Hoy muchos venezolanos hablan de desarrollo endógeno, pero también se pregunta: ¿Qué es desarrollo endógeno? Muchas personas sacan su propia definición, que tiende en muchos casos a tener un denominador común, que no es más que crecer desde adentro. Ahora surge la pregunta: ¿que debe crecer desde adentro? Muchos dirán nuestra sector productivo, otros garantizar nuestra independencia alimentaría, eso si, siempre buscando como objetivo el bienestar de todo los que viven en este hermoso país. Lo que si no tenemos claro es que el desarrollo endógeno es un proceso complejo, que comienza con una transformación profunda de nuestra manera de pensar, implica un cambio de paradigmas que empieza por redescubrir nuestra vocación cristiana y saber que debemos refundar nuestra visión de lo que es para nosotros ese mandamiento sagrado que Jesús nos enseño: “amaras a tu prójimo como a ti mismo”; abrir los ojos a que la solidaridad solo es visible y palpable cuando nuestro hermano logra alcanzar niveles dignos de vida, comprender que nuestras necesidades parte de la satisfacción de las del prójimo, que el consumismo nos aleja de la alegría de ver en un presente y futuro a muchos niños llenos de salud y vida. Debemos revisarnos internamente y alejar de nosotros el egoísmo y el materialismo, poder entender la parábola de los talentos, no de un punto de visita monetario y mercantilista, sino como el don que nos dio el padre de poder hacer mucho por nuestros hermanos. Muchos médicos, no ven que solo el padre, a través de su amor por nosotros, les dio el talento para salvar vida y que por esas obras se le pedieran cuentas; que equivocados están cuando piensan que cuando salvan vidas motivados aun propósito económico, el reino de Díos se les acerca.
El desarrollo endógeno es ver a la familia más allá de nuestros hijos, abuelos hermanos; su principio es global y fundamenta sus logros cuando sentimos que cada uno de los hombres que viven a nuestro lado, en nuestras fronteras y fuera de ellas, siente en cada uno de nosotros un verdadero hermano capaz de brindarle un apoyo solidario en los momentos difíciles de la vida, ya que como Cristo, nuestro destino en la tierra es buscar ovejas descarriadas y llenarlas de vida, o es que acaso la parábola del hijo pródigo no nos envía este mensaje. Comencemos ahora por dar un cambio completo a nuestra forma de pensar y estaremos dando el primer paso para lograr el desarrollo endógeno, ya que jamás avanzaremos en el diseño de un país de iguales mientras no entendamos que el mensaje de quien nos mira todo el tiempo, no es otro que el de abrir nuestros corazones y sembrar en tierra fértil y con raíces profunda la semilla de un nuevo hombre más humano, solidario, trabajador, que siente su lugar de trabajo como si fuese suyo, bondadoso, honesto, capaz de perdonar sin titubeo, amigo y en especial muy humilde, en donde cada uno de nosotros trabajemos en conjunto para que ningún hermano se levante sin un pedazo de pan, para que cada enfermo encuentre su medicina, para que el que desvió su camino encuentre en nosotros comprensión y la fortaleza para salir de nuevo adelante; este será el primer obstáculo a vencer para lograr el desarrollo endógeno que tanto anhelamos y que constituye el camino de volver a la casa del padre, porque por el camino que llevamos solo estamos construyendo un hombre solitario, egoísta, lleno de avaricia, materialista que solo piensa que las riquezas que en la tierra a fomentado, son productos de las bondades del señor: ¿no será que hay alguien más, que cada día te une a las riquezas materiales y te aleja de las espirituales?; ese mismo que celosamente cuida tu alma, ya que serás con ella con las que saldaras tus cuentas.
Razón tuvo el Mesías en su mensaje “dale al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios”.
Sembremos nuestros corazones de esperanza y que esa semilla sembrada en tierra fértil y con raíces profundas permita vencer a los que a través de ese gran poderoso medio llamado televisión nos llenan de dudas, de pesimismo y sobre todo de odio y desesperanza; demostremos que estamos llenos de amor y que este proceso con sus imperfecciones pero muy lleno de vida y con ganas de trabajar en busca de aquellos hermanos que perdieron la esperanza y la fe, que desviaron el camino del pastor y que solo esperan de nosotros comprensión y solidaridad, no tiene marcha atrás; abonemos sus semillas para que sus ramas se llenen de frutos que den vida a otros.
Profesor Henry Carrero
Universidad de Guayana