“Quibor, 11 de Febrero 2013.- En el Municipio Simón Planas del Estado Lara, la Guardia Nacional, funcionarios del INTI y terratenientes con tierras improductivas arremeten contra los campesinos que luchan por un pedazo de tierra. Cansados de ser peones decidieron, desde hace tiempo, solicitar un lote de 160 hectáreas, al INTI Lara, y nunca obtuvieron respuesta. Las inspecciones de los funcionarios del INTI comprobaron que las tierras estaban ociosas, improductivas. Los campesinos fueron reprimidos por la Guardia Nacional. Uno resultó herido de bala, ocho fueron golpeados y detenidos junto con dos menores. Las mujeres ultrajadas. (Información tomada de Aporrea)”
Desde el momento que el gobierno ordena reprimir las movilizaciones de campesinos dirigidas a la toma de las tierras que solicitan, es porque la ley se ha tornado ¡subversiva!
Para los gobiernos adeco/copeyanos, cuarenta años no fueron suficientes para atender las solicitudes y realizar la dotación de tierras en el lapso de 30 días. En idéntica situación se halla el gobierno de la llamada revolución bolivariana, que en trece años no ha ejecutado la Ley de tierras y desarrollo agrícola. Dicha Ley al igual que la adeco/copeyana ¿Comienza a ser subversiva?
¡Parece que sí!
¿Por qué el campesino tiene que actuar de esa manera?
¿Por qué tiene que invadir las tierras?
Tiene que actuar de esa manera, por cuanto no se cumple con lo establecido en el Artículo de la Ley sobre la inmediatez en la atención de solicitudes y entrega de títulos de dotación de tierras. ¡Qué farsa! La Ley convoca al campesino para que haga las solicitudes, pasan meses, pasan trece años y no hay respuesta en el lapso de 30 días. El campesino espera el tiempo establecido para recibir respuesta, exige el cumplimiento de la Ley, el gobierno declara ilegal la solicitud, el campesino invade la tierra solicitada y se convierte en delincuente por reclamar la tierra que según la Ley le debe ser entregada. De esta manera, al fracaso de la Reforma Agraria adeco/copeyana, se suma el nuevo fracaso. Tan “revolucionaria” era la Ley de Reforma Agraria de 1961, como puede serlo la actual.
En cuanto a la dotación de tierras - con todo y atribuirse carácter “revolucionario” – la Ley actual no es tan asequible por cuanto exige un conjunto de requisitos que no exigía la Ley de 1961.
En lo que textualmente coinciden, es en el Artículo 64:
Dentro de los 30 días hábiles siguientes a la recepción de la solicitud, el Instituto decidirá si procede a la adjudicación.
En trece años ¿Cuántos 30 días han transcurrido? Los 30 días que establece la Ley se alargan y ¡nada de nada! El gobierno de la llamada revolución bolivariana ¿superará el record Guiness de los 40 años establecido por los gobiernos adeco/copeyanos en reforma agraria no realizada?
Los resultados de cuarenta años de Reforma Agraria, más trece, están a la vista en el borde de las carretas del país, pobladas de campesinos pobres que, en hilera interminable, serpentean las vías. En la carretera panamericana que cruza el Sur del Lago, desde Agua Viva a La Fría, la empresa constructora había dejado una franja de veinte metros de cada lado, en previsión de futuras ampliaciones. Esa franja de tierra fue paulatinamente ocupada por campesinos pobres, con un rancho, un conuco de yuca, cambures, plátanos, naranjas, mangos, cuya producción ofrecen en venta a los transeúntes de la vía. Además, esa ubicación les permite trabajar como obreros en los latifundios y fincas aledañas, de la burocracia finquera. De esa manera los gobiernos adeco/copeyanos encontraron la fórmula de exhibir la Reforma Agraria de los campesinos sin tierra, en los bordes de las carreteras de todo el país ¡como en vitrina! La llamada revolución bolivariana, ha complementado el proyecto por la colocación, frente a cada rancho, del correspondiente policía acostado, que al frenar el tráfico de vehículos, crea fuentes de trabajo por la venta de café en taza, frutas y chucherías. El policía acostado es otra novedosa y “revolucionaria” forma de alcanzar el pleno empleo y mantener la cifra de desempleo en un digito. Buhonería a escala nacional en las aceras y semáforos, complementada con policías acostados en las carreteras, todo junto, forma parte del ¡gran proyecto de transformación nacional ¡de pleno empleo!
