Cecilio Canelón, era sobrino de Desiderio Canelón el mismo de la canción de Ali Primera “Me lo contó Canelón”. Cecilio fue capturado en 1964 como él lo cuenta, y ciertamente sirvió como correo al Frente Guerrillero Ezequiel Zamora del Bachiller en Miranda, norte de Venezuela, cuyo Comandante para la época era Fernando Soto Rojas, durante los años 64, 65, 66 y 67. Miembros de su familia fueron asediados, torturados y algunos de ellos asesinados, sin embargo el nunca negó, delató o traicionó a su grupo, fue un verdadero héroe de la entereza heredada de la raíz aborigen tomuza que habitó esos mismos territorios durante la guerra de resistencia aborigen en el siglo XVI.. Cecilio Canelón murió en noviembre de 2006 en San José de Guaribe, estado Guárico, hoy ofrecemos la trascripción de una entrevista realizada en septiembre de 2005 que a continuación presentamos.
“Yo me llamo Cecilio Antonio Canelón Arzola, Yo nací en Turiepe (Miranda) me crié en Turiepe…me dijeron que no volviera pa` allá cuando salí (de la cárcel)
(1964) Yo estaba en Turiepe y fui a la Trinidad en Río Grande a un velorio de una comadre que se había muerto. Y ahí estaba el delator un tal Pino, un infiltrado en la guerrilla, entonces en lo que se dio cuenta de todo, se fue y allí fue que supieron todo lo que había en la montaña y todo lo que se hacia.
Después que me detuvieron en la Trinidad , el carajo, ya vestido de verde, no lo conocí de momento, me dice, “tu vas a decir todo, con tal que tu digas todo, a ti no te va pasar nada”, le dije, si es que yo no se nada de eso, todo esto fue cuando me traían en el camino cuando íbamos pa` bajo (San José de Guaribe, Guárico), me traían preso, esposado de Río Grande pa` acá, en un convoy del ejercito , el río estaba hondo y esa vaina pasaba por esos grandes barrialones.
Me trajeron y me metieron en la Escuela Artesanal Granja, me dijeron “no te pares de aquí estate sentado porque si te paras te matamos, ese hueco que tu ves ahí fue un tiro que le dieron a uno”. Me quitaron la ropa, todo, todo, me agache arrescostaito en un rincón ahí pasé la noche, llevando picó e plaga, entonces a los tres días me pasaron pa` Cúpira en un helicóptero, a mi y a otro viejito que llamaban Carlos María Vasquez. Me esposaron y me amarraron y se me sentó un teniente al frente, así, y sacó la pistola se la puso así (señala a un lado) no me quitaba la vista pero ni un segundo con la pistola montá y agarrá. Yo dije horita me echa un plomazo y entonces me zumban pa` abajo porque vivo no me pueden zumba porque me le guindo y entonces no vamos los dos.(Sonríe)
Bueno, allá (Cúpira) me entregaron a un carajo que me puso un fal en la espalda y me dijo sigue por ahí, y yo veía pa` los lados y eso estaba así de gente de verde, y entonces me dijo “¿Cómo que te quieres ir corriendo?”. Yo pensé inmediatamente, este carajo lo que quiere es matame y decí que yo me había ido corriendo, que por eso me había matado. Yo le dije, chico yo no se pa` donde voy, tu me dices siga por ahí y yo no se pa` donde voy, y me dijo “pa` allá, pa` allá”, me sentó en una barranca donde había un caño y el agua me daba por aquí (señala las rodillas) lo pies metidos en el agua, bueno eso fue en julio del año 64 (1964).
