El capitalismo, como sistema económico predominante a nivel global, se enfrenta situaciones y contradicciones internas y externas que llevan a pensar que no puede resolverlas con su esquema de dominación imperialista elaborado desde la II Guerra mundial. Este esquema se basaba en otorgar grandes concesiones, económicas y políticas, para mantener alineados detrás de sus objetivos a los otros países a nivel global para evitar el avance de la revolución socialista, representada principalmente por la Unión Soviética. Así llegó a dominar el mundo.
Este esquema de relaciones imperialistas entró en crisis y Estados Unidos ya no puede financiarlo. Podemos decir que Estados Unidos con Trump ahora no quiere seguir vendiendo a crédito, ahora se debe pagar de contado.
Esta crisis se manifiesta en el déficit comercial de Estados Unidos que alcanza los 1.200.000 millones de dólares y genera una deuda pública que supera el Producto Interno Bruto (PIB), último punto este que ocurre también en casi todos los países desarrollados. Estas cifras plantean dudas y realidades sobre la viabilidad y sostenibilidad del capitalismo en su forma actual. También se está manifestando una pérdida de confianza el dólar como moneda mundial de reserva.
He aquí el origen del incremento de los aranceles.
Es importante destacar que el capitalismo, en su esencia, se basa en la acumulación de capital y la libre competencia. Sin embargo, cuando observamos el panorama actual, parece evidente que estamos ante un sistema que enfrenta demasiados problemas para aplicar esos principios y la última esperanza blanca para resolverlos sin una guerra atómica es Donald Trump, convicto de delitos en sus tribunales.
Por otro lado, la situación en otros países ricos, donde la deuda supera el PIB, revela una tendencia conocida "deuda soberana", que también presenta riesgos significativos para el capitalismo en su conjunto, pues las naciones pueden verse atrapadas en un ciclo de endeudamiento donde el servicio de la deuda consume sus recursos, limitando su capacidad para invertir en infraestructura, educación y salud y alimentando el descontento social y aumentando. En este contexto el sueño fascista de un rearme europeo por 800 mil millones para una guerra con Rusia, se ve como muy cuesta arriba.
A pesar de estos problemas se argumenta que el capitalismo tiene la capacidad de adaptarse y resolverlos. Si no lo hace se caerá en un estancamiento hasta que se plantee una resolución a esa contradicción, para la cual no hay solución inmediata. Los socialistas aunque estamos actualmente en modo latente, tenemos una solución que ofrecemos libremente a los pueblos y los trabajadores que sufrirán enormemente esta crisis capitalista, cambiar la escala de valores y cambiar la dirigencia de los países. Más nada.
La innovación y la tecnología han permitido la creación de nuevos modelos de negocio, así como la digitalización de la economía, con el consiguiente aumento de ingresos y ganancias, estas junto a los descubrimientos e innovaciones que vendrán, podrían ofrecer soluciones a problemas coyunturales pero no a los estructurales. Así, la innovación plantea la cuestión de si los beneficios del capitalismo se distribuirán equitativamente. La concentración de riqueza en manos de unos pocos es lo que ha a poner en tela de juicio la estabilidad del sistema.
Vemos que el capitalismo, tal como lo conocemos, enfrenta una serie de pruebas que ponen en duda su viabilidad a largo plazo. El déficit de Estados Unidos y la creciente deuda en los países ricos son solo ejemplos de un sistema que necesita urgentemente una reforma o su desaparición. La clave para la supervivencia del capitalismo podría residir en su capacidad para adaptarse y abordar las desigualdades que han surgido en su seno, permitiendo así un desarrollo más sostenible y equitativo que beneficie a toda la sociedad.
Sin esta transformación, el futuro del capitalismo se presenta incierto pues los beneficios que generen los aranceles beneficiaran a las clases ricas. Pero las políticas de Trump líder máximo del sistema capitalista no resuelven las desigualdades y la exclusión, sino que las profundizan.
Oscar Rodríguez Estrada 4 de abril de 2025