La experiencia histórica, nos señala el camino para revertir la guerra declarada por el imperialismo del EEUU, sus gobiernos vasallos al sur y sus agentes y funcionarios políticos y empresariales, actuantes en territorio nacional, pasa necesariamente por una actuación vigorosa y, casi de vanguardia, del Banco Central. Ese organismo, dispone de un poder de fuego económico que, en el caso venezolano, no ha sido utilizado y casi pudiéramos afirmar, que se ha oxidado por falta de uso. Lo cual, no quiere decir, que el país ha vivido en un período de paz en lo económico, todo lo contrario. Todas y todos, somos testigos que al menos desde 2013 en adelante, el imperialismo de EEUU ha llevado a cabo, una inclemente guerra económica expresada en devaluación de la moneda nacional con relación al patrón dólar, el cual se ha expresado en altas tasas de inflación, factores ambos, que por mandato constitucional, constituyen atribuciones exclusivas y obligatorias del Banco Central (CRBV, Art. 318). Estableciendo la Constitución Bolivariana al BCV, como tarea fundamental: "lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria. La unidad monetaria de la República Bolivariana de Venezuela es el Bolívar". Los hechos, hablan por sí solos.
Definir en qué momento perdimos, como Nación, el poder de control sobre el BCV, bien pudiéramos conducirnos al año 2003, momento de debate y confrontación de ideas. Cuánto no le costó al Comandante Chávez, integrar el BCV al impulso del desarrollo nacional mediante el financiamiento de programas productivos de alto impacto en la economía nacional. No fue nada fácil, la relación entre nuestro Comandante Chávez y los integrantes de los directorios del BCV, quienes se escondían en la famosa autonomía de dicho Banco con relación al Poder Nacional, pero cuán poco independiente lo era de los poderes fácticos internacionales. Todavía está fresca en nuestras memorias, aquel debate impulsado por nuestro Comandante Infinito en 2003, en uno de sus Aló Presidente, en que le solicitara a la directiva del BCV le "traspasara" un millardito de dólares de las reservas internacionales para financiar proyectos agrícolas. Cuánta bulla no generó esa tentativa, hasta las "vacas sagradas" que por siempre estuvieron enquistadas en las directivas del BCV, se levantaron en defensa de la supuesta autonomía e independencia del Banco. Pasado un año de aquella sugerencia presidencial, fue que directivos del BCV, se dignaron en avalar la propuesta presidencial y PDVSA pudo destinar un millardo de dólares de sus exportaciones petroleras, para financiar el sector agrícola nacional. Un año después, 2005, nació el Fondo de Desarrollo Nacional o FONDEN, el cual permitió que ingresos extraordinario producto de la importación petrolera, se emplearan directamente en el financiamiento de obras de alto impacto nacional como pueden ser los sistemas masivos de transporte o metros de Caracas, Los Teques, Valencia, Guarenas, Valles del Tuy, Metrocables, Trolebús de Mérida, líneas férreas, industrias y empresas de distintas áreas petroquímica, agroindustrial, agrícolas, manufactureras, de viviendas en Fuerte Tiuna, entre otras. Pero, si en 2003, pudimos constatar cuán alejado se encontraba de los intereses nacionales ese Banco Central; en 2011, pudimos verificar cuán integrado a los intereses imperialistas se encontraba nuestro Banco Central. Chávez, a raíz de la intervención militar imperialista sobre el pueblo de Libia, el despojo de sus recursos financieros y, en especial, su oro, colocado en instituciones financieras del imperialismo, motivó en nuestro Comandante Infinito la convicción de recuperar nuestro oro, colocado en países que habían despojado al pueblo libio de sus propiedades, cual delincuentes de viejo cuño. La repatriación, y posterior colocación bajo resguardo en las bóvedas del BCV, de nuestro oro, se convirtió en otro punto de desencuentro con la directiva del BCV.
La relación del camarada Presidente Maduro, no ha estado exenta de problemas con la directiva del BCV. Hace apenas unos meses atrás, fuimos testigos de cuán alejada se encuentra todavía esa institución de los altos intereses nacionales. Cuando toma la decisión de sacar de circulación el billete de Bs 100, almacenado en diversos lugares del planeta, mientras iniciaba su pronunciada escasez en territorio nacional, con lo que preveían inducir, las fuerzas de la derecha, un golpe financiero con fines desestabilizadores. El BCV, reaccionó en consecuencia, impulsando la ampliación del cono monetario con una nueva colección de especies monetarias a fin de reemplazar el billete de 100, sacado de circulación. No se imaginaría, el camarada Presidente Maduro, cuán burocratizado y anquilosado se encontraba ese ente público, guardián del poder económico de la nación. Así, a mediados de diciembre 2016, el camarada Presidente Maduro, se vio obligado a denunciar en cadena nacional: "Estamos aligerando la entrada de los nuevos billetes, pero tengo que denunciar algo, estamos siendo víctimas de un sabotaje internacional para que los nuevos billetes que ya están listos, no puedan ser trasladados a Venezuela, así lo denuncio". Y mientras el Presidente denunciaba, se hacía pública una investigación de Wall Street Journal que lo ridiculizaba: "…el banco central de Venezuela otorgó a Crane Currency, impresora de valores de Boston, la mayor parte del contrato para imprimir nuevos billetes de mayor denominación necesarios para mantenerse al ritmo de una inflación de tres dígitos…" (Venezuela contrata a impresora de dólares como proveedor de bolívares, TWSJ). Hicieron fiesta en el norte; mientras, la Casa de la Moneda, creada por nuestro Comandante Chávez, en ejercicio de plena Soberanía Monetaria, fue dejada a un lado. Apenas, unas monedas le dejaron para su acuñación sin que, a la fecha, les hayamos visto las caras a esas supuestas nuevas monedas.
