Día Noventa y ocho Caminando por el Filo de la Navaja del 2018

Yo estoy vivo tu estas vivo

No se trata de escribir, sobre los adultos mayores cuya expectativa de vida ya está llegando a su fin por razones biológicas sino de la sobrevivencia de la sociedad venezolana en esta guerra capitalista de exterminio. Las condiciones de esta guerra a muerte no convencional impuesta por el imperialismo, nos hacen agradecer, cada día, por haber podido comer o por no enfermarnos y tener que necesitar un antibiótico por decir lo menos. Otras contrarrevoluciones han sido armadas y han producido los estragos propios de una guerra civil o de invasiones imperialistas, aquí todavía no nos han obligado a entrar en esas etapas pero no las descartamos y nos preparamos para ellas. Pero nos están dando duro en el estómago. No tanto por el desabastecimiento sino porque sólo en los bolsillos de los ricos hay los suficientes recursos para adquirir los productos que necesitamos para la dieta diaria.

No hay que acobardarse, desmoralizarse ni rendirse frente a las agresiones de las fuerzas económicas extranjeras que buscan con el bloqueo, con el contrabando de extracción y con el dolartoday, apoderarse, posicionarse y dominar la psique, el pensamiento y el raciocinio del ser venezolano para vencer su voluntad y hacer que nos entreguemos poniéndonos de rodillas ante la dominación extranjera. Sólo el pensar en tener que subordinarnos a los designios de la oligarquía colombiana, defendida por siete bases militares yanquis, que pretende recolonizarnos resucitando, reapareciendo o resurgiendo, en pleno siglo XXI, el virreinato de la Nueva Granada debe poner a vibrar, desde lo más íntimo de nuestra alma, el sentimiento profundo de nuestra nacionalidad.

Los designios del destino hicieron que aquella pobre y humillada Capitanía General de Venezuela fuera la cuna de la emancipación de nuestra América sin saber que en su subsuelo teníamos guardada las más grandes reservas petroleras del planeta. Éramos más ricos que la acaudalada, soberbia y engreída oligarquía colombiana y no lo sabíamos. Aquella casta descendiente de virreyes, bañada de oro y esmeralda, siempre miró con desprecio a la desposeída Venezuela y ahora que sólo vive del narcotráfico nos ve con envidia y ambiciona apoderarse de nuestras riquezas en alianza con el imperialismo norteamericano.

En la guerra de liberación nacional de los vietnamitas contra los imperialistas norteamericanos los pilotos yanquis les destruían diariamente al Viet Cong, Frente Nacional de Liberación del Vietnam, los puentes de comunicación necesarios para el abastecimiento y por las noches los vietnamitas volvían a reconstruirlos. Ese es el papel revolucionario y patriótico del CLAP en esta guerra de sometimiento y de destrucción espiritual, por el hambre, con la cual nos atacan los gringos, sin ningún tipo de consideraciones, en abierta violación al derecho internacional y a los derechos humanos. Los hombres y mujeres del CLAP que en el conjunto del país distribuyen la caja de comida casa por casa representan a los héroes y heroínas del Viet Cong que noche tras noche reconstruían, con la ayuda del pueblo chino, los puentes y caminos bombardeados todos los días por los infames aviones norteamericanos.

 



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Sergio Briceño García

Profesor Universitario de Filosofía de la Educación Jubilado de la UPEL. Autor del Poemario "Porque me da la gana" y de la obra educativa "Utopía Pedagógica del Tercer Milenio". Ex Director Ejecutivo de la Casa de Nuestra América José Martí.

 sergiobricenog@yahoo.com

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