias que García Márquez escribiría después en Cien años de soledad de la boca de Max, antes que saliera el libro. El Max era único. Uno podría decir que es la personalidad de los ecuatorianos, pero él era especial”, dice un muy emocionado Jorge Coulon. Su ex compañero y amigo estuvo con Berrú en sus últimos días, visitándolo en su casa la semana pasada. “Uno lo veía muy deteriorado, pero seguía siendo el Max de siempre, haciendo planes. Quería viajar ahora en mayo a Valparaíso. Pero él estaba muy tranquilo, muy sereno. Decía que ya había hecho todo lo que tenía que hacer”, dice. Berrú seguía pensando en tocar en vivo con su grupo Los Insobornables, además de hacer un libro sobre su vida, trabajo que según Coulon, queda inconcluso, ya que “sólo él tenía la documentación necesaria para hacerlo”.
“Era un hermoso ser humano. Era muy difícil encontrarlo enojado, al contrario, era muy conciliador. Disfrutaba mucho su trabajo y por eso mismo se mantuvo al margen de los conflictos de Inti-Illimani, porque los quería a todos. Por él, ese quiebre jamás habría pasado”, dice Roberto Márquez, de Illapu. Si bien Berrú no tomó nunca un bando en el quiebre de su ex grupo, si fue crítico con uno de sus antiguos compañeros: “Para mí el principal culpable es Horacio Salinas. Él quiso hacer todo (…) No es fácil convivir con alguien que hace una selección de las amistades. Yo lo encuentro arribista”, decía a La Tercera. Hoy, Salinas no contestó las llamadas de este medio.
Sus colegas también destacan la labor del fallecido músico en las luchas sociales. “Uno siempre lo encontraba en los lugares en los que había que ser solidario; sea de los detenidos desaparecidos, de derechos humanos. Era un hombre inmenso. Es una pérdida tremenda, porque se va un hueón grande en el día mundial de los trabajadores. Y ese pueblo y esos trabajadores a los que les cantó toda su vida no lo olvidarán”, dice Amaro Labra, líder de Sol y Lluvia, y diputado PC.
“Yo he sido un hombre de bien, un hombre bueno y solidario. He sido preocupado por los demás y eso hace que a uno lo quieran” decía Berrú en la entrevista de septiembre. Los que hoy lo recuerdan parecen darle la razón.