A comienzos de este año, el camarada Presidente Nicolás Maduro destituye al para entonces presidente del BCV, Nelson Merentes, designando en su lugar a Ricardo Sanguino, a quien el camarada Presidente describió como: "un hombre de gran experiencia, caraqueño y tachirense. Lo conozco muy bien y es uno de los hombres más estudiosos y conocedores de la vida financiera y monetaria del país". Pasando a continuación, a definirle las tareas de urgencia que reclama nuestro pueblo: "A partir de ahora, luego de cumplir todo lo que es la postulación y designación, para que el BCV se ponga al frente de la batalla por defender nuestro sistema financiero, nuestro sistema monetario y la economía de Venezuela". Pasados siete meses desde que se incorporó a su cargo el camarada Sanguino, los resultados están a la vista de todas y todos. No hay, un solo anuncio de impacto que haya emanado del BCV, tendiente a la defensa de nuestra moneda. Mucho menos, en lo referente a la contención de la inflación inducida, que afecta negativamente los ingresos de nuestro pueblo.
El BCV, se ha convertido en una fortaleza amurallada que ante la ofensiva imperialista contra nuestra moneda, el efectivo, sencillamente se ha limitado a incrementar la propaganda del nuevo cono monetario en la tv y radio. Lavar su imagen, al menos intentarlo, a eso se ha reducido la actuación del BCV contra la agresión imperialista contra el Bolívar, mientras se incrementan el descontento popular y la exigencia de actuación a los organismos públicos. En resumen, al camarada Sanguino se lo tragó la burocracia becevista, el aire acondicionado y la oficina del último reducto neoliberal que aún queda, entre las instituciones creadas a partir del nacimiento de la Constitución Bolivariana de 1999. Y, esto lo afirmamos, porque una de las premisas que impulsa y ejecuta la ideología neoliberal, tiene que ver con el Estado mínimo o política de no intervención en los asuntos públicos, mucho menos en la economía. Siendo, la llamada ley del mercado, algunos le llaman "mano invisible del mercado", el ente regulador de la sociedad en todas las esferas, a quien le atribuyen incluso atribuciones "humanas", pues llegan hasta afirmar, los seguidores del dogma neoliberal, que el mercado posee mecanismos propios de autorregulación. Tal credo, ha conllevado al FMI a elevar como premisa clave a exigir a los países bajo su supervisión y dominio: "Preservar esa independencia es clave para mantener controlada la inflación". Bancos Centrales, independientes de la supervisión de los pueblos y sus gobiernos, pero totalmente dependientes de las instrucciones y lineamientos de los poderes fácticos mundiales, el FMI entre ellos.
El papel del Banco Central es clave para derrotar las políticas imperialistas de caos inducido en la economía, en procura de sus fines políticos-electorales. En Cuba, cuando la Revolución se vio asediada en el plano monetario por el imperialismo del EEUU, el Comandante en Jefe, Fidel Castro y el Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario, el 26 de noviembre de 1959, en contradicción a la ortodoxia academicista optaron por designar a Ernesto "Che" Guevara, como presidente del Banco Nacional de Cuba. Muchas críticas, internas y externas, recibieron por tal designación. Tantas, que obligaron a Fidel a pronunciarse en una plenaria nacional ante trabajadores azucareros, el 15 de diciembre de 1959, en los siguientes términos: "Para que nadie se llame a engaño, el Che no está ahí [en el BNC] para hacer ninguna barbaridad, el Che está ahí igual que cuando lo mandamos a Las Villas a impedir que pasaran las tropas enemigas hacia Oriente; lo he mandado al Banco Nacional a impedir que se vayan las divisas y para que el parque que tenemos en divisas pues se invierta correctamente". El Che, presidió el BNC entre el 26 de noviembre de 1959 y el 23 de febrero de 1961, su mayor objetivo propuesto fue la nacionalización de toda la banca nacional, objetivo que logró en el poco tiempo que se mantuvo como presidente del BNC, antes de ser designado Ministro de Industria. Recuperar nuestro principal poder de fuego económico, el BCV, se debe constituir en objetivo de primer orden constituyente. Devolvernos nuestro Banco Central, para que vuelva a ser no solo Venezolano sino Bolivariano y Antiimperialista!!