"A 22 años de mi secuestro. Mi familia y yo hemos tenido el gran desafío de denunciar por todas las vías posibles las violaciones a los derechos humanos que se siguen cometiendo contra nosotros". Publicó Linda Loaiza, el día de hoy a través de su cuenta Twitter.
Linda Loaiza fue víctima de secuestro, tortura y violación y todo tipo de vejaciones por un psicópata, Luis Carrera Almoina, alias "El Monstruo de Los Palos Grandes" hijo del reputado intelectual Gustavo Luis Carrera Damas, exrector de la Universidad Abierta, profesor de literatura y lengua en la Universidad Central de Venezuela y presunto cómplice de su hijo, quien al parecer le iba a llevar unas bolsas negras para envolver el cadáver de Linda Loaiza, a quien se presume tendría el plan de matarla, antes de que Linda huyera de su secuestro.
Loaiza, que al momento de los hechos tenía dieciocho años de edad, había sido raptada y llevada a un apartamento, ubicado en la urbanización de Los Palos Grandes (este de Caracas),Linda fue rescatada el 19 de julio de 2001 gracias a que pudo escapar momentáneamente de su aprisionamiento y gritar por la ventana momentos antes de que intentara asesinarla.
Durante casi cuatro meses estuvo maniatada en una silla, secuestrada en un apartamento donde fue violada, torturada, mutilada y sometida a todo tipo de torturas. Tras escapar de su cautiverio, Linda estuvo un año hospitalizada, sometida a quince intervenciones quirúrgicas para reconstruir su rostro y parte de su cuerpo; tristemente el labio inferior de su boca no existe pues él se lo arrancó. El informe médico prueba la travesía infernal que vivió: “traumatismos craneoencefálicos, hematomas en los párpados con desvío del ojo derecho, triple fractura de mandíbula, deformidad en los labios, fractura de costillas, estigma por quemaduras en la piel, pabellón de las orejas destruido, mordeduras en los senos, desgarramientos de la matriz y de un ovario, lesión tumoral del páncreas, desnutrición severa y graves alteraciones psíquicas”.
Sin embargo Linda no sólo fue una víctima de este monstruo, sino también de todo un sistema judicial que la volvió a victimizar. El caso judicial se inició en 2002 cuyo desarrollo estuvo plagado de irregularidades, desde retardo procesal hasta estereotipos, amenazas y violencia contra Linda. Durante ese tiempo Luis Carrera Almoina estuvo recluido unos meses en Yare pero el Tribunal 18º de Control del Área Metropolitana de Caracas, a cargo de Ángel Zerpa Aponte, le otorgó una medida cautelar de casa por cárcel. El juez Ángel Zerpa es uno de los abogados designados en 2017 por la Asamblea Nacional de mayoría opositora como magistrado del Tribunal Supremo en el exilio. El entonces Defensor del Pueblo, Germán Mundaraín, dijo que su despacho no tenía competencias sobre ese caso que pasó por mano de 76 jueces y magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, de los cuales 58 jueces que se inhibieron de dar sentencia mientras las audiencias fueron diferidas en 38 oportunidades. Linda Loaiza hizo huelga de hambre frente al Tribunal Supremo durante 13 días para repudiar el retardo procesal.
En 2004, la jueza Rosa Cádiz ABSOLVIÓ de todos los cargos a Luis Carrera Almoina y pidió abrir una investigación contra Linda Loaiza por supuestamente pertenecer a una red de prostitución en conjunto a su padre y su hermana, acusaciones hechas por Gustavo Carrera Damas como si por ser prostituta significara que Linda era un animal sin derechos y que las atrocidades cometidas por su hijo quedaran exculpadas bajo estos motivos.
Según indican, el “Monstruo de los Palos Grandes” quedó en libertad gracias al tráfico de influencias de su padre en el Gobierno (y entre la oposición). Como si no fuera suficiente con la tortura física y psicológica que sufrió en esos cuatro meses, también ha tenido que sufrir 22 años (al 2023) de tortura para esperar que se haga justicia. No sólo bastó con que Luis Carrera Almoina, el “Monstruo de los Palos Grandes”, la violara incontables veces, el sistema judicial venezolano la hizo sentir violada nuevamente.
Luis Carrera Almoina ya había sido denunciado anteriormente por violencia de género y su historial médico revelaba que padecía trastornos de personalidad, consumo de fármacos antidepresivos, alcohol y otras drogas como marihuana y cocaína, pero aún así tuvo el cinismo de amenazarla a ella y a su familia de demandarla por difamación, injuria y falso testimonio “para que la justicia sea completa”, en sus palabras.
Linda acusó a la fiscal de su caso, Capaya Rodríguez, de hacerla declarar bajo amenaza. Le entregaron un sobre amarillo y en el sobre había una pistola junto a la declaración que debió firmar sin poder leerla siquiera. Hoy, Capaya Rodríguez es la embajadora de Venezuela en Filipinas.
En 2006 la Corte de Apelaciones anuló la sentencia y ordenó un nuevo proceso donde el acusado fue condenado a 6 años y un mes por los delitos de “privación ilegítima de libertad y lesiones gravísimas” siendo absuelto del delito de violación sexual. El juez no tomó en cuenta las acusaciones de violencia sexual y homicidio calificado en grado de frustración. A pesar de la pena, que fue ridícula cuando se consideran las atrocidades que cometió, Luis Carrera Almoina no pasó más de un año tras las rejas de El Rodeo. En 2007 salió en libertad. Pese a algunos intentos de apelar la decisión, se declaró sentencia firme (significa que no hay apelación posible y que los tribunales nacionales cierran el caso).
Linda y sus familiares llevaron el caso a la Corte Internacional de Derechos Humanos en 2007 y desde entonces, tras años de trabas e impedimentos, en 2015 pudo enunciar en audiencia uno a uno los detalles de su caso y de cómo el Estado venezolano se ha negado sistemáticamente a impartir justicia para proteger al hijo de uno de sus más firmes defensores, Gustavo Luis Carrera Damas.
Luego de 17 años de espera, se presentó la audiencia Linda Loaiza vs. Venezuela en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Es el primer caso de violencia de género que llega ante el máximo tribunal. Linda Loaiza pidió a la CIDH que declarra al Estado venezolano responsable internacionalmente por violar sus derechos de 1. Protección judicial; 2. Garantías judiciales; y 3. Deber de investigar violencia contra las mujeres.
El padre de Luis Carrera Almoina, Gustavo Carrera Damas, fue acusado por Linda de estar al tanto de lo que sucedía y de ser cómplice de su hijo. Lo ayudó a mantenerla viva, dándole instrucciones de cómo drenarle la sangre de las heridas y de estar consciente de que su hijo pensaba matarla pues éste le pidió bolsas negras porque “Linda ya no le servía para nada”. Ayudó a su hijo a escapar de la justicia.
El caso de Linda Loaiza fue cerrado en Venezuela, pero para todas y todos sigue abierto. La justicia no ha cumplido. El aparato judicial venezolano sigue dentro de un sistema patriarcal y clasista. Hoy día, nadie sabe del paradero de un sádico peligroso, un delincuente serial que debería estar tras las rejas por Linda y tantas otras víctimas que no se atreven a denunciar por temor al poder, como si lo hizo Linda que se sobrepuso y encaró con valentía a ese poder omnímodo que lo encubrió y sigue encubriendo.
Con información de Jau Ramírez, portales de noticia y testimonios personales.
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