"La cuestión aquí planteada no es predecir quién ganará la batalla. Quien, la gane, y como consecuencia del triunfo continúe con el mismo comportamiento, tendrá una victoria pírrica, pues ello incrementará el proceso de desorganización social y nos llevará nuevamente a la guerra civil, rompiendo la unidad de la nación y debilitando de manera desproporcionada al Estado. Es la "colombianización" de Venezuela".
Ciertamente, para muchos venezolanos de hoy el hecho de haber malgastado tiempo; y, mucho más escasos grave aún, recursos escasos e irrecuperables, como se ha hecho en los últimos 4 años, es motivo de indignación; y este sentimiento no hay en quien volverlo, sino en "ellos", los que han dirigido el conjunto. Pero una reflexión un poco más profunda nos lleva a determinar que no hay un límite entre "ellos", y "nosotros"; que el "ellos" es el "nosotros"; que hay una responsabilidad colectiva, en donde por acción u omisión todos los venezolanos en esta tierra —y en especial los que han tenido poder, autoridad e influencia— son parte de los dolores y miserias que nos aquejan.
De forma que si no hay "ellos" responsables de la situación que vivimos los venezolanos tampoco hay antecedentes a los cuales se les pueda culpar. Esto nos deja con un profundo vació para los fines de nuestra catarsis. Esfuerzos de esta naturaleza, en el marco de nuestra cultura, no tenemos otra alternativa que aceptar la "autoculpa"; pero ello, en lugar de aliviar nuestra angustia, la profundiza al generarnos mala conciencia y sentimiento y pecado.
De manera que, introducido el petróleo como eje central de la economía venezolana, conjuntamente con las posibilidades de acumulación de riquezas y poder que él significa dado su valor económico y estratégico, se posibilitó la formación de esa clase-Estado que le dio a la etnia un poder de acción que la convirtió en nación, dándole así una presencia significativa y estable en el comunidad internacional. Efectivamente, él posibilitó la persistencia del régimen político, al superar la guerra civil y con ello la posibilidad de construir un presente a la medida de las aspiraciones de los venezolanos.
Es cierto que somos pequeños y pobres relativamente —hecho del cual no tenemos conciencia por cuanto la propia ideología creada en torno al mito histórico y a la riqueza de la tierra nos lo impide ver—, pero también es cierto que otras naciones pequeñas y pobres han sabido ganar, aprendiendo a dominar las reglas del juego. De manera que malamente nos podemos considerar "jodidos". Sin embargo, ¿de dónde proviene la angustia que como estado psicológico sentimos los venezolanos en el momento actual y con la cual iniciamos este ensayo?
De hecho, el desarraigo de sus lugares de origen y consecuencialmente de sus ocupaciones tradicionales produjo la fractura de la familia en los grupos marginales; y, junto con ella, dando lugar a un crecimiento demográfico explosivo, con la consiguiente creación de una fuerza laboral que el sector de la economía no puede asimilar y que la llamada "economía informal" —mediante la cual subsisten— ha ido diferenciando sensiblemente desde el punto de vista cultural hasta convertirlos en ese "ellos" que cohabita con los ricos y que es fuente de intranquilida.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!