LA CRISIS AGRÍCOLA
CORRIENTE CLASISTA AGRARIA “NICOMEDES ABREU” Documento N° 10
Es necesario cambiar nuestro modelo agrícola altamente dependiente de factores exógenos, responsables de la descapitalización de pequeños y medianos productores.
Para su implementación hay que impulsar los nuevos sujetos de la economía agrícola, ya que esta política, trazada por las transnacionales de los insumos y bienes para la producción agrícola, ha llevado a nuestros productores a depender del monocultivo y ser los proveedores de materia prima para los monopolios agro industriales, responsables de las fluctuaciones erráticas de precios, debido a las conductas irregulares en el abastecimiento y la distribución de alimentos, la oferta escasa y la poca variedad de los mismos.
Todo lo antes dicho trae como consecuencia hambre y desnutrición como elemento estructural del capitalismo, y los más perjudicados por esa conducta son los más débiles, el productor y el consumidor.
Esto obliga a concebir una planificación estratégica, democrática, participativa, protagónica y territorial izada de la producción agrícola en función del desarrollo social, que abra nuevos espacios de intercambio y distribución de los productos, insumos y servicios agropecuarios.
Para su implementación hay que impulsar los nuevos sujetos de la economía agrícola.
Esto traerá como consecuencia la creación de las bases para un nuevo orden social y económico que permita el desarrollo de las fuerzas productivas del agro, para ir superando la desigualdad entre el campo y la ciudad, reivindicando así la vida de los productores.
La existencia de los sistemas productivos y el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en el campo, responden a diferencias territoriales dadas por la diversidad de las condiciones edafoclimáticas, la incertidumbre de la producción, la inflexibilidad de los ciclos de producción; condiciones estas que determinan la existencia de un desarrollo agrícola y consumo de alimentos desiguales..
Tales características condicionan la realización, el valor o la formación de precios, tanto en la producción como en el consumo de alimentos y en general de bienes, servicios y saberes del sector agroalimentario.
Específicamente en el área de la agricultura, el desarrollo de la fuerzas productivas capitalistas obedecen al impuso del uso intensivo de arados, altas dosis de fertilizantes y uso permanente de agro tóxicos, para el fomento agronómico de los cultivos; y más recientemente, impone el uso de semillas transgénicas, biofertilizantes y controles biológicos de plaga y enfermedades.
Este modelo de desarrollo orientado por las transnacionales, garantiza la dependencia y la reproducción de capital, y hasta ahora los resultados son agotamiento de los suelos, mal formaciones de los mismos en los lugares donde se ha practicado esta agricultura criminal. Tales son los casos de: Sabaneta, La Luz, Pueblo Llano, Quíbor, La Mesa de Guanipa, Socopó, Sistema de riego Rio Guárico, Turén y otros.
Esta práctica diseñada por las transnacionales además de enfermar el suelo y la gente, quiebran económicamente a los pequeños y medianos productores con el fin último de apropiarse de sus tierras, como está ocurriendo en Sur América y Centro América; y según datos de la Fundación Getulio Vargas del Brasil, en ese país se han descapitalizado en un 44,4% y de 1980 a 1985 en la cuna del capitalismo, según el Consejo Nacional de Investigaciones de Estados Unidos, quebraron más de 200.000 productores norteamericanos.
En el caso venezolano, en el año 1998. la porción de pobladores del campo alcanzaba un porcentaje del 14 % sobre la poblacional total. Hoy, según cifras el Instituto Nacional de Estadística (INE) esta cifra es solo del 8% a pesar del aumento de la población y de todos los esfuerzos del Gobierno Bolivariano para desarrollar la agricultura para tratar de garantizar la soberanía alimentaria. Esto lo que viene es a ratificar el fracaso del modelo agrícola aplicado hasta el presente y surge de manera emergente y urgente la aplicación de un nuevo modelo de agricultura limpia que empodere al productor,
Esta discusión que proponemos debe conducir a la producción de alimentos limpios de agro tóxicos, la conservación de los suelos, aguas y bosques.
La intensificación de la agricultura sin dependencia agroindustrial y la obtención de máximos rendimientos biológicos en forma natural, forman parte del desarrollo de las fuerzas productivas orientadas hacia el socialismo, que no tributan al capital, pero demandan cambios en las relaciones sociales de producción, que pueda incluso trascender los límites del abastecimiento interno y apuntar en la dirección de colocar en el mercado para la exportación una línea de alimentos limpios que aporte a las necesidades de salud de los pueblos.
En consecuencia, es obligatorio hacer una evaluación de los costos que significa para el Estado Venezolano el empobrecimiento de los suelos por la intoxicación que producen los agroquímicos, que traen como consecuencia el deterioro de la salud de los ciudadanos que consumen estos alimentos contaminados y que trae como consecuencia el aumento de los presupuestos de salud e incluso muertes causadas por este modelo.
El momento histórico que vive el Estado venezolano, amerita abrir una discusión para producir cambios estructurales en las condiciones de una justa distribución social de los beneficios derivados de la actividad agroindustrial y agro productiva. No es posible que toda la planificación agrícola del Estado venezolano sea para seguir comprando insumos a las transnacionales que en conclusión van a fortalecer el gran capital foráneo en detrimento de cada vez un deterioro progresivo de productores y consumidores.
Llego el momento también de no distraer el fondo de la discusión agropecuaria a que nos tienen sometido diversos “dirigentes” del sector; banalizando el tema al argumentar que el problema es tierra y precios, lo que desvía en medios de comunicación y asambleas de productores el verdadero tema de fondo y de discusión de la agricultura venezolana, el cual es más complejo, diverso y profundo, porque la dotación de tierras, la asistencia técnica y financiera y menos la garantía de colocar su cosecha son solo parte del problema.
Los productores agropecuarios nos atrevemos hacer esta propuesta para colocar el tema agrícola en el verdadero centro de la discusión y para que sea elevado a un debate público nacional evitando discusiones estériles. Sobre todo ahora que contamos con un Ministro de Agricultura con criterio, conocedor de la materia. Abogamos porque esta nueva concepción se mantenga en el tiempo y tenga la fortaleza de resistir las embestidas que vendrán de las mafias de importadores que andan detrás de los dolares preferenciales sin importarles, para nada, la agricultura nacional.
Para crear los pilares de una verdadera visión agropecuaria, es necesario además, conocer en manos de quién está la tierra, sobre todo las rescatadas por el Estado Venezolano, así como conocer el uso que se está dando y cuál es la cuantía de semovientes, instalaciones, maquinarias y otros bienes administrados por el Estado, como paso previo y necesario para evaluar y hacer rentables las unidades de producción. Igualmente es preciso saber quiénes fueron los beneficiarios de los dólares preferenciales otorgados a nombre del sector agrícola.
Estas dos premisas rescatar la fe y la confianza del sector agropecuario y por supuesto del colectivo nacional.
prensaya203@gmail.com