ANC descarada privatización de la moneda

Todas las irregularidades bancarias que estamos sufriendo los usuarios son debidas a que estamos en presencia-desde hace muchas décadas-en la peor de las privatizaciones de los recursos públicos; esto es, la privatización del dinero acuñado, emitido y costeado por el Estado, por el pueblo, por el mismísimo Banco Central de Venezuela. El caso es que, al ceder el uso de la moneda a la banca privada, el BCV queda inutilizado para ejercer alguna vigilancia ni calidad de la prestación de sus servicios. En cuanto a Sudeban, no ha pasado de ser un elefantote blanco.

En tiempos actuales, cacaraqueadamente montados en una de socialismo y revolución de igual índole, resulta curioso que los conos monetarios le sean entregados mansamente a la banca privada para que esta los administre, cobre por los servicios bancarios prestados al BCV, a todos los entes gubernamentales, y a los usuarios del dinero.

Toda esa privatización, perversa en sí misma, puede resumirse en que el dinero nacional ha sido convertido en una mercancía expropiada por la empresa privada[1]. Los usuarios de la moneda se preguntarán para qué se reemplazó el viejo cono monetario por otro si ahora no hay del primero ni del segundo.

De poco sirve que el BCV los haya mandado a acuñar si luego los deposita mansamente, impunemente en manos privadas que es como poner carroñeros a cuidar cadáveres.

Vamos a expresarlo perspicuamente: Un banco central que deje la circulación de la moneda en manos privadas sólo le economiza costos a esa banca cuando, por añadidura, esa banca privada le cobra al Banco cedente por servicios bancarios, digamos, por el pago de salarios y otros compromisos que contraiga la Administración Pública.

Cuando los bancos privados acuñaban monedas de metal y de papel tal como hacen con el llamado dinero bancario, ellos autofinanciaban sus propios costos. Ahora, tenemos, por órdenes del FMI, unos bancos centrales de los países arrodillados al capitalismo imperial, que costean las emisiones dinerarias, se las depositan según sus exigencias comerciales, les pagan por esos servicios, tratan a los usuarios como mejor les convenga como entes privados, los humillan y hasta toman el control político del Estado. Lo hemos visto, lo seguimos viendo.

La ANC debería tomar en cuenta estas observaciones con la urgencia del caso. Es notorio el control ínsito e implícito que ejerce la empresa privada dineraria sobre el BCV, sobre Sudebán, ambos organismos atados constitucionalmente al interés privado, la misma empresa bancaria que ha convertido la moneda y los billetes en mercancías. Es como trabajar en una empresa para que el salario lo retire para sí el mismo dueño de la empresa.

 


 

[1] En los EE. UU. no existe ningún banco central del Estado; tenemos entendido que sus monedas y billetes corren a cargo de empresa privadas y estas contratan las correspondientes cecas o "casas de la moneda" que también son empresas privadas.

 

 

 



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Manuel C. Martínez


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