A 60 años de un partido irrepetible en la pelota venezolana. El enfrentamiento entre los Marcelinos

Domingo 2 de Diciembre de 1962. El estadio de la Ciudad Universitaria de Caracas se comenzó a llenar desde temprano en la mañana para presenciar el encuentro entre Los Industriales del Valencia y los Tiburones de La Guaira, equipo éste que en ese año hacía su debut en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional o LVBP.

Como era usual en esa época, los domingos los juegos comenzaban a las 11 de mañana, que con la entonación del Himno Nacional a través de la pista del estadium el juego venía comenzado como las 11 y cuarto. Y ese domingo no fue diferente de lo que ocurría semanalmente durante el séptimo día de la semana. Lo único distinto fue que ese domingo 2 de diciembre el mediodía caraqueño era más amigable con la llegada de Pacheco, que en aquellos tiempos le daba un encanto especial a la ciudad capital, la que alguna vez fuera llamada La Sucursal del Cielo.

Así que a las 11.15 am con la voz de play ball por parte del árbitro principal, señor F. Blanford, se daría inicio a las hostilidades entre los llamados pericos del Valencia y Los Tiburones de La Guaira, juego que marcaría un hito en la pelota profesional de todo el Caribe e incluso de los estados del Norte de América, ya que lo que estaba por ocurrir jamás se había visto y difícilmente se volvería a ver, a pesar del entusiasta axioma beisbolero que dice que los récords se hicieron para ser rotos.

Saltaron al engramado del Estadio de Los Chaguaramos los Tiburones de La Guaira como equipo tradicionalmente home club en los juegos de la capital con Dámaso Blanco en tercera, Aquiles Gómez en LF, Elio Chacón en el CF, Dave Roberts en 1B, Merrit Ranew de cátcher, J.C. Hartman en SS, Graciano Ravelo en el RF, Jesús Mora en la 2da y el cubano Marcelino López como lanzador.

Por su parte, los Industriales del Valencia contaba en su roster con Teolindo Acosta en el LF, Teodoro Obregón en el SS, Angel Scull en el CF, Bill Bryan cátcher, Gustavo Gil, en tercera, Ken Harrelson en 1B, Luis Rodríguez en el RF, Antonio Obregón en 2B y el pitcher criollo Marcelino Sánchez.

El primer ininng transcurrió sin anotaciones, en lo que parecía más bien un round de estudio, como dijeran en boxeo. La primera carrera del juego entró de caballito cuando en la primera parte del 2do episodio el pitcher cubano Marcelino López perdió momentáneamente el home luego de 2 outs, concediendo base por bolas a Harrelson, luego vendría un hit de Luis Rodríguez y para rematar el descontrol otorgaría boletos seguidos a Antonio Obregón y al lanzador Marcelino Sánchez, con lo que el partido se pondría 1 a 0 a favor de Los Industriales.

La paridad en el marcador se produciría en la segunda del cuarto episodio cuando La Guaira logra anotarle una carrera al Marcelino del Valencia, mediante imparable de Dámaso Blanco (Dámaso siempre ha dicho que él no era un out por regla y en este juego lo demostraría) y Aquiles Gómez toca la bola para sacrificarse y poner hombre en segunda. Seguidamente a Elio Chacón le conceden 4 bolas malas en busca de un doble play salvador, pero lo que ocurre es que los corredores avanzan por wild pich del Marcelino criollo. Ya en tercera, Dámaso se engomaría por flay de sacrificio de Dave Roberts. De esta manera al cerrar el cuarto ininng el juego se empataría a una carrera por bando.

A partir de este momento comienza a escribirse la historia con este duelo entre los dos Marcelinos, el de Cuba y el de Venezuela. El de Cuba, Marcelino López, era un joven de 19 años que venía haciendo carrera en las granjas del equipo de Grandes Ligas Los Phillips de Filadelfia, dejando buenos números, lo mismo de abridor que como relevista.

Por su parte el Marcelino de Venezuela, el Sánchez, a los 23 años era considerado un experimentado jugador ya que desde los 17 años comenzó a jugar beisbol profesional con Orientales, en la temporada de 1956-1957. Al momento de este memorable duelo, Marcelino Sánchez tenía una experiencia acumulada de 6 temporadas, en las que al menos en 3 de ellas terminó con efectividad por debajo de los 3.00 puntos, histórica cifra de excelencia en pitcheo.

La pizarra eléctrica del estadio de la Ciudad Universitaria marcaba cero tras cero a partir del 5to capítulo sin que ninguno de los 2 Marcelinos diera muestra de dejar el encuentro así como estaba, de hecho se dice, en lo que muy bien pudo ser considerada como una leyenda urbana, que al finalizar el ininng 11 con la pizarra empatada a 1 el manager del Valencia le habría pedido la pelota a Marcelino Sánchez para dar paso a un lanzador relevista, lo que el criollo habría respondido con un lanzallamas "si él (Marcelino López) sale para el 12 yo también salgo a pichear". Leyenda o no lo que sí iba camino a convertirse en una fábula del beisbol venezolano y caribeño era este encuentro entre estos dos Marcelinos al prolongarse la paridad en el pizarrón de Los Chaguaramos por espacio de 15 ininngs. Sí, leyó bien la fanaticada que recientemente se incorpora al deporte rey de Venezuela, ¡15 ininngs! Y no solo eso, si no que durante esos 15 ininngs ninguno de los dos lanzadores daría muestras de bajarse del montículo.

