En este sentido el filósofo Istvan Mészáros en su libro, La Crisis Fundamental del Capital sostiene:
Imaginar
que, dentro del marco de esas determinaciones causales antagónicas,
se pudiese hallar una solución permanente armoniosa para la crisis
estructural cada vez más profunda de un orden de producción e intercambio
absolutamente inicuo –hoy involucrado en la producción de incluso
una crisis alimentaria global, como culminación de todas sus otras
contradicciones flagrantes, incluida la destrucción cada vez mayor
de la naturaleza– sin intentar siquiera remediar sus atroces
iniquidades, constituye el peor tipo de ideas fantasiosas,
bordeando la total irracionalidad. Porque, en contradicción consigo
misma, quiere conservar el orden existente a pesar de sus iniquidades
y antagonismos obligadamente explosivos. Y la llamada “integración
jurisdiccional de los demasiados Estados” bajo unos pocos autodesignados,
o uno solo, como lo propugnan algunos connotados apologistas del capital,
solamente puede sugerir la permanencia –igualmente contradictoria
en sí misma– de la dominación imperialista global potencialmente
suicida. Es por eso que Marx tiene hoy mayor pertinencia que nunca.
Porque sólo un cambio sistémico radical puede ofrecer una esperanza
y una solución históricamente sustentables para el futuro.
En lo que a este trabajo respecta, ese cambio histórico radical al cual hace referencia Mészáros, tiene su expresión concreta en el ámbito de la construcción de un nuevo modelo productivo. En el Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2013, se concibe como nuevo Modelo Productivo a:
La
producción en la búsqueda de lograr trabajo con significado se orientará
hacia la eliminación de la división social del trabajo, de su estructura
jerárquica actual y a la eliminación de la disyuntiva entre
satisfacción de necesidades y producción de riqueza. El modelo productivo
responderá primordialmente a las necesidades humanas y estará
menos subordinado a la reproducción del capital.
Del texto anterior se desprende que; en el proceso productivo el trabajo con significado propio, es decir, creador y liberador, como generador de riqueza, orientará su accionar a la eliminación de la división social del trabajo, fuente principal de la enajenación y la alienación del trabajador, donde todo su esfuerzo deberá estar orientado hacia la satisfacción de las necesidades humanas y no de la generación de capital.
Este nuevo
modelo productivo pasa necesariamente por considerar que si bien la
renta petrolera ha sido y será por un tiempo más, el núcleo
generador de la dinámica económica nacional con sus consecuentes efectos
en lo social y cultural, la misma debe ser interpretada y concebida
en su justa dimensión, es decir, no se trata de profundizar la dependencia
del pueblo venezolano de la extracción y comercialización en el ámbito
mundial de los hidrocarburos y sus derivados, sino que, por el contrario,
se debe aprovechar en el momento actual ese potencial energético para
ir sentando las bases de ese Modelo Productivo, lo que requiere mayores
niveles de conciencia y exigencia en cuanto a la orientación y el uso
eficiente de los recursos disponibles, donde la política de promoción
y desarrollo de las Empresas de Propiedad Social se convierte en un
elemento fundamental para dar al traste con la idea que pretende encerrar
todo entre Estado y Mercado, evitando en el fondo el desarrollo del
poder popular y la generación de un nuevo tejido social que ejerza
en el plano productivo un verdadero control social.
En este
sentido, las Empresas de Propiedad Social como unidad socio-productiva
generadora de lo que Carlos Marx, planteaba como riqueza de la producción
(la universalidad de las necesidades, las capacidades, los placeres,
las fuerzas productivas, entre otras) donde: “El dominio del capital
sobre la sociedad sólo puede ser vencido por un orden reproductivo
exitoso en lo material y gratificante en lo humano que asuma todas las
funciones metabólicas vitales de ese modo de control sin contradicciones”
Marx (1857, c.p. Mészáros,2001), deben ser o convertirse en las herramientas
fundamentales para sentar las bases de ese nuevo modelo productivo,
en el que el pueblo y los trabajadores organizados y conscientes, ejerzan
un verdadero control social sobre el sistema económico a construir.
- EL CARÁCTER DE LA PROPIEDAD SOCIAL.
Conscientes de que en materia legal hemos avanzado aunque no lo suficiente, el marco legal existente no es una camisa de fuerza que impida la conformación de las Empresas de Propiedad Social (EPS). El elemento central para el impulso y consolidación de las EPS está en la concepción que se tiene en torno al carácter de la propiedad social. Con respecto a esto Mészáros plantea que:
La
propiedad no significa originalmente más que la relación de un ser
humano con sus condiciones naturales de producción en tanto que le
pertenecen, que se presupone van con su propio ser; sus relaciones con
ellas como presuposiciones naturales de su yo que sólo forman por así
decirlo, su cuerpo ampliado… propiedad significa originalmente
–en su forma asiática, eslava, clásica antigua, germánica- la
relación del sujeto que trabaja (que produce o se autorreproduce) con
las condiciones de su producción o reproducción en tanto que pertenece
a él. Tendrá por lo tanto formas diferentes dependiendo de las
condiciones de esa reproducción. La producción misma apunta en dirección
a la reproducción del productor dentro y junto a esas sus condiciones
de existencia objetivas.
En síntesis, el carácter de la propiedad social está determinado por la participación y la toma de decisiones activa, consciente, organizada, planificada y protagónica de los trabajadores y del pueblo (comunidades) en la Gestión de la Empresa y está dentro del sistema económico a construir en el plano local, regional, nacional e internacional. Por lo tanto, el eje central para la conformación de las EPS debe basarse en la construcción del MODELO DE GESTIÓN que, con VISIÓN SOCIALISTA, defina la toma de decisiones de los trabajadores y del pueblo en sus aspectos de orden estratégicos, administrativos y operativos, donde, si bien se reconoce la división técnica del trabajo, esta no puede convertirse en un factor que genere posiciones en estanco que impida el acceso a la información y la visión total que de la empresa deben tener sus trabajadores.
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