Dos visiones

Con el caso de los “estudiantes contestatarios” (le pongo comillas porque las lleva, no me dirán que no es rara la cosa) de las universidades privadas, está pasando como con todo en el país: hay dos versiones, dos maneras de verlo, dos maneras de analizarlo, dos maneras de defenderlo, dos maneras de criticarlo, una manera de argumentar a favor y una manera de argumentar en contra, una manera de sufrirlos y una manera de gozarlos.

Voy a tratar de resumir la mía: No creo que sean agentes de la CIA, pero tampoco creo que sean miembros del Club Disney o de la vecindad del Chavo. No creo que sean los puros, castos y vírgenes de la política venezolana, pero tampoco creo que sean fieles voceros de la ideología de “Cabeza de Motor”. No creo que sigan un guión de la CIA o que sean “agentes del imperialismo yanqui” pero tampoco creo que su discurso y acciones sean obra de Darwin, surgido por “generación espontánea”. Bastante que han visto Globovisión y se han inoculado los discursos “patrióticos” de Marcel Granier. Son hijos del golpe, hijos de black out, hijos de la clase media. Para unos son “los muchachos” y para otros “los desestabilizadores”.

Con los “estudiantes debutantes” en la Asamblea Nacional pasa lo mismo. No creo que simplemente sean defensores de Chávez con “frases hechas y lugares comunes”, pero tampoco creo que sean portadores de la oratoria de Fidel Castro. Son como son. El show fue sólo de ellos y les quedó bien.. También son hijos del golpe, del black out, y de la clase media.

Y es que por un lado dicen que los agentes de la Policía Metropolitana son lo más parecido a los criminales de guerra nazis y por el otro los comparan con el Santo Niño de Atoche.

La ceguera es tan grave que lo que era noticia aquella mañana de los lápices sin punta, es decir, que “los muchachos” dejaron el pelero, fue ignorado en primeras planas y noticieros estelares. Se perdieron en la frontera del derecho de palabra y del debate.

Pero eso no es nada. Permítame preguntarles algo. ¿Qué le parece el transporte superficial caraqueño? Una porquería, seguro pensaron. No importa en que bando se encuentre. Es una porquería. Y estoy de acuerdo. Pero ahora que al Gobierno se le ocurre intentar arreglar ese desmadre, resulta que es una maravilla. Dos visiones, dos miradas. ¿Cuál es la suya?.

mechacin@cantv.net


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Mercedes Chacin


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