El jueves 12 de agosto, continúa el calvario del Cacique Sabino Romero, Alexander Fernández y Olegario Romero, compatriotas Yukpas de la Sierra de Perijá, pero ahora en el estado Trujillo, puesto que el juicio fue radicado allá, alejándolo de su territorio, de su familia y sus afectos. Igualmente el compañero estudiante de la UBV Táchira, preso por defender esta universidad de la revolución de los ataques de estudiantes de la oposición, y cuyo juicio fue trasladado a Caracas y se encuentra preso en el Helicoide.
Nos recuerda a los miembros de la ETA española, que los trasladan a Francia usualmente para seguirles juicio: otro país, otro idioma, otro territorio y la lejanía de la familia… cualquier parecido con la realidad Yukpa y de Sanguino es pura coincidencia…
Lo más terrible de esta aberración jurídica en tiempos de revolución es el silencio. El silencio de todos los medios públicos y privados, a excepción de algunos medios alternativos o comunitarios que han acompañado las diversas movilizaciones que se han realizado desde que comenzó este drama el año pasado, y que no contribuye a visibilizar la gravedad del hecho que ambos casos violentan el proyecto del Estado de justicia, (puesto que el de derecho ya lo teníamos), que contempla la Constitución Bolivariana que tanto nos ha costado defender y materializar en estos diez años.
Y es que precisamente materializar el proyecto bolivariano en medio del Estado Burgués que no termina de morir, pasa por el mayor de los cambios que es la revolución cultural, condición sin ecua non de una verdadera revolución, y en nuestro caso aquello que incluye el que nos asumamos como ciudadanos multiétnicos y pluriculturales, en un Estado que además en su característica de burgués, rechaza de manera oculta e hipócrita esta característica, precisamente porque han sido 500 años de “blanqueamiento occidental” lo que se nos ha inoculado y lo cual nos impele a rechazar cualquier cosa que no tenga tinte “blanco europeo” o “yanqui”.
La falta de información aunada al hecho que algunas personas que si saben, pero que no asumen el problema de los pueblos originarios como propios, opaca el drama Yukpa y el de los pueblos originarios en general, pues como dijera el dramaturgo alemán Bertold Brecht:
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guarde silencio, porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no proteste, porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme,
no
había nadie que pudiera protestar.
En
el caso de Venezuela en el actual momento
de contradicciones del proceso bolivariano, podríamos decir:
Cuando el TSJ dijo “preñado de buenas intensiones” que hubo “un vacío de poder”
Guarde silencio, porque ya Chávez estaba libre,
Cuando mataron a los 250 dirigentes campesinos,
No proteste, porque yo no soy campesino.
Cuando mataron a los líderes de los sindicatos y movimientos de trabajadores,
Guarde silencio, porque no soy sindicalista.
Cuando la DISIP detuvo y torturo a la estudiante de la UCV y militante del PSUV Mailyn Delgado,
No proteste, porque no soy estudiante.
Cuando detuvieron al estudiante y militante del PSUV Táchira William Sanguino,
Guarde silencio porque no soy militante del PSUV.
Cuando detuvieron y mantienen desterrado en Trujillo al Cacique yukpa Sabino Romero,
No proteste porque no soy yukpa.
Cuando vinieron a buscarme,
No
había nadie que pudiera protestar.
Todos y todas somos Yukpas, porque la lucha, todas las luchas, toda la resistencia de nuestros pueblos originarios, las luchas de los campesinos y campesinas, estudiantes, trabajadores y trabajadoras, es la lucha del pueblo, del pueblo que ha sido despojado desde hace 500 años de su ser originario, de su territorio, de su cultura.
Por ello
el caso de Sabino, de Williams y de tantos campesinos muertos, no puede
sino movernos a todos y todas, porque cuando vengan a buscarnos… no
habrá nadie que luche o proteste.
12 de agosto 2010