I.
Hacemos la solicitud, no porque la medida sea “extemporánea” o “inconstitucional” sino, porque es insuficiente para acabar de una vez y para siempre con el “negocio redondo” que tienen los “comerciantes de la educación”, a expensas de un servicio público que debe garantizar el derecho humano a educarse. No cabe duda, que la medida de congelación no garantiza matriculas justas, flexibles y razonables, ni ataca la especulación en la raíz.
El gobierno bolivariano y los trabajadores debemos plantear una salida radical urgente contra la especulación vigente en las Unidades Educativas Privadas (UEP).
Estratégicamente, es necesario que el Tercer Motor: Moral y Luces con valores socialistas se encienda en las UEP y ataque la mercantilización de la educación.
II.
Para aplicar una solución simple, rápida, justa y lógica al problema de la matricula escolar especulativa, tenemos que revisar la historia reciente de Venezuela, allí está el origen de tan terrible mal.
¿Cómo se implantó este modelo perverso de especulación?
En los años 90, a finales del siglo XX, los gobiernos títeres de EE.UU. aplicaron en Venezuela las recetas del capitalismo, entre ellas la privatización de la educación: abandonaron escuelas y liceos públicos, paralizaron la construcción de nuevas sedes, crearon “carteles educacionales” con familiares y testaferros, prostituyeron la permisología para escuelas y liceos privados, atrasaban los sueldos a los trabajadores del Ministerio de Educación, entregaron escuelas y liceos en comodatos eternos, despojaron a las comunidades de sus terrenos para vendérselos a precio de gallina flaca a los “carteles educacionales” y por último, para asegurar la sustentabilidad y rentabilidad del negocio, otorgaron voluntariamente “el beneficio” de primas de estudio solo para los trabajadores del Estado que mantuvieran sus hijos en institutos privados.
Desde luego, que la masa trabajadora, para ese momento, en su mayoría con escasa conciencia revolucionaria y sin dirección política, no puso objeciones y mordió el anzuelo capitalista. Lo vieron como una reivindicación y no como un mecanismo perverso de división y dominación para enriquecer unos pocos y excluir a muchos (violación de derechos humanos).
Vale una autocrítica, el comportamiento y la actitud de los trabajadores, ante la especulación en las UEP, que hicieron y siguen haciendo su “Agosto” a costillas del gobierno, ha sido de indiferencia total (nadie dice nada).
Allí esta el meollo.
¿Qué distinto sería si los trabajadores cancelaran la matricula de su sueldo normal?
III.
Con un panorama pre-socialista y una situación capitalista de especulación galopante, los trabajadores al servicio del Estado venezolano (PDVSA, CVG y demás instituciones) tenemos que tomar una decisión revolucionaria y colectiva, que para nosotros no es otra que ROMPER CON LOS “COMERCIANTES DE LA EDUCACIÓN” Y REORIENTAR EL CAMIÓN DE MILLARDOS DE BOLÍVARES QUE SE PAGA EN PRIMAS DE ESTUDIO PARA REPARAR, MANTENER Y AMPLIAR ESCUELAS Y LICEOS PÚBLICOS EN URBANIZACIONES, BARRIADAS Y CASERÍOS DEL PAÍS. El fin es garantizar la educación de calidad, tanto a los hijos de los trabajadores del Estado como a los hijos del resto del pueblo.
La salida, además de económica y política, tiene que ser moral, donde se ponga de manifiesto el amor por el prójimo y la lucha frontal contra los vicios. Hay que consolidar la Educación con valores socialistas.
Definitivamente, los venezolanos no podemos seguir manteniendo negocios de una pandilla que participó en la quiebra del sistema educativo, son especuladores y viven conspirando para derrocar el gobierno legitimo del comandante Chávez.
No basta que congelemos la matricula escolar, refundemos las Unidades Educativas Privadas en el marco del Socialismo del Siglo XXI.
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