Cuando llegue ahí , me preguntó un capitán, yo no supe nunca el nombre de esa gente, el que se la pasaba allá era un coronel, de apellido Bonilla, no le supe el nombre, entonces el capitán dijo “estos eran los colaboradores de la guerrilla, nos vas a contar todo” entonces sacó una cachiporra, una vaina que utilizaba la Seguridad Nacional pa` jode a los presos y me dio dos coñazos uno por cada lado del pecho, entonces me dijo “Ustedes son cabeza dura, te vamos a matar si no hablas” Yo le dije, yo no tengo que hablá, porque yo no soy guerrillero, yo no estado nunca en guerrilla. “Pero ustedes son colaboradores porque a nosotros nos dijeron” y le pregunte y quien le dijo “Aquí nunca se sabe quien dijo las cosas”. Bueno a los tres días nos pasaron al pueblo (Cupira) y nos metieron en un calabozo, ahí nos metieron 15 en un calabozo a donde cabían tres, dormíamos uno sobre de otro.
De ahí me llevaron pa` Caracas, entonces cuando íbamos en el camino antes de llegar al Guapo, se paró el autobús donde estaba el campamento militar y se puso eso así (agrupó)de gente en la puerta del autobús y se quedó un carajo mirándome y dijo “ese catire que va ahí lo vi yo el primer día de la pelea” y dice otro ¿Y tu porque no lo mataste?” y le contestó “Porque se me desapareció” dije yo que coño e `madre como me va a conoce tan repente me vio de pasada y me va a conoce y además yo no estaba en guerrilla. Entonces dijo otro carajo: “Bajen a ese carajo de ahí pa` mételo pa la montaña” entonces dije yo, ya esta listo estos lo que quieren es matame. Se paró el teniente que iba encargado de la Comisión y dijo “Yo cargo un papel aquí, no me bajen a nadie yo cargo esta lista y tengo que entregar a esta gente completa.” Entonces, me salve, porque concho, si me han llevado para la montaña no vengo más nunca. Me hubieran matado, si lo que querían era matarme.
Me llevaron al Cuartel San Carlos, tres meses y luego cuatro meses en la Isla de Tacarigua, allá no nos golpearon, cuando estábamos aquí si nos jodieron (San José de Guaribe).
Cuando salí, me dijeron que no volviera pa` allá porque me iban a matar, y les dije pero si yo allá es que tengo lo que tengo, como no voy a volver, “bueno si te vas pa` allá te vamos a mata”, por el simple hecho de colaborar con la guerrilla, haciéndole compra de comida, vendiéndoles un cochino, le vendía una carga de casabe.
A mi me defendió un abogado de nombre Marcos José Risquez que es de Altagracia de Orituco, y delante del juez (Coronel) me preguntó “¿Que hizo usted?” le dije no he hecho nada, y me dice “¿porque esta preso? Yo estoy preso porque me acusaron de colaborar con la guerrilla entonces el juez me dijo¿Y como colaboraba? Yo le vendía, casabe, cochino y o alguna cosa que me encargaban yo se las traía y me dijo “no hombre usted esta en su casa, usted esta en lo suyo pa` vendérselo a quien se lo compre y a quien se lo pague mejor”. El juez era un Coronel me dijo “bueno muchachos nosotros los trajimos aquí a ustedes para hacerle una declaración indagatoria, que llamamos nosotros, porque tenemos en conocimiento que ustedes tienen un expediente falso levantado a fuerza de plan de machete y culata de fusil”, así me dijo, “aquí no hacemos eso, aquí no hacemos eso, usted aquí dice lo que usted hizo y más nada, no se obliga a nadie a decir lo que no ha hecho pa` poderse salvar de una planazón o una golpamenta que le den” y justamente después que me pasaron pa` Tacarigua el abogado me mandó a decir “Dígale al catire que se acuerde de mi que ya va a salí”.
Pasamos un diciembre allá en la Isla de Tacarigua, un 31 de diciembre comiendo hallaca y bebiendo fresco y bailando en la cárcel de la Isla de Tacarigua.”
Testimonio recogido en la población de San José de Guaribe Estado Guárico en septiembre de 2005, enviado a la Comisión Especial de la Asamblea Nacional que investigó las torturas, desapariciones y asesinatos durante la década de los años 60, 70 y 80 en Venezuela.