Cuando vivimos la experiencia del nacimiento de una Nueva Sociedad, a través de la discusión del surgimiento del Socialismo del Siglo XXI, los cristianos y cristianas nos encontramos en la encrucijada histórica del momento Gramsciano de la transformación de las sociedades y esto nos obliga a ubicarnos del lado de la historia que puja por nacer hacia un nuevo orden social de liberación y a distanciarnos de ese lado que lucha por mantenerse.
Si definiéramos lo que significa para nosotros la Iglesia podríamos decir que esencialmente la Iglesia es Comunidad, y para ser comunidad deberíamos detenernos en el significado que para nosotros y nosotras como cristianos representa COMUNIDAD. Ya Lucas nos define el verdadero sentido de ser Iglesia-Comunidad desde los inicios mismos de la misma: "Todos estaban asombrados a causa de los muchos milagros y señales que Dios hacía por medio de los Apóstoles. Todos y todas los creyentes estaban muy unidos y compartían sus bienes entre sí; Vendían sus propiedades y todo lo que tenían, y repartían el dinero según las necesidades de cada uno…" (Hechos2 43 al 45.) La iglesia nace como comunidad de contracultura con respecto a la cultura del impuesta por el imperio Romano, en toda la cuenca del Mediterráneo, Nace como Otra forma de relacionarse las personas desde la igualdad y una fraternidad novedosa, que enfrenta a la persona que cree con el otro y la otra en solidaridad.
Esencialmente la Iglesia –Comunidad, es Comunicación veraz, porque el fenómeno Iglesia nace como consecuencia del mandato de ir por todo el mundo y comunicar la Nueva y Buena Noticia de un Mundo Otro o Nueva Sociedad ejemplificada en el Reino de Dios predicada por Jesús.
Dice la Biblia que la creación de la humanidad solo es posible por la necesidad de Dios de comunicarse. En los albores de la historia, tal como lo narra el libro del Génesis en la parábola de la creación, describe el acto creativo como acto dialógico: "Hagamos al hombre a nuestra imagen" (Génesis 1: 26.) Esto lo confirma San Juan en su evangelio, cuando describe a Jesús, Modelo de Nueva Humanidad, como la Palabra: "En el principio ya existía la Palabra y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios". (Juan 1:1)
Por todo esto, a lo largo de toda su existencia, la Iglesia es esencialmente Comunidad dialógica que nace en el encuentro con el otro y la otra, y facilita el dialogo y la integración en igualdad. Las pequeñas comunidades de fe, que dan paso a lo que con el tiempo sería conocido como Iglesia, eran el lugar preciso para la comunicación y la vida comunitaria en equidad. El germen de la Iglesia es la Igualdad social, de género, cultural y económica. Esclavos y libres, ricos y pobres, soldados y ciudadanos comunes se encontraron sin discriminación en la comunidad de fe, tal como lo deja ver San Pablo: "…Al unirse a Cristo en el bautismo, han quedado revestidos y revestidas. Ya no importa el ser Judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos somos uno". (Gálatas 3: 27 y 28).
Iglesia significa en su idioma original Asamblea y esto es igual en el griego del Nuevo testamento (Ekklesia) como en el hebreo del Antiguo testamento (Kahal), Nace la Iglesia aun en su protoorigen, como comunidad de la Palabra y la participación.
Los derechos Humanos, aunque se definen como una conquista de la revolución francesa y las luchas burguesas, tienen su origen histórico milenario en lo que conocemos por los Diez Mandamientos, legislación adelantada en miles de años a los principios modernos de los derechos Humanos.
Derechos Humanos y Palabra en el Nuevo testamento, están íntimamente relacionados. Fueron escritas estas leyes en tablas, denotando así la voluntad de los legisladores (Dios Y Moisés) de que fueran principios eternos del relacionamiento de los seres humanos en respeto y solidaridad. Principios éticos y de derechos Humanos que fueron potenciados a su máxima expresión en las palabras de Jesús: "Les doy este Mandamiento Nuevo: Que se amen unos a los otros…Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta que son discípulos míos". (San Juan 13. 34 y 35).
Si la Iglesia no se pone de lado de los derechos Humanos, entonces deja de ser Iglesia de Cristo. Tradicionalmente en nuestro país la Iglesia-Institución ha sido Iglesia-poder y como tal ha estado ligada al poder político y económico. Esto es la desnaturalización de la verdadera Iglesia del Nuevo testamento, recordamos un principio fundamental de la iglesia popular que dice: "Iglesia que no sirve, no sirve".
La Iglesia nacida en la América latina en los años sesenta y conocida como Iglesia liberadora por los postulados de la Teología de la liberación, viene a ser el rescate de Aquella iglesia- pueblo del Nuevo y del antiguo testamento. La teología de la liberación, nace de una experiencia verdaderamente dialógica en la cual las comunidades eclesiales de base juegan un papel fundamental en el rescate de la imagen de la iglesia –pueblo que lucha por la liberación de los pobres y oprimidos, de la Iglesia-Asamblea que está llamada a desempeñar un papel fundamental en la construcción de esa democracia participativa y protagónica que se construye en esta Revolución Bolivariana.
Considero que el papel fundamental de la Iglesia, en esta etapa de arranque de los cinco motores Constituyentes, es esencialmente pedagógico-comunicaciónal. La Iglesia debe contribuir desde su ministerio pedagógico a la formación del pueblo, encarnando su Ministerio en medio de la gente, especialmente los más necesitados.
En esta etapa de este proceso revolucionario Iglesia, Comunicación y Derechos Humanos son conceptos íntimamente relacionados, porque no podría existir ninguno de ellos sin existir los otros dos.
¿Cómo podríamos ser Iglesia sin un compromiso real y profundo con los derechos humanos y con la Comunicación?
Claro para que estos tres elementos puedan coincidir en determinados momentos históricos, tendría que verse desde la perspectiva del ser Verdadera Iglesia, que defienda de verdad a los derechos Humanos desde una perspectiva verdaderamente universal que supere los meros conceptos burgueses y sobre todo que propicie la verdadera comunicación en un compromiso verdaderamente dialógico y participativo.
El Momento histórico que nos ofrece la Revolución Bolivariana, es el camino de la Construcción del Reino, de la Nueva Sociedad, de ese Mundo Otro, necesario e imprescindible. En este Mundo Otro el papel de la iglesia es fundamental en la construcción de la Nueva Humanidad, porque este es un punto de convergencia entre la Revolución Bolivariana, la Biblia, los Evangelios y la Teología de la Liberación.
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