Estadios del terror

La voz de Radio Liberada, casi un susurro en su transmisión por Internet, denuncia desde algún lugar oculto de Honduras: “El estadio Chochi Sosa nos recuerda al Estadio Nacional de Chile. Y nos pone la carne de gallina”. La dictadura de Roberto Micheletti comenzó a utilizar desde ayer dos campos deportivos de béisbol en Tegucigalpa –el otro es el Lempira Reyna Zepeda– como lugar de detención para los partidarios del presidente Manuel Zelaya. Militantes de organismos de derechos humanos y familiares estimaban anoche que en el primero había entre 150 y 200 personas alojadas.

Curioso destino tiene este tipo de escenarios en la nación centroamericana. El 27 de enero de 2006, el mandatario ahora asilado en la embajada de Brasil asumía su cargo en el estadio Nacional de fútbol de la capital hondureña. Y el Chochi Sosa, hoy utilizado como campo de concentración, también era empleado para festejar con varios espectáculos musicales la asunción de Mel.

Zelaya, como séptimo presidente consecutivo desde el retorno de la democracia a Honduras, inició su gobierno en aquel estadio rodeado de dos mil militares y policías. Los mismos que en estas horas reprimen a sus seguidores en varios puntos del país. El Chochi Sosa, donde se encuentra el grueso de los detenidos, está ubicado en la Villa Olímpica, al oriente de Tegucigalpa. Las denuncias coinciden en que allí se separó en dos grupos a los arrestados. Alrededor de 60 fueron acusados de sedición y protesta ilegal. Y el resto por violar el toque de queda. Entre los primeros se encuentra Melvin Ortez, dirigente estudiantil del Frente de Reforma Universitaria (FRU).

En 2008, al estacionamiento de ese estadio de béisbol fueron a parar varios vehículos transformados en chatarra. Los medios de comunicación opositores a Zelaya lo acusaban de haberlos enviado hasta ahí porque molestaban en el parking de la Casa de Gobierno. Un año más tarde, son personas las que el gobierno de facto de Micheletti trata como chatarra encerrándolas en el Chochi Sosa y en otro estadio que está en pésimas condiciones.

Se trata del viejo campo de béisbol Lempira Reyna Zepeda, que a principios de este mes el diario El Heraldo describió así: “...no luce sus mejores galas: las graderías con capacidad para más de 6 mil aficionados están destruidas, las cabinas de radio son un nido de ratas, la malla está deteriorada, los baños son muy pequeños y la pintura casi ni se distingue”. La nota se titula “En peligro de ser demolido el estadio Lempira Reyna”. Un número indeterminado de militantes movilizados contra el régimen hondureño fueron alojados en ese lugar y se desconoce en qué condiciones se encuentran.

El recuerdo del Chile de Augusto Pinochet está muy presente en las emisiones de Radio Liberada. Se nota que sus voces, desde la clandestinidad, conocen muy bien la trágica historia de ese escenario que fue utilizado como centro clandestino de detención y torturas después del golpe del 11 de septiembre de 1973. La transmisión que se escucha con total nitidez en www.readioeslodemenos.blogspot.com también mencionó al célebre Cilindro de Montevideo, un estadio de básquetbol que la dictadura uruguaya transformó en lugar de detención. Ahora es Honduras el que sigue con esa tradición golpista copiada a los militares sudamericanos. A cielo abierto, bajo un sol impiadoso, los detenidos son depositados sin que, en muchos casos, se sepa qué ocurrirá con ellos.



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