Tremenda bulla está armando por todo el hemisferio occidental el imperio y su infraestructura mediática de noticieros y analistas de pacotilla, a raíz de las acciones judiciales y penales iniciadas por el Ministerio Público Venezolano contra el señor Oswaldo Álvarez Paz, un politicastro zuliano, que con el mayor descaro, se despachó en Globovision, la podrida alcantarilla del resentimiento escuálido, contra el Presidente Chávez y el Gobierno Bolivariano de Venezuela, haciendo infames afirmaciones y torcidas imputaciones para asociar a la institucionalidad y el liderazgo venezolano con el narcotráfico, el terrorismo y la criminalidad internacional.
Pretendiendo la mayor impunidad y actuando en el marco de una estrategia destructora del proceso revolucionario, este sujeto se ha despachado con una andanada de mentiras, calumnias, insidias y difamaciones, en concierto con actores norteamericanos y españoles de la más rancia ultraderecha, para enlodar, satanizar y socavar la acción popular que ha significado profundos cambios en la Venezuela del siglo XXI, en la perspectiva del socialismo y del humanismo bolivariano y latinoamericano.
El señor, utilizando el sobredimensionado altoparlante (Globo) del resentimiento escuálido, ha llamado a concurrir al delito, a concertarse contra las instituciones populares, al magnicidio, a la subversión de ultraderecha, al crimen, y pretende seguir muy campante por la calle, blandiendo su alcurnia y otros títulos aristocráticos para propiciar la impunidad.
Pasos que transita, igualmente, Guillermo Zuloaga, el ricachón de los concesionarios y dueño de Globo, que escogió la SIP(vergüenza) para, de nuevo, despacharse en injurias contra el Presidente Chávez, acusándolo de toda cuanta extravagancia infundada se le ocurrió.
La bulla del imperio (CNN) es porque Álvarez Paz fue puesto entre rejas para que asuma su irresponsabilidad social y deje de estar repitiendo la monserga venenosa del Mando gringo. Acción que no debe tardar para que el cínico de Zuloaga, sienta también, el peso de la justicia revolucionaria, en el sitio que se merece este truhán.