El capitalismo acabó con los campesinos, con lo que no pudo acabar fue con el hambre. Elementos socio-politico-económico han contribuido a la desaparición de la vida y la producción de los campesinos, que era una de las partes componentes del modo de producción agrícola anterior al actual y del que solo quedan vestigios de lo que antes fue una actividad predominante.
Este conjunto de factores en el desarrollo de nuestra Venezuela han concurrido para que ocurriera de esta manera, en que el campesino, entendiéndolo como aquel dueño de un pequeño o mediano pedazo de tierra, la cual cultivaba o explotaba para su sustento desapareciera, siendo el principal y ya reseñado en nuestra historia económica, la aparición y desarrollo de la actividad petrolera que generó una emigración masiva hacia esa nueva actividad y hacia los centros urbanos que nacieron y crecieron al calor de su empuje económico.
No hay que confundir al campesino como clase social con las personas que viven en el campo, que son de diferentes clases sociales, el terrateniente, el obrero, el empresario.
De los fenómenos culturales que generó el campesinado, sobrevive elementos musicales del folklore, que también van siendo lentamente desplazados lógicamente, por el nuevo folk urbano moderno, siendo esto debido además a que no somos un país con una etnicidad compleja que produjera sociedades internas en interacción, con diferentes proyectos de vida y supervivencia, aunque al final todo será unificado por ese gran unificador que es el capitalismo.
En ese sentido todos nuestros hechos masivos históricos, independencia, guerra federal, petróleo, urbanización, democracia liberal, revolución bolivariana, han sido unificadores, igualitarios, y no perpetuadores de diferencias extremas entre nosotros.
Es así como creo que a estos fenómenos telúricos ya mencionados debemos agregar otros que bajo el nombre genérico de modernidad afectaron hacia su disolución la vida del campesino como clase social diferenciada en nuestro país, como son la urbanización, la industrialización, la mecanización agrícola que afectaron la viabilidad económica de la pequeña producción agrícola que caracteriza al campesino y produjo el fenómeno su migración a las ciudades en busca de mejores oportunidades
Y aunque no todos los campesinos sobrevivientes fueron eliminados por las grandes empresas, es un hecho que el avance de la agroindustria y la concentración de la tierra en pocas manos ha llevado a la desaparición de sus pequeñas explotaciones agrícolas.
Una vez que la vida campesina desaparece en una región, puede ser difícil o incluso imposible de recuperar o de por muchos esfuerzos del gobierno que se hagan.
El ultimo evento que le está dando el toque final a la existencia de los campesinos es el avance tecnológico que la producción agropecuaria ha tenido a nivel mundial, avance que favorece a grandes empresas, desplazando a los pequeños agricultores y concentrando la producción en pocas manos y haciendo desaparecer todas las clases sociales distintas a empresarios y obreros, anteriores a estas tecnologías.
Tienen estas nuevas tecnologías dos elementos básicos que la hacen inalcanzable para el pequeño productor, como son por una parte son intensivas de capital, del que ellos no disponen y su manejo requiere una serie de conocimientos de los que tampoco disponen.
Este advenimiento de nuevas tecnologías agropecuarias, ha generado un cambio radical en la estructura del trabajo y transformando al trabajador agrícola en una parte de la clase obrera. Conllevan ellas, la automatización, la inteligencia artificial y la digitalización reconfigurando no solo la producción, sino también las relaciones laborales y el concepto mismo de trabajo.
Esta nueva clase obrera se caracteriza por ser más globalizada, compuesta en gran parte por trabajadores en el sector digital, plataformas y economía colaborativa, disminuyendo por lo tanto el trabajo manual, pero agravando o dándole una nueva expresión a las desigualdades laborales y a la explotación.
En este contexto de alta tecnología, ocurre una explosión en la producción de alimentos a la cual todavía Venezuela no ha llegado pero, que tal como se informa la empresa brasileña Biofarma, establecida en el país, promociona incrementos en los rendimientos agropecuarios de hasta 170 veces a las cosechas tradicionales. Usando estas nuevas tecnologías en países de Europa se logran por ejemplo, resultados en la producción de tomate que supera los 20 kgrs/m2; 200.000 kilos por hectárea. Estos niveles de producción nos llevan a concluir que el capitalismo, junto con la desaparición del campesinado por el avance tecnológico mantiene el hambre en un tercio de la población mundial.