Nayib Bukele ha convertido en un gran negocio las cárceles del Salvador, a través del negocio transado con Donad Trump, quien recibirá 6.000 dólares por cada migrante venezolano que sea enviado a las mazmorras de ese país, compatriotas que no han cometido delito alguno en Estado Unidos, menos en el Salvador. Esta criminal, inhumana y deleznable acto de detener, en este caso de secuestrar, por el hecho de ser venezolanos, sin fórmula de juicio, sin derecho a la defensa y ser enviados al Salvador; Algunos de ellos hasta engañados, les habían dicho que iban a ser trasladados a Venezuela. Hay que resaltar que un acto de esta naturaleza, no tiene precedentes en ningún país del mundo y así de repente el presidente del país de las hamburguesas, como dice alguien por ahí, se le despertó un inusitado rechazo u odio hacia los venezolanos. El gobierno del presidente Maduro, había llevado a acuerdos con el mismísimo Trump, de enviar aviones para traer a esos connacionales, como en realidad se hizo en tres oportunidades; pero de repente, Trump que es un elemento impredecible, que se cree el amo del mundo, reculó. El hermano país de México, a través de Conviasa, está enviando a aquellos connacionales, que quieran regresar a su patria.
Decía en el artículo anterior (Nayib Bukele; un peón del imperio) y lo hacía en forma somera, que detrás de este espinoso caso esta medida la ultraderecha golpista y fascista, actuando en las sombras y hacía mención de la sayona, Leopoldo López, Guaido; pero no sacaba a relucir a otros; que tienen hoy, una relación muy estrecha en el gobierno de Bukele. Una de ellas es la señora Sara Hanna Georges, que llegó allí de la mano de Leopoldo Lopez y Lilian Tintore y hoy luce como una de las mujeres de mayor poder en ese país. Ha recibido dinero de la USAID; estuvo vinculada a la operación Gedeon junto con Guaido. Otro de los que tiene una amistad muy estrecha con el presidente del Salvador es Lester Toledo, militante de Voluntad Popular; pieza clave de Leopoldo López y participante también, de la operación Gedeon. Cercano a este señor, nos encontramos a Santiago Rosas, compañero de trabajo en la alcaldía del Hatillo, en la época de Smolansky. Este señor es un flamante asesor en el área de seguridad de Bukele, dentro de sus ejecutorias estuvo el plan de militarización del parlamento salvadoreño. Dentro de esa maraña de individualidades de la oposición ultrosa esta Juan Carlos Gutiérrez, que ocupa el puesto como responsable de la anticorrupción. Toda esta claque está estrechamente ligada a la sayona, son la mano certera y artera que direcciona a Bukele para entrar en conversación con Trump y presentarle tan criminal y suculento negocio. Este accionar, de estos, que dicen ser venezolanos, deben recibir en forma ejemplarizante una respuesta del pueblo venezolano como traidores de la patria. Silenciar esta aberrante injusticia es convertirnos en cómplices.