La escuela debe ser el centro para la valoración del trabajo creador y liberador, no para reproducir el trabajo como acción de sumisión.
En la antigua Grecia, donde se acuño el vocablo "Escuela" (tiempo de ocio), el aprendizaje no sólo era una actividad meramente intelectual, sino una prerrogativa exclusiva de las clases ociosas, esto es de personas acaudaladas y refinadas cuyas manos no debían ensuciarse con el trabajo manual. Este trabajo abstracto iba a seguir siendo el privilegio de la minoría.
En el momento en que se introdujo la enseñanza generalizada en el siglo XIX y que aún perdura en nuestros días, las escuelas que imparten una educación general y abstracta se consideran "superiores", mientras que la educación vinculada al trabajo, al hacer es considerada inferior, marginal, arrabalera.
Este modelo de escuela, fue la que se implanto de forma forzada y homogénea en todos los confines de la humanidad, con mayor incidencia en el llamado tercer mundo, los empeños educativos se centraron en el modelo occidental de la escuela que hace hincapié en el aprendizaje abstracto, eminentemente teórico, tiene una estructura jerárquica y refuerza el sistema de clases.
En esa dimensión, Venezuela, como otros países de América Latina, ha vivido en alma propia, las consecuencias de una escuela asociada a la destrucción de las actividades de siembra y cosecha en campo y en la ciudad con la aparición de los cinturones de miseria que rodean los centros urbanos, de allí que se observan índices inquietantes que reflejan el abandono y absentismo escolar; Es decir hemos venido hasta hoy en una escuela platónica divorciada de la vinculación con lo productivo.
Revisando el pensamiento educativo, se puede citar a Jean Jaques Rousseau quien imprimió un verdadero impulso a la apertura de la escuela a la realidad exterior, y mas adelante otros como Fourier y Dewey con sus escuelas productivas fueron claros exponentes de una enseñanza global, practica y teórica, distanciado de lo meramente libresco, lejos del recurso literario, sino que diera cabida a la naturaleza, la sociedad y la experiencia; Mas adelante Robert Owen se adentro mucho más y puso en practica la idea de la media escuela- medio fabrica. Mas adelante Karl Marx, quien desarrolló el pensamiento de Owen y de Fourier, llegó a lo que actualmente sigue siendo la piedra angular de la concepción socialista de la educación, como es la introducción del trabajo manual productivo en la escuela.
Todo este comentario anterior, viene a ser una explicación de antecedentes que aún están vigentes y cobran especial atención en momentos en que la sociedad venezolana se debate ante una crisis signada por la falta de alimentos, dentro de lo que algunos dan en llamar guerra económica, economía enferma, pero la realidad la vemos en la búsqueda cotidiana de la escases, acaparamiento y especulación con los rubros de la dieta diaria del venezolano.
La escuela del nivel inicial, primario y secundario, no forma economistas, ni aspira a hacerlo, pues sus maestros tampoco están preparados para ello, ni es un fin de la educación, pero lo cierto es que la escuela no puede continuar de espaladas ante una situación que afecta a roda la sociedad en su conjunto.
El modelo de escuela productiva, siempre ha tenido en su largo historial enemigos y detractores, inclusive muchos de sus maestros de forma deliberada enfrentan dicho modelo, pues este modelo no escapa de la concepción del hombre en su conjunto y del modelo de sociedad que se aspira a construir y del ciudadano que se aspira a formar desde las aulas abiertas de una escuela inmersa en la comunidad y sus problemas.
Cuando Simón Rodríguez, por allá en 1823 arribo a Santa Fe de Bogotá, en busca de su amigo Simón Bolívar, muchos de los personajes de la época, le escucharon sin entusiasmo su proyecto educativo; habló de la necesidad de hombres nuevos, de sembrar ciudadanía en las escuelas, de enseñar a trabajar y producir, Afirmando categóricamente convencido de que "sin educación nueva, la independencia estará siempre en peligro".
Simón Rodríguez, tuvo la ingeniosa y osada idea de hacer la escuela en un edificio destartalado, levantaron las paredes derruidas, cambiaron puertas y ventanas, acondicionaron el local y le coloco un letrero llamativo que generó contradicción entre el mantuanaje: CASA DE INDUSTRIA PÚBLICA.
Ante las intenciones del intrépido Maestro, los mantuanos le miraban desconcertados y decían que no mandarían a sus hijos a una escuela que los pongan a trabajar pues eso podrá servir para los mestizos y orilleros pero no para los hijos de nosotros los señores.
La intención era fundar una escuela nueva, una escuela distinta, una escuela donde los niños y jóvenes además de aprender a leer, escribir y contar, aprendan a trabajar y producir, aprender a valerse por si mismos, donde se siembren ideas de transformación, donde se aprenda la evolución de la semilla, de la raíz del fruto de los ideales.