Llegaría entonces el cierre del episodio número 15 con los dos últimos hombres y el primero del line up de La Guaira en el orden al bate. Jesús Mora inicia el capítulo anotándose un infield hit, en una controversial decisión arbitral vehemente protestada por el equipo visitante pero que, como estábamos muy lejos de que existiera el recurso de retar la jugada, se quedaría tal como fue apreciada. El segundo bateador de la entrada era el propio lanzador Marcelino López que, contrario a lo que ustedes están pensando, consumió su turno al bate obteniendo su pasaporte a primera vía desbol o golpeado por el lanzador su tocayo Marcelino Sánchez quien aún guapeaba para salir con vida de esta emboscada, víctima también de su propio descontrol y del cansancio.

Quedaría la mesa servida para que viniera al bate Dámaso Blanco con hombres en primera y segunda sin outs. El tercera base oriundo de Curiepe sacaría un trueno que pasó por encima de la segunda produciendo la carrera de la victoria en las piernas de Angel Mora, quien a toda mecha anotó desde la segunda base dejando tendidos en el terreno a los Industriales del Valencia y dando por finalizado un juego que además de jugarse a 15 entradas consumió un tiempo de 4 horas con 5 minutos. "La locura se prendió en el universitario", comentaba Delio Amado León.

En el sumario del juego podemos apreciar que a pesar de la gran cantidad de entradas jugadas, entre los dos equipos apenas se conectaron 15 hits (6 el Valencia y 9 La Guaira). Por el Valencia solo Teodoro Obregón y Angel Scull duplicaron, mientras que por los Tiburones lo lograron Dámaso Blanco y Jesús Mora. Esto fue muestra del férreo dominio de ambos lanzadores. Apenas entraron al juego dos emergentes y ambos fueron de los litoralenses. Uno de los jugadores más destacados del encuentro fue, sin lugar a dudas, Dámaso Blanco (¿Quién dijo que Dámaso era un out fácil? Además, el de Curiepe se prendía en las postemporadas) al irse de 7-2, anotó la primera carrera de su equipo y empujó la del gane. En aquel tiempo y hasta no hace mucho se destacaba el jugador que empujaba la carrera ganadora, de modo que tenía méritos para ser considerado entre los más valiosos del maratónico encuentro, incluso el más valioso …. de no haber sido por la permanencia en el morrito de Marcelino López, en una performance para la historia, en la que marcó una minúscula efectividad de 0.60.

Difícilmente, por no hablar de imposibles, un juego con iguales características pudiera repetirse en el presente y en el futuro de este deporte porque es que el béisbol ha cambiado tanto que ya es extraño que un lanzador cubra la ruta completa. Una salida de calidad, en nuestros días, significa que el pitcher trabajó durante 6 entradas y recibió 3 carreras o menos, de modo que en este encuentro entre los dos Marcelino, en justicia se habrían producido casi 6 salidas de calidad, 3 para cada lanzador. Es que en el béisbol moderno, es decir, el jugado actualmente, además del pitcher abridor, existen los relevos largos, los relevistas intermedios, los llamados set up (los que lanzan el 8vo ininng y se acreditan un hold si logran mantener la ventaja) y los relevistas de cierre o salvadores de juego. A todos ellos les pagan un dineral por sus servicios y tienen que demostrar su valía en el terreno de juego. Eso que ahora llaman la sabermetría vino a cambiar el beisbol para siempre.

Lo más cercano a un juego como éste fue el duelo de cubanos protagonizado por Luis Tiant, por los Industriales del Valencia y Orlando Peña por los Leones del Caracas el 5 de Febrero de 1964, en lo que fue el séptimo juego de la serie por el campeonato de la temporada 1963-1964, el cual se extendió por 10 ininngs con ambos pitchers lanzando las serpentinas. Para matar la curiosidad de los fanáticos de los eternos rivales, este juego se definió en el cierre del décimo a favor de Los Gloriosos Leones del Caracas. ¡Ya va…sin parcialismos, por favor!

Hoy 02 de Diciembre de 2022 se está cumpliendo 60 años de un hito en el beisbol venezolano, el día en que se produjo un show irrepetible … el enfrentamiento entre los Marcelinos.

"Este juego se fue a la historia" seguramente dijo Marco Antonio de Lacavalerie o "Musiú Lacavaleri", voz oficial del circuito de los Tiburones de La Guaira, al finalizar el juego.

¡Pero qué manera de irse a la historia, caballeros!



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Héctor Acosta Martínez

Profesor Universitario jubilado. Graduado en Historia. Especialista en Programación Neuro-Lingüística.

 elecoeco@gmail.com

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