Convirtamos el revés en victoria

Acaba de "perder" "Venezuela". "Ganó" "Inglaterra". Las comillas no son gratuitas: A veces, "perdiendo", ganamos y "ganando", perdemos. Venezuela es mucho más que "Venezuela", como "Inglaterra" es mucho más que Inglaterra. El equipo sub-20 de la selección venezolana, está integrada por "chamos" de distintas organizaciones futbolísticas que provienen de varias partes del país, aunque algunos estén en otros países. Son "criollitos", pues. En cambio los integrantes de la "selección" inglesa, tuvieron entre sus participantes más destacados, "chamos" que vienen de territorios colonizados, expoliados, dependientes y subyugados por Inglaterra. El equipo sub-20 de Venezuela, "ganó", porque lo hicimos con los nuestros. Ganó, además, en experiencias que pueden ser útiles si logramos aprender de los errores. Ganó el corazón de los venezolan@s que se identificaron con ellos y los acompañaron en su limpio juego, su entrega y compromiso, su pundonor. Sus lágrimas, son propias de una juventud que ama a su patria y sueña con entregarle un regalo hermoso que lo despierte de tanta irracionalidad, violencia y penurias.

No soy amigo, ni fanático del futbol, ni de ningún "juego competitivo", aunque lo he practicado y me emociona, como hoy, cuando percibí que nuestra patria, estuvo bien representada. Pienso que, los verdaderos socialistas, los que soñamos con una sociedad en la que la solidaridad, la cooperación y la entre ayuda prevalezca sobre la rivalidad, el enfrentamiento y la competencia –sobre todo si es desleal e imperfecta –, debemos ir alejándonos y apartar a nuestros hij@s del deporte competitivo e irlos acercando al deporte cooperativo –masificado e inclusivo– en el que, al final: TOD@S GANEMOS. En un juego GANAR-GANAR y no como el de hoy, en el que unos salen felices y alegres y otros salen tristes y, en algunos casos, frustrados. Este es un punto esencial que debemos revisar en nuestra ideología, nuestra idiosincrasia, en nuestros corazones y, sobre todo, en las políticas deportivas y recreativas del Estado que, debería dedicar muchos más recursos al DEPORTE o ACTIVIDAD RECREATIVA COOPERATIVA ¿hasta cuándo seguiremos, como corderos, imponer valores capitalistas de la competencia darwiniana regulada por el cerebro reptileano? ¿Hasta cuándo continuamos sembrando en el inconsciente colectivo y en la maraña sináptica de nuestros cerebros que es necesario jugar GANAR-PERDER e incluso, como el caso de las guerras: PERDER-PERDER? ¿Es que no nos damos cuenta que somos títeres de un juego que hasta los "Socialismos" compiten, en el mercado mundial del deporte y otros etcéteras, con el Capitalismo competitivo? ¿Estoy equivocado?

Hoy recuerdo dos artículos que escribí hace años. Uno, sino recuerdo mal, se tituló: "Mundial de Juegos Cooperativos" (15/06/2006), en el que llamaba la atención sobre este tema y sugería la necesidad, no sólo de promover los JUEGOS COOPERATIVOS, de los que hay miles, sino que trabajáramos, como humanidad, para celebrar a nivel mundial un "Encuentro Mundial de Juegos Cooperativos". No para competir, sino para compartir. ¿Será posible? ¿Acaso no mueve la adrenalina y no nos mueve o motiva por alguna razón?

Ver Mundial de Juegos Cooperativos en: https://www.aporrea.org/actualidad/a22738.html

Otro artículo, cuyo título no recuerdo ahora, fue uno referido a la Agenda Presidencial. Lo hicimos como alerta temprana al Presidente Chávez. Recordemos, que él era del Magallanes. La selección venezolana viajó a representarnos, como país, en un evento internacional y estuvo obligada a incorporar en sus plantilla a jugadores de las Águilas del Zulia, Pastora, la Guaira, etc. Es decir a tomar en cuenta a quienes fueron sus oponentes en un momento dado o que, en el proceso, se convirtieron en oscilantes, para que formaran parte del equipo que nos representaría como país, como nación o como símbolo patrio.

Hoy, tal vez, sea necesario recordarlo: Si deseamos, como país, como nación, como patria, dar ejemplo al mundo, los unos y los otros, debemos "bajar la guardia", deponer posiciones intransigentes y radicales y tratar de establecer diálogos y triálogos, entre el gobierno, la oposición y los independientes o, mejor quizás - para utilizar un calificativo más utilizado- entre la izquierda que gobierna, la derecha que se le opone y el centro que duda a quien apoyar o si se abstiene. Es tiempo de UNIDAD NACIONAL, para enfrentar los múltiples problemas que enfrentamos, por muy diversas causas (pues, es multicausal y multifactorial) pero, a pesar de nuestras divergencias y diferencias, debemos luchar con tesón y perseverancia para lograr convertir el revés en victoria. Frase que nunca olvidaré. La ví plasmada, en 1978, en una valla, frente al Aeropuesto José Martí, en la Habana, Cuba, aquella vez que fui por primera vez a la Isla, cuando se celebró el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes ¡Qué tiempos aquellos que no volverán! ¡Juventud divino tesoro…! Esa frase, me ha acompañado cada vez que la "derrota" –que, muchas veces, se convierte en un triunfo diferido- aparece ondeando en lontananza. Cada vez que "pierdo", que soy "derrotado", que se comete un acto de injusticia en mi contra o me "golpean", me intentan "humillar", me "excluyen"…recuerdo aquel pensamiento claro de los cubanos que, en medio de dificultades, obstáculos e imposibles, pudieron salir avante, como seguramente lo harán en el futuro esos jóvenes venezolanos, entre 17 y 20 años, que hoy nos dieron demostración de reciedumbre, coraje y dignidad. Son unos triunfadores.

Lo que no debemos olvidar, nunca jamás, es aquella respuesta que diera el técnico de un equipo, creo que de futbol, después del partido, cuando fue abordado por un periodista y le preguntó: ¿Cómo estuvo el partido? Y el técnico le respondió: "jugamos como nunca y perdimos como siempre". Frase que nos recuerda que para ganar no sólo hay que hacerlo bien. Hay sorpresas, eventualidades, contextos, realidades…que no gobernamos, no controlamos, son azarosas o se las dejamos a la buena o mala suerte. Así pasó hoy: "Venezuela" jugó como nunca y no hay dudas: "perdimos". Veamos lo positivo y favorable de la experiencia. Aprendamos de la "derrota", que puede ser, si nos lo proponemos un triunfo diferido. Y, como país y como gobierno, recordemos siempre esto.



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Hugo Moyer Agostini

Ing. Químico (1975). Postgraduado en Macroeconomía, Planificación y Creatividad Aplicada Total. Profesor Titular jubilado de LUZ (1997). Presidente Honorario de la Escuela Latinoamericana y Caribeña de Ciencias y Técnicas de Gobierno (ESCOLAG). Ha sido el primer Director del Instituto Zuliano de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IZEPES) y del Centro Latinoamericano de Altos Estudios de Gobierno (CELAEG) Ha sido asesor de Rectores de varias universidades, Alcaldes y Gobernadores, así como de la Presidencia de PDVSA y PEQUIVEN. Vive para la POLÏTICA y se resiste a vivir de la política.

 escolagzulia@gmail.com

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