En ese sentido, el Sistema Educativo Bolivariano fue diseñado para dar respuesta a la formación de un nuevo ciudadano y una nueva ciudadana acorde con el nuevo modelo de sociedad propuesto en los lineamientos políticos del gobierno del Comandante Chávez, respondiendo con ello al nuevo modelo de desarrollo social, político, cultural y económico sustentado en los Planes de Desarrollo Económico y Social e incorporado en el plan de la patria (el original) Esta nueva concepción educativa se orienta a un modo de vida que centra su fuerza y su empuje hacia el desarrollo del equilibrio social, a través del trabajo liberador, la cohesión y equidad territorial y la conformación de un mundo multipolar para la reconstrucción de la sociedad.
Es bueno recordar, como una visión estratégica, que luego del paro y sabotaje petrolero del año 2002 y 2003, en esa lamentable circunstancia, nació dentro del concepto y praxis de escuela productiva el programa TODAS LAS MANOS A LA SIEMBRA, el cual contempla la importancia de la siembra y cultivo de la tierra y la siembra de la nueva soberanía; este programa a pesar de ser un lineamiento del Ministerio del Poder Popular Para la Educación según resolución 024 publicada en gaceta oficial número 39158 de fecha 15 de abril de 2009 ha sido si no, desatendida, su eficacia ha sido mermada o limitado en su accionar.
La escuela productiva será realidad cuando lo productivo no sea sólo ilusión óptica, y se observen huertos y materos que configuran una escuela acicalada y con buen rostro. La escuela productiva tiene necesariamente que llenar ese vacío aún existente, donde estudiante, docente y comunidad asignen la valoración requerida del trabajo liberador desde la escuela, desde la familia, echando las bases de la nueva cultura del trabajo.
En consecuencia, se requiere la escuela que su accionar vaya mucho más allá de la siembra de un determinado rubro de producción agrícola, que promueva un nuevo proceso de siembra, de un nuevo modo de vida, que su acción pedagógica supere al surco de la tierra; es la siembra de la nueva ciudadanía, de la nueva soberanía, la cosecha de los mejores ideales que formen hombres y mujeres en la comprensión y transformación amplia de la vida; sin duda que ese surco que se abra en cada lote de terreno también hará brillar el pensamiento de una juventud que asume su compromiso desde los inicios escolares que encienden como antorcha la senda del conocimiento.
Las no tan nuevas técnicas y sus procesos creativos, debe instalarse en la escuela productiva, fructífera, aprovechando los espacios y lugares muertos como azoteas, balcones, áreas "verdes" que en muchas son arsenales de basura, terrazas y techos de las edificaciones escolares, trayendo grandes beneficios para la comunidad escolar y su entorno.
Los llamados techos verdes son capaces de regular las temperaturas, actuando como aislantes térmicos manteniendo el fresco en las temporadas calurosas y frías según sea el caso.; En las zonas de climas fríos, "calientan", puesto que almacenan el calor de los ambientes interiores y en los climas cálidos "enfrían", ya que mantienen aislados los espacios interiores de las altas temperaturas del exterior. En estos techos, la vegetación junto con la tierra moderan extraordinariamente las variaciones de temperatura en los ambientes de la vivienda. De un modo natural el calor acumulado no sólo se almacena sino que también se absorbe.
De igual forma, los estudiantes pueden aprender a elaborar termogramas para hacerle seguimiento a las variaciones de la temperatura; Pueden servir como huertos urbanos, lo que fomenta el autoconsumo en la comunidad. Mejoran la calidad del aire en las ciudades absorbiendo los contaminantes, lo que se traduce en menos enfermedades respiratorias y pueden suponer una reducción del gasto sanitario derivado, además de absorber un porcentaje de las lluvias. Los techos verdes se convierten en una eficiente medida para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera provenientes de las ciudades, y regular la temperatura de los edificios, reduciendo así el gasto en aire acondicionado o calefacción y mejorando, en resumen, la calidad de vida de sus habitantes.
"La crisis ambiental es una crisis de civilización. Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado a la naturaleza y negado a las culturas alternas. El modelo civilatorio dominante degrada el ambiente, subvaloara la diversidad cultural y desconoce al otro(al indígena, al pobre, a la mujer,, al negro, al sur) mientras privilegia un modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de globalización" (Manifiesto por la vida por una ética para la sustentabilidad).
Antes de agotar la existencia haciendo más vulnerable a la tierra y sus alimentos recordemos las magnánimas palabras de Rachel Carson en su obra LA PRIMAVERA SILENCIOSA (1962):
"La osadía de creernos capaces de manipular impunemente la vida y la naturaleza nos ha llevado a activar una guerra silenciosa cuyas consecuencias no somos capaces de imaginar y mucho menos de prever".
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