¿A quien le puede importar el daño que los policías acostados le causan al parque automotor en sus sistemas de frenos, dirección, amortiguación, por saltar cientos de veces sobre lomos de cemento colocados en la extensión de las carreteras nacionales?
El autor contó entre Barinas y San Fernando de Apure 74 policías acostados. Cosa curiosa, la mayor concentración está en los aledaños de Sabaneta. Entre Tovar y Mérida, con un recorrido de 64 Km. hay 44 policías acostados. Entre Tovar y La Victoria - 30 Km - hay más de veinte. Si en un vehiculó de cuatro ruedas es un tormento atravesarlos ¿Cuál será la tortura para el chofer de una gandola de 18 o 22 ruedas? Si al pasajero de un autobús le corresponde el asiento ubicado sobre las ruedas traseras, cada policía acostado significa un latigazo en la columna y vertebras cervicales . Es decir que entre Tovar y Mérida el pasajero recibe 44 latigazos en la columna y vertebras cervicales.
¿La llamada revolución bolivariana se habrá paseado por estas secuelas del problema? De esta manera los traumatólogos - además del trabajo que les proporciona la proliferación de motos - tienen otra fuente de lesiones óseas en los policías acostados y en cierta forma participan del lema de la medicina mundial: “ustedes crean la enfermedad (distribución mundial de alimentos) y nosotros fabricamos la cura (laboratorios), así todos participamos del negocio”.
Paradójico contraste, al borde la vía, detrás del rancho, el conuco y el policía acostado, está la tierra que el campesino solicita y nunca recibe. La tierra que por Ley ha debido recibir.
En 1959 las asociaciones de ganaderos de la zona Sur del Lago, ordenaron a sus asociados, correr las cercas y apropiarse de la franja de veinte metros de tierra que bordeaba la vía panamericana a lado y lado, para evitar fuera ocupada por los campesinos pobres con sus ranchos, conucos, la mujer preñada, los niños barrigones de lombrices que afean la fachada de las fincas y no deja ver la vistosidad de las cercas de estantillos pintados de colores y alambre de púas tensado como cuerda de violín o las cercas vivas, setos de zarzales impenetrables, como muros que marcan los guetos del estirado campo de concentración de campesinos pobres, que serpentea las carreteras del país.
Las leyes que enuncian reivindicaciones sociales, terminan por ser subversivas, para los gobiernos. Es la experiencia vivida en 50 años de lucha en organización social y defensa del ambiente natural. Ocurre con algunos artículos de la Constitución Nacional, Ley de Reforma Agraria, Ley de Asociaciones Cooperativas, Ley Forestal de Conservación de Zonas Protectoras de Suelos y Aguas, Ley del Trabajo, Ley de Prensa y Radiodifusión. No hay argumento que moleste más a un funcionario público de cualquier jerarquía, que recordarle alguna norma legal. Es provocarle furia, darle el pretexto para que lo solicitado pase al olvido o agonice en plazos interminables. Por esta razón, la elaboración y entrada en vigencia de leyes que contengan reivindicaciones sociales, terminan por ser actos demagógicos, populistas, que sólo tienen el propósito de aparentar vocación “humanística” del gobernante de turno; pero, en ningún momento, quienes las elaboran, tienen el propósito sincero de llevarlas a la práctica, o como en el caso de la Reforma Agraria, realizar sus objetivos fundamentales: acabar con el latifundio de la burocracia finquera; alcanzar la justa distribución y utilización de la tierra con sentido social y no capitalista; garantizar a la población el suministro de los alimentos de la dieta diaria; y lo más importante en una verdadera Reforma Agraria, salvaguardar las vertientes o zonas protectoras de suelos y aguas, adonde ha sido empujado el campesino pobre por el latifundista o burócrata finquero que ocupa las tierras planas y aptas para la actividad agropecuaria. Sacar a los campesinos pobres de las zonas protectoras de suelos y aguas y reubicarlos en las zonas aptas para la actividad agropecuaria, debe ser el propósito primario y fundamental de la Reforma Agraria.
(Fragmento tomado del libro “La Guerrilla de La Azulita”. León Moraria. Inédito)
leonmoraria@gmail.com
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