Si el Banco Central de Venezuela no suministra tanto circulante como lo van señalando los ajustes salariales periódicos y demás subsidios y pensiones que viene haciendo el Ejecutivo Nacional, entonces estamos ante un gobierno verdaderamente incompetente e ineficaz en materia de finanzas.
Sin embargo, para nadie es un secreto la existencia continuada de la fuga del efectivo hacia países vecinos y euroeos; todos supimos del hallazgo de una camioneta con 250 MM de Bs. F del cono nuevo (de los Bs. F 100.000).
Además, es notorio que ya los comerciantes no reintegran el monto de sus recaudaciones de efectivo producto de sus ventas diarias. En este sentido, podemos decir que la banca ha perdido su razón de ser, perdió la confianza de los comerciantes y del público en general. Bien gafo resultaría que una persona receptora de efectivo por equis transacción vaya a depositárselo a banco alguno.
Antes de la presente guerra económica, si un banco asomaba cualquier pequeña iliquidez era objeto de intervención o sufría pánico de parte de sus clientes. Hoy resulta natural que un cliente vaya por efectivo y el banco se lo niegue o regule su entrega.
Sobre estas bases, resulta lamentable que algunos colegas y no colegas sigan hablando de dinero inorgánico cuando el Ejecutivo incrementa salarios, pensiones y subsidios varios. Los realiza porque el costo de la vida supera con creces los ingresos de familiares, gracias a la perversa respuesta que ha dado la empresa privada ante una demanda incentivada con cada ajuste salarial. Estamos ante ajustes del circulante ya que de otra manera carecería de sentido hablar de inflación.
El comerciante ha caído en un círculo vicioso. Aprovechó la mejor demanda para elevar precios y esto se le ha venido encima ya que todos los comerciantes se anotaron en esa estrategia para obtener más ganancias o para evitar su descapitalización.
Si las mejoras salariales se asimilan a dinero inorgánico, entonces carecería de incentivo el progreso familiar en una sociedad capitalista como la nuestra. Generalmente, en la empresa privada las mejoras salariales van con cargo a mejoras en las ventas, en los ingresos de las empresas, y una forma expedita de incrementar ganancias es mediante remarcaje de precios, el acaparamiento, o sea, que la demanda creciente es acompañada de una suba de precios.
Es innegable que una empresa privada, enemiga nata de la presente administración pública, no puede acompañar el mejoramiento salarial con una mayor oferta; sería estúpido de su parte y más despistado es el presente gobierno cuando espera esa respuesta y no termina de decidir si esto es Socialismo, o es más Capitalismo, en el presente caso, capitalismo perverso
No olvidemos que, además, en Venezuela la empresa privada no ha estado al ritmo de crecimiento como lo ha venido exigiendo la nueva distribución del Presupuesto Nacional.
Lo único inorgánico o inadecuado es la respuesta de la empresa privada al nuevo ingreso familiar.
Sepamos que sólo por concepto de la Gran Misión Vivienda Venezuela es multimillonaria la nómina salarial semanal que mueve la industria de la construcción de tales viviendas y desarrollos urbanísticos.
Es que si el Estado mejora los salarios y rentas afines es obvio suponer que simplemente está incentivando la demanda ante lo cual, el empresario venezolano, tarado como ha sido-rentista y parasitario del petróleo, hierro, etc. -ha carecido de capacidad técnica y gerencial para enfrentar la nueva coyuntura económica. Ha resultado lo que ocurriría con el semianalfabeto bodeguero de la esquina al que nombren gerente de un transnacional.