Sin duda alguna, la economía a escala global va encaminada a romper los parámetros tradicionales del dinero fiduciario y la imposición de un dólar sin respaldo, después que Nixon rompiese con el Patrón Oro en 1973 y Estados Unidos comenzará a inundar el mercado internacional de papel sin soporte alguno.
Las criptomonedas vienen a irrumpir dentro de un sistema financiero internacional dominado por los bancos de las potencias hegemónicas globalizantes, que deciden las reglas del juego y la deuda de los países. La eliminación de intermediarios para transacciones de un lado del planeta otro, tan sólo con el uso del internet, y por consiguiente de la electricidad, nos invita a que la nueva época monetaria ya ha llegado y viene pisando con fuerza. El bitcoin, la criptomoneda pionera dio un salto a los 18.000 USD a finales de 2017, y con él, el Ethereum, Litecoin, Dash, entre otras, tuvieron un ascenso vertiginoso en el mercado de las cripto.
Esto obviamente ha desatado las alertas en los gobiernos de muchos países, quienes han intentado generar una jurisprudencia que regule el uso de esta poderosa herramienta virtual, a fin de evitar, en principio, una supuesta devaluación de la moneda de curso local, y además de ello, los intereses de los bancos que se ven seriamente afectados a escala global.
Venezuela, sin embargo, ha dado pasos importantes en la adopción de esta nueva tecnología con la creación del Petro, la primera criptomoneda creada por un Estado a nivel mundial, que a diferencia de las demás que no poseen soporte de ningún tipo, tiene un respaldo de 5.000 millones de barriles de petróleo de la Faja Petrolífera del Orinoco, lo que otorga un nivel de confianza sumamente alto a los diferentes inversionistas de la economía internacional, máxime si hablamos del país con mayores reservas certificadas en el mundo.
En este contexto, la creación del Petro (PTR), tiene su valor trascendental en la sustitución definitiva del dólar paralelo y la evasión del bloqueo financiero impuesto desde la Casa Blanca en Washington a los bonos de PDVSA y al pago oportuno de la deuda, que sin duda alguna, han constituido las principales armas de guerra económica contra nuestro país. Es menester entender en estos términos, que la subida diaria, ilógica e irracional del dólar paralelo ha desatado los precios de todo aquello que provenga de la importación e incluso de lo nacional, bajo la premisa económica aquella del "ajuste relativo de los precios" y el cálculo de ganancia en base a la calidad de vida y no al 30% que estipula la ley.
¿Cómo el Petro eliminaría todo esto? Primero que todo, logrando posicionarse en el mercado internacional como medio de intercambio, libre de especulación manejada por agentes políticos ajenos a la institucionalidad de la República (Dólar today), generando así la transacción: Bienes x Petros, en lugar de, Bienes x Dólares. Es así como cualquier empresa pública o privada que trabaje con materia prima traída desde el exterior, utilice los Petros (PTR) como divisa.
En el contexto nacional, el Petro (PTR) también pude ser utilizado para compra y venta de bienes y servicios, a través de un monedero digital autorizado por el Estado, que genera una dirección y un código QR. La pregunta común es ¿cómo se puede hacer eso, si un PTR está cotizado al precio de un barril de petróleo y otros commoditties? Sencillo, el White Paper nos explica que 1 PTR está subdividido, al igual que el resto de las criptomonedas, a la millonésima parte, es decir, 0,00000001. Estos centavos de PTR se llaman "Mene", y usted con unos cuantos menes, puede cancelar desde la energía eléctrica hasta los impuestos, según los elementos que facilite el Estado venezolano a través de la Superintendencia de Criptoactivos y Actividades Conexas, para tal fin.
Es por ello que, el Petro viene a revolucionar el mundo financiero a escala global, y no en vano países como Rusia ya piensan en lanzar sus propias criptomonedas. Cualquier solución a la crisis actual en Venezuela, que a mediano y largo plazo permita la mejora sustancial en la calidad de vida de la población, representa sin duda, una amenaza "inusual y extraordinaria" a los intereses de las hegemonías que se han creído dueñas del mundo, y una esperanza a los pueblos del mundo que luchan contra la opresión del sistema capitalista, y en pro de la soberanía monetaria.
En conclusión, podemos afirmar que, entre nosotros debe existir una profunda convicción de que el Petro representa un instrumento de liberación económica, ante la arremetida insistente de factores nacionales e internacionales, que siempre han pretendido apoderarse de nuestras riquezas y bondades. Esto nos da un elemento sine qua nom para apoyar este grandioso proyecto. ¡Que viva el Petro!
Econ.
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