Es sin ton ni son que la sabiduría popular recomienda que no se substime quienquiera que sea o cualquier tipo de situación. Es una de aquellas verdades verdaderas que sobreviven al tiempo y a las costumbres. Sin embargo, como suele acontecer, ni siempre ese prudente modo de actuar es seguido al pie de la letra. El resultado, además del enorme susto, son situaciones constrangedoras y contrarias al pretendido. El golpe en Honduras tuvo todas las características de ese comportamiento: primero, los golpistas creyeron que golpeado el Presidente, el pueblo aceptaría todo de forma passiva y hasta apática; segundo, como fueron educados ideologicamente para creer en la victoria y en la supremacia del capitalismo, jamás les pasaría por la cabeza que los hechos produjeran resultados distinguidos del que creían serles un derecho natural - el ejercicio y usufruto del poder.
Ni aún la crisis que asola y solapa la estructura económica de la metrópoli del Imperio les sirvió de advertencia. El resultado es lo que se ve.de los productos secundarios advindo del golpe de Estado en Honduras, además de la formidavel movilización y organización popular como forma de reaccionar a los intentos oligárco-imperiales en ese brioso país centroamericano, es la didáctica lección acerca de la fantasía y del fraude en que los pueblos latinoamericanos viven desde la caída del sistema colonial ibérico y la asunción de la República. Es claro que pensadores, políticos y líderes populares de nuestro hemisferio, como Martí, Bolívar, Mariátegui, Zapata, Pancho Villa, Tupac Amaru, Alfaro, Morazán, Zamora, por ejemplo, hace mucho presintieron y denunciaron la farsa democrática de las repúblicas que surgían de la alianza entre las oligarquías creadas por el colonialismo y la expansión del capitalismo, ya con los Estados Unidos como eje de los poderes económicos, políticos y militares que esa nueva etapa capitalista exigía y formaba.embargo, como esa estructura política tenía la importante función de producir efectos ilusorios de libertad y de democratización del poder, mismo en los momentos en que se formaban dictaduras y gobiernos totalitários grande parte de esa estructura era mantenida intacta, pues, era a partir de ella que ese poder continuaba y mantenía su técnica ilusionista. Es, pues, esta parte que está perdiendo sus velos de los más comunes trucos usados era la separación entre Gobierno, Estado y Nación.
El gobierno es siempre tratado como se fuera el Estado, cuando en la realidad es sólo uno de los aspectos de ese Estado. El Estado, como dice Engels, "no es de forma alguna, una realidad (fuerza) impuesta del exterior, a la sociedad. No es tampoco, "la realidad de la idea moral", la imagen y la realidad de la Razón, como quiere Hegel. Es un producto de la sociedad en determinada fase de su desarrollo". El Gobierno es, pues, el aparato administrativo que da fuerza y poder a los que controlan el Estado como uno todo. La Nación es casi siempre una retórica cita en solemnidades políticas que sean públicas. Y el Estado, según la lógica de la democracia representativa, significa la suma de los intereses y objetivos nacionales de "desarrollo".derrumbada de Manuel Zelaya demuestra que, aunque haya habido cierta ruptura en la orden "legal" que administraba el Estado hondureño, Honduras, en la realidad, poco sufrió en su estructura de poder y fuerza. Hube sólo la remoción de un agente ejecutivo que parecía estar contra los objetivos de ese mismo Estado. Es claro que muchos creen que la actual dictadura Micheletti viola diversas normas constitucionales del Estado de Honduras. , como siempre fue conveniente para las fuerzas sociales y económicas que organizaron el Estado desde su formación que también se creará una especie de fetiche de orden política - la democracia representativa, el Golpe en casi nada lo afectó.
Así, gracias a ese tipo de fetiche - genérico en todo el mundo capitalista - es que se hizo posible la existencia de estructuras socio-económicas cruelmente desiguales y con eso la natural reducción de la capacidad política de las masas.Estado hondureño, como cualquier otro del mundo, es el modo por el cual su sociedad se organizó en determinada fase de su crecimiento histórico. Como el Estado catracho se origina con el colonialismo y va a desarrollarse como estructura periférica del imperialismo que surgía con mucho vigor tres siglos atrás, su organización política, económica y social va a ser definida a partir de ese eje concreto de poder. Así, como es en cualquier país con el mismo tipo de origen económico y social, la "democracia" que era creada tenía sus bases en las relaciones generadas en las clases, capas sociales internas y fuerzas exógenas controladoras de las estructuras produtivas y de sus relaciones de producción. O sea, como la "grundnorm" geradora de las demás normas y relaciones sociales es la ideología capitalista, es evidente que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial tendrán que ser el inmediato reflejo de esta realidad.el caso de Honduras, este tipo de relacionamento quedó bien claro con el comportamiento del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia que, en el afán de justificar el Golpe de Estado, crearon "procesos judiciales" a posteriori y a la revelia de cualquier tipo de defensa. Ora, como el Estado existe para asegurar la salvaguarda de los derechos y privilegios capitalistas, ese modo de "legalidad" pasó a ser acepto como válido en términos constitucionales por todos que se benefician con la continuidad de un Estado de ese tipo.
Un Estado que no está dispuesto a abrir mano de algunos de sus privilegios, un peligro que ellos anteviam en la posibilidad de una Consulta Popular acerca de una futura Asamblea Nacional Constituyente., aún con la vuelta de Zelaya al mando del Poder Ejecutivo, el cuadro no será alterado para favorecer un avance democrático y popular, pues, de acuerdo con la lógica de esa democracia representativa, al pueblo, que la élite hondureña despectivamente llama de turba o chusma, sólo puede y debe aspirar ser "representado en esa estructura de poder" por miembros de esa élite que lo explora y espolia ha siglos. La cuestión es bien interesante, pues, el pueblo, forzado por los hechos y por la abierta crueldad represiva del Estado, ya cree ser posible un otro cuadro, una otra situación política, económica y social. Una creencia que le da fuerza moral y una conciencia política por encima de los "valores" definidos y defendidos por la élite hondureña, aliados y asociados extranjeros. Es esta la actual contradicción de la sociedad de Honduras.contradicción que está tan perceptible que hasta se puede decir que es casi un ejemplo de libro.
Pocas veces una crisis política latinoamericana tuvo la dimensión didáctica de esta que acontece en Honduras. Todo favorece para el desnudamento de las reales características del Estado capitalista en la América Latina. Uno dado que escapó a los estrategas de Arlington o Langley que, tan acostumbrados al formalismo de sus proyectos, se olvidaron de llevar en cuenta el proceso del movimiento histórico y que este movimiento siempre produce esenciales cambios cuando se pone en marcha con la velocidad que está teniendo, estimulado que es por los actos y hechos de los golpistas y la Resistencia Popular. Finalmente, es una lección para que todos aprendamos con ella.
pedroayres@oi.com.br