Sanciones democráticas, justas, planas e igualitarias para todos

Yo creo que lo que pasa actualmente es que los maestros han entendido muy bien el efecto en el sufrimiento de la nación por las llamadas sanciones, a pesar de que nadie, conforme a su costumbre, a la de los maestros, ha empleado una depurada didáctica en la explicación y posterior entendimiento de los fulanos castigos.

Los maestros que sí saben discernir por ser unos cráneos en eso que llaman la Taxonomía de Bloom, se dieron cuenta y llegaron desde el Conocimiento hasta la Evaluación para concluir en que lo que más conviene en estos momentos es que, así como aplanaron las tablas de la Administración Pública a través de la ONAPRE, o ANAFRE, porque quedaron prácticamente asados, bueno, del mismo modo se deben aplanar los efectos de las sanciones en toda la población del país.

Esto las haría más democráticas, participativas y protagonicas porque al ser aplanadas hasta los maestros estarían en capacidad de ponerse unos zapaticos como lo que usa el generoso Nicolasito quien, haciendo caso a Nacho cuando dijo ante la Asamblea en Enero de 2016 que cualquier venezolano podía ponerse unos zapatos de 1500 dólares, calza sus robustos piescecitos con unos azucarados Dolce Gabbana de un precio parecido al de "la criatura".

Y si de pie siguiera tratándose, al aplanar las consecuencias de las sanciones se democratizaría entre los maestros la posibilidad de contratar a un diseñador como Raenrra para hacerle a los nietecitos suyos, suyos de los maestros, pequeños escarpines de cuero fino para ser estrenados el día de su cumpleaños número uno, del mismo modo y en iguales condiciones en que lo hace Danielita con su "cuchitura" (Raenrra dixit)

Todos esos maestros barrigones, producto de la ingesta de carbohidratos en las tres papas (cuando consiguen pa' tres) tendrían con qué tener un gimnasio super recontra bien equipado como el que tiene y exhibe el diputado Pedro Carreño en un anexito de su rancho; pero claro sí y solo sí las sanciones fueran aplanadas, al igual que las escaleras salariales.

Y ya que de obesidad hablamos, si las sanciones fueran aplanadas cada maestro obeso podría darse un viaje al Oriente Medio y pagarse un paseo en lomo de un dromedario por los desiertos de Melchor, Gaspar y Baltasar, tal como pudimos observar en diversos videos y fotos al sacrificado sindicalista Will Rangel. Bueno, ¡sacrificio fue el del camello!

Como de igualdad se trata, si las sanciones fueran aplanadas, los maestros se verían coercitivamente obligados (Dios mío, ¡qué pleonasmo!) a compartir con Cilita, Danielita, Nicolasito, Carreñito, Jorgito, Delcita y Marlenita, muy a su pesar seguramente, los zapatos de 9 bolívares que el Presidente Maduro les mandó a hacer, en lo que fue un diseño único e irrepetible. Posiblemente botaron las hormas para que nadie más las usara. Esta sería una lección única para que los maestros aprendan a compartir. ¡Qué es, pues! Eso es empatía! Aprendan!

¡Por una Venezuela aplanada para todos los venezolanos!



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Héctor Acosta Martínez

Profesor Universitario jubilado. Graduado en Historia. Especialista en Programación Neuro-Lingüística.

 elecoeco@gmail.com

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