Para quienes creemos que un modelo que destruye el planeta atenta directamente contra las personas, preguntarse si la huelga feminista del próximo 8 de marzo es ideológico, político u otros adjetivos más que vienen aplicándole algunas organizaciones a este movimiento internacional imparable y necesario, es sencillamente absurdo. Yo me pregunto, ¿cómo no va a ser ideológico y político?. ¿Quiénes han consolidado y mantenido en el tiempo un modelo heteropatriarcal, machista, jerárquico, insostenible, implacable, agresivo, individualista, competitivo, violento, que fomenta la desigualdad, la injusticia social, la invisibilización de las mujeres, el consumo incontrolado y la apropiación en manos de unos pocos de los recursos naturales de los territorios para hacer caja?.
Es curioso que algunas organizaciones políticas como el Partido Popular y Ciudadanos que se apropian de las pancartas en las manifestaciones contra la violencia de género ocupando siempre las primeras filas, califiquen el paro internacional del día 8 de marzo como un paro ideológico para justificar que están en contra y que no participan. Realmente lo que quieren decir es que no tienen un compromiso con la igualdad real y con el cambio social necesario para conseguirla. Pretenden seguir beneficiando a las empresas que no contratan mujeres porque se quedan embarazadas, que las mujeres sigan asumiendo los cuidados de las personas dependientes, o vulnerables de manera invisible y gratuita, que en sectores como la agricultura y la hostelería, levantado habitualmente por mujeres, la contratación de mano obra barata y sin derechos y el engrosamiento de las listas de paro siga siendo la tónica, que los niños sigan queriendo ser reyes o príncipes y las niñas princesas, a ser posible consortes, y mudas.
Esto es lo que escoden al no apoyar el paro del día 8 de marzo. Enmascaran la desigualdad haciendo que las mujeres imiten comportamientos de hombres trasnochados que no responden a las nuevas masculinidades, carentes de sensibilidad, empatía, solidaridad. Diciendo y repitiendo como un mantra que para triunfar en esta vida tienes que demostrar, que es una cuestión de mérito y capacidad y que si no demuestras no tienes derecho a ser visible, a estar, a contar, a trabajar, a opinar, a expresar. Esto es lo que esconde esta falta de apoyo. El cambio les da miedo porque avanzar hacia una sociedad feminista es mucho más que luchar contra la brecha salarial. Es cambiar nuestra manera de consumir, de educar, de cuidar, de relacionarlos, de vivir. Es avanzar hacia una sociedad horizontal, sin jerarquías verticales, justa, cuidadosa con nuestro territorio, que ponga en el centro a las personas y al planeta y no la producción. Es acoger a las personas vengan de donde vengan y que cuenten. Todas y todos contamos, por el simple hecho de ser personas.
¿De qué hablan cuando apelan al mérito y capacidad?. Quiero una definición que vaya más allá de la "titulitis", las carreras profesionales, los salarios altos, los niveles altos de idioma, a ser posible dos o tres idiomas, tener varias propiedades a tu nombre, no conciliar, no cuidar, no pensar, no vivir, no dormir, no disponer de tiempo para los demás. ¿Señores y señoras de la derecha española? Insisto PP y Ciudadanos, ¿de esto trata el mérito y capacidad? Pues yo creo que no estoy capacitada ni tengo mérito alguno porque para mí son otros los valores y actos que demuestran ese mérito.
Quizás no estén escritos, pero señoras y señores, desde mi modesta falta de mérito y capacidad he escuchado también a muchos hombres y mujeres que no creen en el paro feminista en no pocas ocasiones refiriéndose a otros ámbitos una frase que dice "el papel lo aguanta todo". Desde mi humilde saber y entender esto viene a decir que algunos y algunas con muchas acreditaciones y títulos son una auténtica estafa. La sabiduría y el conocimiento está vinculado a las inquietudes de las personas, a sus sentimientos hacia los demás, a su motivación para transformar las cosas, a su dedicación para mejorar nuestra convivencia, a su lucha por reducir la desigualdad, a cuidar y dar amor a las personas de su entorno próximo, a respetar la diversidad cultural, sexual, funcional, religiosa, etc., a ayudar a las personas que sufren a superar las dificultades y a que puedan tener oportunidades para su crecimiento personal. Esto es mérito y capacidad, y en estas materias vitales, como en otras, las mujeres somos "Doctoras Honoris Causa".
Mientras los señores y señoras que rinden pleitesía a banqueros y banqueras, monarcas, a grandes multinacionales que envenenan nuestros alimentos con fertilizantes, sigan manipulando los conceptos y los mensajes a su antojo y beneficio, mientras sigan forzándonos a ser heroínas, produciendo y consumiendo sin piedad, mientras sigan usando nuestros cuerpos para evadirse de sus problemas de autoestima e insatisfacción, por cierto problemas masculinos alimentados por este modelo productivo despiadado, mientras sigan imponiendo la maternidad para subir la natalidad al tiempo que nos penalizan laboralmente cuando damos el paso de ser madres, mientras el sistema educativo siga manteniendo los roles de niños competitivos, agresivos, triunfadores e individualistas y niñas humildes, prudentes, sencillas, preparadas pero delicadas, no lograremos avanzar hacia la igualdad real y seguirán siendo absolutamente necesarios los paros feministas.
Tenemos que lograr este 8 de marzo y los días sucesivos que se haga visible al mundo la cruda realidad que es que "si nosotras paramos el mundo se para". Esto que es una verdad absoluta no quieren tener que reconocerlo públicamente. Ni tan siquiera los medios de comunicación convencionales. Yo estoy segura de que vamos a contagiar a muchas mujeres y hombres a sumarse a este paro, a colgar sus delantales. Vamos a ser capaces de visibilizar lo importante. La prioridad somos las personas. Porque estamos antes que cualquier bien material, antes que cualquier entidad financiera, antes que el pago de la deuda, antes que cualquier frontera. Y todo esto vamos a expresarlo y canalizarlo desde el feminismo que incomoda porque no hay otra manera de hacerlo, porque el patriarcado no ha sido capaz y porque definitivamente si seguimos su senda estamos abocados a seguir perpetuando el fracaso, el dolor, la injusticia, la desigualdad y a seguir devorando el planeta.
Los valores del feminismo se tienen que abrir paso para transformar la sociedad, cambiar el modelo productivo y volver a sentirnos seres humanos.