Un huracán es un sistema auto-organizado en el cual se produce una circulación retroalimentada de vientos y lluvia producto de una condensación de aire húmedo (Wikipedi). En este sentido podemos visualizar a la economía venezolana como un devastador huracán de alta categoría (nivel de daño) y de tendencia creciente. Así como las aguas tibias del Caribe hacen que los huracanes cobren fuerza, existen en la situación venezolana elementos que contribuyen a su agravamiento continuo. Sin embargo, los huracanes se disipan cuando llegan a tierra firme y algo semejante ocurrirá pronto con la economía venezolana. En este artículo caracterizo a dicho huracán, discuto cómo se superará y además presento mi compromiso de realizar análisis estadísticos que podrían develar fraude en la elección para la ANC. Veamos.
Desde el descubrimiento de grandes yacimientos petroleros, la economía venezolana dio un viraje desde una orientación agrícola a una orientación que muchos llaman rentista y que yo prefiero llamar capitalista libertina. La peor variante capitalista, la libertina, se caracteriza por estar dominada por un binomio de un Estado poderoso y corrupto y un sector productivo altamente parasitario. La "siembra del petróleo" ha representado la clásica ilusión de desarrollo combinada con la vil entrega del patrimonio del pueblo. Durante más de 100 años, hemos vivido gobiernos con alguna visión nacionalista y con criterios "decentes" de administración pública, pero la mayoría de ellos, y en especial este último, se han caracterizado precisamente por lo contrario.
La revolución bolivariana se mostró en sus comienzos como un movimiento más que nacionalista, patriota, con una visión de patria grande latinoamericana que se deslastraba del yugo de los dominios económicos imperiales y de sus lacayos internos. Sin embargo, la realidad nos develó otra desilusión. Es cierto que el chavismo confrontó a los sectores económicos que habían estado en conchupancia con los gobiernos corruptos de la llamada cuarta república. Pero también es cierto que el chavismo creo su propia alianza de compinches que han disfrutado de los privilegios que otorga el poder político y sobre todo de un Estado muy rico que reparte de manera irresponsable lo que no es de ellos. De este modo se generó en Venezuela una guerra que en el plano político se manifiesta como chavistas contra mudistas, pero que tiene por detrás a los compinches parásitos de antes contra los compinches parásitos de ahora. Los compinches no sólo tienen un carácter doméstico. Detrás de los parásitos nacionales están los emporios económicos de Estados Unidos y Europa Occidental, por un lado, y los de China, Rusia e Irán, por el otro. Así se conforma un cuadro de confrontación con falsa orientación ideológica y con verdadera visión económica y hegemónica.
El huracán económico surge en Venezuela como un proceso en el cual los bandos económicos con fuerzas semejantes pugnan por alcanzar poder hegemónico. Dicha confrontación cuenta con fuerzas bastante equilibradas en los distintos frentes de batalla: comunicacional, psico-social, económico, político y bélico, lo que genera el cuadro propicio para una guerra muy cruenta. Sin embargo, la guerra en Venezuela tiene un matiz muy especial. Ambos bandos están sacando inmenso provecho de la riqueza que le pertenece al pueblo venezolano mientras hunden al propio pueblo en un mar de miseria y desesperanza. En otras palabras, la función objetivo que se han planteado ambos sectores en pugna es el de obtener el mayor beneficio económico a partir de la riqueza venezolana mientras dure la guerra.
Es necesario destacar en este análisis que el mudismo ha tenido un comportamiento traidor a la patria al propiciar el desbarajuste económico y social para el país, con el vil propósito de hacer fracasar al gobierno. A ellos poco lo importan las carencias del pueblo venezolano con tal de obtener los mayores nivel de poder y riqueza,. Asimismo hay que destacar el comportamiento corrupto y corruptor del gobierno nacional. Poco impactaría la guerra económica mudista sino fuese por la terrible quinta columna que se expresa en la corrupción administrativa de los que se dicen revolucionarios chavistas. Peor aún, el gobierno nacional propicia junto con la MUD el empobrecimiento de la cultura del venezolano convirtiéndolo en un ser acostumbrado a la corrupción y al rebusque por cualquier medio. Así llegamos al cuadro de una oposición mudista corrupta por su traición y un gobierno chavista traidor por su corrupción,
En todo este marco, no hay política económica que se pueda implementar en Venezuela sin superar previamente la situación de guerra. Hay quienes plantean de manera ingenua la eliminación del control cambiario, por ejemplo. La realidad es que esta medida representa un componente central del robo que ambos bandos económicos le están haciendo a Venezuela y de ningún modo la van a suspender. Hay que darse cuenta que el huracán económico seguirá dejando su paso destructor sobre el pueblo venezolano, especialmente sobre los asalariados y sobre la marginalidad creciente.
