El 8 de junio de 2017 pasará a la historia como uno de los días más importantes desde el punto de vista deportivo en Venezuela. Ese día Yulimar Rojas consiguió la victoria en salto triple en la Golden Gala de Roma, dejando una marca de 14,84 metros, venciendo por primera a la campeona mundial y olímpica de esta especialidad, la colombiana Caterine Ibargüen, quien obtuvo un registro de 14,78 metros.
También ese mismo día, la selección de fútbol de Venezuela venció en definición desde el punto penal a su similar uruguaya, pasando de esta manera a la gran final del Campeonato Mundial de Futbol Sub-20, acontecimiento éste que impactó grandemente, de manera positiva, a la sociedad venezolana.
Ambos resultados, sin duda, representan un aliciente para todos aquellos niños y jóvenes que en Venezuela tienen su principal proyecto de vida vinculado a la práctica de algún deporte. Y para la sociedad venezolana como un todo, significan la visualización a futuro de logros deportivos de gran trascendencia, algo que siempre fortalece el espíritu, de manera individual y colectiva.
Esta nueva generación de deportistas venezolanos que se está abriendo paso en el concierto internacional, tiene la particularidad de provenir de los más disímiles pueblos y ciudades de Venezuela. Yulimar Rojas, por ejemplo, si bien nació en Caracas, creció y dio sus primeros pasos deportivos en Puerto La Cruz. En tanto que Rolando Lucena, el mediocampista de la Vinotinto que posee un guante en su pie derecho, con el que ejecuta centros precisos, es oriundo de Acarigua. Mientras que el delantero Sergio Córdova proviene de Calabozo, el volante ofensivo Yangel Herrera nació en La Guaira y el habilidoso Adalberto Peñaranda se forjó futbolísticamente en El Vigía. Un mosaico de talento forjado en la Venezuela profunda, en medio de muchas dificultades, pero moldeado al calor del esfuerzo, la disciplina y las ganas de hacer bien las cosas. Del salto triple al gol.