El llamado y las acciones que el presidente Nicolás Maduro ha emprendido contra la corrupción, no deben ser consideradas como hechos que deban sumergirse en el morboso pantano del rumor, en las satanizaciones personalizadas o en victimizaciones obtusas, allí en ese territorio seremos presa fácil de la guerra de operaciones psicológicas que el imperio despliega con el fin de propiciar fracciones internas y desgastar la disposición combativa y el ánimo revolucionario del pueblo trabajador.
Por el contrario, cuando el presidente decide atacar la corrupción, está apuntando al principal mecanismo que dispone la burguesía, para influir sobre la organización del estado liberal y mantener su dominio como clase, recordemos una gran enseñanza del dirigente revolucionario Soviético Vladimir Lenin quién citando a Engels en el Estado y la Revolución expresó: “la riqueza ejerce su poder indirectamente pero de un modo más seguro, y la ejerce mediante la corrupción directa de los funcionarios y la alianza de los gobiernos con los bancos”.
Este es el cuadro que la ideología liberal que impulsan los medios y los lugares comunes presenta, “apuntar solo a los corruptos, invisibilizando al corruptor y manteniendo las mismas estructuras que posibilitaron su alianza”.
En Latinoamérica, una de las principales formas de enriquecimiento se realiza mediante la corrupción, hay muchos casos de burguesías que inflaron al máximo sus recursos sobre esta base, Carlos Slim, el denominado “rey Midas”, es uno de los hombres más ricos del mundo, él mismo compró la empresa estatal de telefonía al estado por $1,760 millones (un precio ridículo, conseguido por funcionarios socios), en la actualidad la misma empresa se valora en más de 20 mil millones de dólares. Otro empresario Forbes que se apoyó de las influencias de amigos funcionarios en el estado fue el brasileño Eike Batista quién fue el beneficiario del viento neoliberal que por décadas soplaron en Brasil.
En Venezuela ha quedado por debajo de la mesa el video que involucró al empresario Wilmer Ruperti y el diputado Heliodoro Quintero del partido Un Nuevo Tiempo, en donde se señala que en la cuarta república se asociaron al anterior presidente de PDVSA: Luis Giusti para otorgarle contratos al empresario Ruperti quien reconoce que gracias a estas gestiones pudo incrementar su fortuna en más de 20 millones de dólares.
Así como Ruperti, esta burguesía parasitaria mueve sus hilos en el estado para incrementar sus riquezas, son estos los corruptores en una estructura hecha a la imagen y semejanzas de asociaciones mafiosas con funcionarios corruptos. Pero ¿que posibilita la corrupción?
Consideramos como soportes claves de la corrupción:
1. La estructura jerárquica del estado en donde las decisiones se toman sin que medie un control social por parte de los ciudadanos y los productores, tan solo existen controles administrativos saltables para la burguesía
2. La ideología liberal que naturaliza la separación del pueblo trabajador de la sociedad política, de las decisiones y la cultura del afán de lucro muy asociada a la corrupción en todos los niveles.
Allí deben ir los tiros de la Ley Habilitante, pulverizar las estructuras jerárquicas, destruir todos los privilegios especiales que separen al funcionariado del pueblo trabajador, controlar a los ministerios con consejos el poder popular como lo ha planteado Nicolás Maduro y en esta misma línea la organización de las comunas y de los consejos de trabajadores para ir asumiendo las competencias del vetusto estado burgués tan infuncional para los pueblos como corrupto para la burguesía, es este el legado del comandante Chávez: “construir nuevas formas de gestión de la política, el poder popular y a la transición al socialismo”, aquí debe estar el compromiso y la lealtad de los revolucionarios, solo así acompañamos fielmente la lucha que ha abierto el presidente Nicolás Maduro.