De cómo un Presidente somete a tratos degradante a detenidos y se subroga funciones de los jueces

Durante una alocución presentada por el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, éste presentó supuestas pruebas que vinculan a la dirigencia opositora venezolana con los recientes actos de violencia contra infraestructuras de organismos oficiales y locales comerciales. Dichas pruebas consistieron en las confesiones (presentadas mediante un video la cadena televisiva) que rindieron dos detenidos (Guido Rodríguez y uno de los hermanos morochos de apellido Sánchez), en las cuales se confiesan culpables de estar supuestamente implicados en los actos de violencia durante las  recientes manifestaciones opositoras, y acusan a dirigentes de partidos opositores de ser sus financistas

Ahora bien, nuestra carta magna consagra en su articulado principios de obligatorio cumplimiento para todos los ciudadanos, instituciones del Estado y funcionarios públicos de cualquier rango en materia de Derechos Humanos y Civiles, seamos culpables o inocentes, por los cuales toda persona privada de libertad por las causas que sean, deberá ser tratada con dignidad. Está prohibido en nuestra constitución atentar contra la integridad de las personas, mediante torturas, humillaciones e irrespeto (Art. 46 CRBV).

En este sentido, la presentación de la supuesta confesión de dos detenidos, mediante un video, durante una alocución televisiva por parte del presidente de la república, en la cual pudimos ver a uno de los detenidos sentado en el suelo, con el torso desnudo, en un cuarto oscuro y con paredes sin pintar, sin la presencia de un Fiscal del Ministerio Publico, Defensor Público de Presos o abogado defensor, constituye un hecho público y notorio de abuso de poder, al someter al escarnio público a dos personas que sólo mediante un debido proceso y respetando el sagrado principio constitucional del derecho a la defensa podrán ser juzgados por sus jueces naturales; tal cual lo contempla el  Art. 49  de la CRBV y no el presidente de la república en una alocución televisiva nacional; subrogándose funciones que solo corresponden a los jueces del poder judicial.

El presidente ya los condenó sin garantías judiciales y administrativas, violando los derechos de esos detenidos al debido proceso y a no ser sometidos a tratos  crueles, inhumanos o degradantes.   

En este contexto, los principios constitucionales en resguardo de la integridad física, psíquica y moral de las personas, sean inocentes o culpables, están establecidas en casi todas las constituciones del mundo. Surgieron como consecuencia de todos aquellos regímenes que privaban de las garantías de defensa a los acusados por cualquier delito y además  se consideraba ajustado a derecho. Es por ello, que desde nuestros espacios de trabajo, exigimos a las autoridades de mayores responsabilidades en este país a someterse a los principios consagrados en nuestra constitución en materia de Derechos Humanos y Civiles  y no ponerse al margen del ordenamiento jurídico vigente utilizando la máxima de los estados forajidos: “Ojo por ojo y diente por diente”. Debemos tener presente que los gobiernos modelan conductas a los ciudadanos y lo que presenciamos anoche por televisión está muy  lejos de ser una conducta digna y ejemplar de un mandatario nacional en un estado democrático y con supuestas intenciones de construir el socialismo. 

Finalmente, la bochornosa actuación del presidente Maduro en la alocución de anoche (16/04/2017)  simboliza una violación e involución en materia de Derechos Humanos. Introduce prácticas realizadas  en épocas pasadas por regímenes  fascistas que plagaron de horror a la América Latina,  utilizando la justicia militar como instrumento de represión de los pueblos. Debemos ser vigilantes en el fiel cumplimiento de los derechos Humanos por parte de los entes y funcionarios del poder público, los cuales deben ser respetados seamos personas culpables o inocentes; con posiciones ideológicas de izquierda o de derecha; opositores u oficialistas; blancos, negros o indígenas; católicos o ateos; nacionales o extranjeros; heterosexuales o sexodiversos; jóvenes o adultos mayores; pobres o ricos. Todos somos seres humanos y tenemos derechos civiles que deben ser respetados por cualquier gobierno de este planeta y sobre todo del nuestro con una de las constituciones más avanzadas del mundo la cual recoge un legado histórico de lucha por los principios democráticos.     

Maracaibo, abril de 2017.



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Carmen Alicia Hernández Rodríguez

Abogada. Investigadora de los movimientos sociales

 carmenaliciahr@yahoo.com

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