Guarimbas. Terror, Muerte e Hipocresía

Quien pudiera imaginarse, un pueblo con tanto aguante, con tanta insistencia por la vida y no con pocos hijos capaces de llevarlo al caos terrorista. Y que en medio de esta barbarie siempre emerja tan fuerte y solido capaz de olvidar y perdonar a quien encapuchado de irracionalidad, impunidad y droga; trata de mantenerlo en un vil laberinto de locura politiquera que solo conduce al sufrimiento general de una población que atónita mira, perdiendo así su capacidad de asombro ante la bestialidad humana hecha protesta y cotidianidad.

La muerte, en las violentas protestas o anárquicas manifestaciones de rechazo al chavismo; son ya una lógica presunción solo en la convocatoria, reflejando así el consenso entre convocantes y convocados, entre la mediática y un liderazgo político responsable evidentemente de estas pocas pero peligrosas escaramuzas en focos de violencia que yacen en varios puntos de nuestra geografía nacional. Los cibernautas se preparan antes de las manifestaciones para dispersar la muerte de un ser humano, a favor de lograr una macabra "tendencia" en sus dominios o campos sociales 2.0 que son ahora de guerra.

A los convocantes ya no les importa la edad, sexo, raza, nivel económico, profesión u otro aspecto de la próxima víctima. Claro ellos jamás caerán muertos en una guarimba, eso es solo para valientes y allí no califican. Ellos, los convocantes, solo ven un objetivo mediático de nivel mundial donde aparezca Venezuela como el país del asesinato en protestas pacificas. Hay medios que Incluyen colocación de imágenes de otros países y acusan que el hecho es en esta nación. La muerte es la noticia favorita para la MUD, los medios, las redes, y de la radio bemba opositora en las cafeterías nocturnas o mañaneras y supermercados u oficinas al otro día de la masacre. La víctima y su número es lo que importa en la satisfactoria conversa.

Quizás causar terror es un delito, en Venezuela por los vientos que soplan es una proeza, en la (y que) resistencia en su más angelical fachada. Vemos aplausos en los videos colgados cuando una bomba artesanal mortal explota, pero lo hacen con más euforia cuando impacta o sacude a un ser humano y lo lesiona. Todo está permitido en las guarimbas si el resultado final es aterrorizar a vecinos, transeúntes, comerciantes, compradores, periodistas, mujeres, hombres, niños o ancianos pero sobre todo si es a un chavista, también les da alegría si muere un guarimbero. La peor experiencia venezolana histórica, política y social es que todo este terror quede impune. Y que no tenga hoy una institución que obligue a hacer justicia, acusándolos ante la ley con la más enérgica contundencia ya es dé por si, una tragedia nacional.

Lo peor de esta pesadilla venezolana es la horrenda hipocresía que exhiben nuestros políticos y algunos medios a la hora de "y que honrar a los mártires". Los convocantes aparecen emperiguechados y maquillados en estos actos, "cual película norte americana". Son capos del terror disimulando el horror causado por ellos mismos y culpando a NICOLAS. Llantos fingidos, duelo solo en las palabras, cantos sin alma, declaraciones y trompetas son el triste adorno retorico de un velorio mediático. Solo los familiares de las víctimas emanan dolor y llanto sincero. Allí se presentan incluso los mismos asesinos materiales y abrasan a padres y a familiares de sus víctimas con su desbordada hipocresía criminal.

En Maracaibo por ejemplo, murió un joven estudiante de medicina, nunca debió morir, fue un hecho absurdo como toda muerte en esta circunstancia. No debió haber guarimba, ni convocatoria, ni barricada, ni encapuchados asesinos de transeúntes. Debió acontecer en cambio un día normal de trabajo, estudios, compras, de clínica, de cine, debió ser un día lindo para todos los maracuchos y también para todos los venezolanos. Pero no fue así, la muerte esperada para postearla en la red fue un hecho. La muerte esperada para culpar a los chavistas de nuevo fue una realidad. La muerte esperada para denunciarla al mundo, fue servida en bandeja de plata.

Cuánto dolor invadió Maracaibo, los medios impresos impactaron con sus portadas. Los locutores y sus preámbulos inspiraron rabia, dolor e impotencia. Todos los padres del mundo ese día perdieron un hijo. Toda una ciudad impactada por una horrenda y absurda noticia. Algunos radiales decían que fue un guerrero, otros que fue un mártir, la mediática loqueaba para calificarlo como concursando para ver quien la pegaba con su calificación para el joven muerto en una injusta ocurrencia.

La hipocresía en este incidente colmo sus límites. Por un lado la dirigencia opositora, sus medios de comunicación, sus cuentas en la web reventaron anunciando culpables; que si colectivos, que si chavistas, que los guardias, que Arias y sus secuaces, que gente de San Francisco, que el hijo de un comisario, que la PTJ y un largo ETC. Por el otro la alcaldesa de Maracaibo, culpable también de esta muerte, por permitir; la guarimba, el caos vial en ese momento, las barricadas, la libertad de tránsito y amparo de asesinos terroristas en estas zonas y en su más demostrable acto de hipocresía, le quito el nombre de AVENIDA FUERZAS ARMADAS y le colocó el nombre del joven fallecido en esa misma avenida, congraciándose así ante la opinión pública y familiares dolidos. Como queriendo borrar su inmensa culpa de los sucesos horribles de ese día, como soldado del terrorismo que es, como luchadora incansable para destruir nuestro estado nación, como todo un fanático antichavista.

Hay indiciados por el lamentable y doloroso hecho, pero no están todos los que son. ¿Quién acusara a los promotores de esta protesta violenta? Le preguntarán en un juicio a los cobardes lideres zulianos de estas convocatorias, el porqué violentaron la paz de la zona. Dará sus causas la alcaldesa de su permiso culposo para esta muerte. ¿Quién armó? a esos encapuchados que agreden a quien esquiva las vallas de tranca o barricadas. Declararán en el juicio los que colaboran con estos asesinos y viven en esa zona. Este incidente mortal tiene muchos culpables, lamentablemente los verdaderos responsables absolutos ni siquiera tendrán una acusación. La justicia debe prevalecer junto a la razón y la lógica. Sea este hecho y su desenlace el comienzo del fin del terror, la muerte, las guarimbas y la hipocresía politiquera.



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Pedro Barrera


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