La única forma de parar el huracán económico es acabando con la guerra. Para ello, debe ocurrir que se rompa el equilibrio de fuerzas entre los bandos. Esto implica el debilitamiento progresivo de uno de los bandos hasta alcanzar cierto nivel de hegemonía del otro. El cuadro actual muestra que el mudismo se está consolidando y que el chavismo ha perdido dos baluartes fundamentales: coherencia ideológica y, sobre todo, respaldo popular. Con esto, la situación tiende a que el mudismo conquiste el control del ejecutivo nacional y que paulatinamente conquiste el control general del Estado con todo y su poder económico.
Pronostico que el 15 de octubre el mudismo no sólo alcanzará la mayoría de las gobernaciones, sino que obtendrá un porcentaje muy significativo de la votación nacional. Los niveles de votación alcanzados tendrán un efecto determinante sobre la percepción popular sobre la situación política nacional por diversas razones. La primera tiene que ver con el claro convencimiento de que el chavismo ya no cuenta con el respaldo popular de otrora, pero más importante aún, el convencimiento de que es falso que más de ocho millones de venezolanos hayan votado en las elecciones a la ANC.
Como profesional de la estadística me comprometo con mis lectores a realizar un análisis de los niveles de votación en los procesos electorales donde haya datos con el propósito de verificar si existen evidencias de manipulación de los resultados electorales del último proceso. Es importante destacar que el CNE no ha proporcionado datos de los votos para la ANC más allá del total global nacional (¿Por qué será?). También me propongo demostrar que existen evidencias de manipulación por parte de la MUD en relación con aquella consulta "plebiscitaria". Sin embargo, aunque pronostique que ambos mintieron, es claro que las consecuencias de la mentira en relación con la ANC tiene peor impacto sobre el país, especialmente en lo que concierne al respeto de la voluntad del soberano.
Si los datos son consistentes, vale decir, si no se consigue evidencia empírica contundente de fraude, me comprometo a dejarlo bien explícito. Ahora bien, en caso de que los análisis apunten a lo contrario, estimo y espero que el pueblo venezolano ejerza presión para el cese de funciones de la ANC. Es bueno destacar que independientemente de los resultados, la ANC es ilegítima de origen, dado que la convocatoria no fue realizada como lo indica nuestra CRBV. Tal como lo pronostiqué en el artículo: "Diosdado Dictador "Constitucional" de Venezuela" (https://www.aporrea.org/actualidad/a248622.html), la ANC se está estableciendo un plazo infinito para funcionar como tal, a pesar de su ilegitimidad de origen, su usurpación de funciones, su traición al pueblo y a la patria; y pretenderán continuar así a pesar también de las evidencias de fraude que pronostico surgirán a partir del 15 de octubre.
De cualquier modo, las tendencias quedarán marcadas y será difícil para el gobierno nacional evadir las presiones para la realización de elecciones presidenciales. Cuando eso ocurra, comenzará una fase de caída en picada del proceso revolucionario, que tuvo momentos de gloria y que actualmente se encuentra en franco declive.
El gobierno mudista será otro desastre. Sin embargo, cierto nivel de "normalidad" habrá en la realidad venezolana. Se acabarán las excusas para la guerra y la dinámica económica se nivelará progresivamente a los niveles de los mercados internacionales. Se reestablecerá el abastecimiento de rubros que los intereses económicos habían hecho desaparecer, aunque buena parte de la población se quedará sin posibilidades de adquirir los bienes. Regresaremos entonces a la normalidad de la cuarta república.
El pueblo se resignará en un comienzo a la aplicación del paquete de medidas que imponga el FMI y paulatinamente irá desarrollando descontento y movimiento hasta llegar a proponer un nuevo proyecto revolucionario. Ojalá que el próximo proceso no caiga en los errores del proceso que está muriendo.
Con todo respeto y compromiso revolucionario.