Presidente; al verlo y escuchar su apasionado y esperanzador entusiasmo mostrando el éxito de la producción agropecuaria e invitando a celebrar la navidad en aras de volver a la vida cotidiana, no puedo dejar de preocuparme y llenarme de más incertidumbre e incredulidad; ¿cómo, de dónde…?
¿Cómo idealizar esa celebración decembrina?, en normalidad de la vida, si al escribir estas líneas, recuerdo y miro con extrema preocupación el ambiente que en la sociedad se respira, al pensar en quienes viviendo, al servicio del estado o por cuenta propia, de un quince y treinta familiar hecho polvo, nada, inexistente, con extrema dificultad conseguimos para una comida diaria. Amén de sacarle el cuerpo al vendedor de la esquina pendientes de pagos por ‘fiao’, préstamos o servicios.
¿Cómo imaginar esa celebración decembrina en medio de la pesadumbre y angustia por resolver el día presente y el de mañana también?
Las bondades de esa producción, directa o indirectamente, menos como elementos CLAP, poco o nada llegan a nuestras urbanizaciones, o a pueblos y caseríos distantes, olvidados, intencionalmente excluidos por los llamados protectores. En buena parte se queda en el círculo vicioso, burocrático e ineficiente del estado como ocurre con la poca celeridad de las acciones gubernamentales en servicios bancarios o legislativos. Ni decir con las compras a través del sistema BioPago, donde paulatinamente se viene reduciendo el radio de acción y encareciendo los productos disponibles en esos establecimientos! ¡Al final; todo termina en un círculo de trágica comedia y alta ineficiencia! ¡En desaliento y desesperanza! ¡En más culpas para su gobierno!
¿Cómo motivarse cuando en el recuerdo vivo, aún está presente la falta de la navidad de 2018? ¡El mayor triunfo de toda la vida política de los enemigos de la Patria Buena, que junto a Chávez aprendimos a soñar y aún idealizamos! Entonces, en mi urbanización, donde nada llega de esa producción, mi vecino opositor casi muere de tristeza, en desesperanza, a la espera de un prometido ‘combo navideño’ que nunca llegó, como entonces; ¡tampoco llegó la navidad! Como nunca antes; bajo el árbol, en las mesas, neveras y cocinas de la Venezuela Bolivariana y cuarto republicana: ¡No había nada, mucho menos entusiasmo y esperanza!
¿Cómo justificarnos ante nuestros niños y niñas por la falta de su navidad? ¿Qué argumentos esgrimir ante el niño que en lo más arraigado de nuestras almas vive? Ante los enemigos de la patria, quienes al final del cuento, tendrían la razón, al comparar la tragedia del momento con tiempos pasados, solo quedaba aceptar su prédica de que «Antes se vivía mejor»
¿No nos están vacilando nuevamente Presidente, a usted y a nosotros también? Porque desde esta trinchera, en percepción de quién le escribe: «la irrupción social, contra la institucionalidad democrática y el Estado-Nación, que derroque a su gobierno no se ha producido más por el terror y desconfianza en los enemigos internos y externos que por las acciones y logros del gobierno, pero; hasta el miedo tiene límites Presidente» «¡A pesar de la incertidumbre y miseria en la que se vive, en la conciencia del pueblo está; la añoranza de la Patria Buena, Grande y Poderosa!»
Saludos Presidente.
Buen día Nicolás.
¡Vista y pendientes!