Soberanía y energía

    En palabras sencillas se puede definir la soberanía como la capacidad que tiene una nación o un Estado de autotutelarse y darse las normas y el tipo de sociedad que desee ser, así como la forma en la cual se gobierna sin la intervención de estado, potencia o intereses extranjeros, señalando a estos últimos como los más peligrosos pues no son visibles. Es lo que llamamos los intereses de las transnacionales o los capitales exfoliadores.

    Pero la soberanía no solo se sostiene con la voluntad de aplicarla. Hay que cuidarla, protegerla y sobre todo ejercerla indelegablemente. Desde tiempos coloniales las riquezas minerales son considerados bienes no privados, es decir, son bienes públicos, que pueden ser explotados por particulares mediante concesión otorgada por el Estado, pagando los derechos correspondientes. Hay que dejar claro que durante toda la vida republicana dichas concesiones se otorgaban interesada, corrupta y fraudulentamente, de acuerdo a las conveniencias de los gobernantes de turno. Fue así como durante el gomecismo, en los albores  de la explotación petrolera, las concesiones, que se otorgaban por ley solo a nacionales, eras transferidas por estos casi  inmediatamente a las compañias petroleas extranjeras, generando riquezas instantáneas, y dando origen a una clase apátrida y tránsfuga que aún hoy, cien años despué pulula en nuestro país y pretende seguir expoliando las riquezas de nuestro pueblo. Todo esto lo traigo a colación para destacar que las riquezas del subsuelo son de todos los venezolanos y no es propiedad privada.

     La capacidad de controlar la explotación de la riqueza mineral es ejercicio de  soberanía y no debe permitirse interferencia extranjera alguna. Nuestro país posee una vasta riqueza mineral en recursos energéticos y las recientes fallas eléctricas obligaron al gobierno nacional a aplicar medidas, drásticas e impopulares, con la finalidad solventar tal situación y hacer un mejor uso del recurso. En Venezuela, además de tener grandes cantidades de recursos energéticos minerales poseemos recursos hídricos en abundancia, zonas para la explotación de energía eólica y por nuestra ubicación intertropical podemos explotar eficientemente y con mayor facilidad la energía solar. La unión de tales circunstancias hace de Venezuela, a mi entender, el país con mayor capacidad de generación energética del planeta.

    Recientemente el Presidente Chávez ha anunciado que se van a construir plantas de generación de energía nuclear. Lo cual no debe ser una sorpresa, pues gracias a la naturaleza nuestro país también es rico en los minerales radioactivos necesarios para esa energía. De esta manera también estamos diversificando las fuentes de generación energética, además de que como nación y como ciudadanos nos vamos preparando en esta área.

    Hoy en día vemos que nuestro país produce su mayor cantidad de energía eléctrica gracias a los recursos hídricos, principalmente los provenientes de la cuenca del Caroní a través de sus represas Guri, Caruachí y Macagua y en la zona andina por el complejo hidroeléctrico Uribante-Caparo, lo que nos hizo vulnerable en el sector en virtud de el problema de la sequía, difícilmente previsto hace algunos años, pero que a consecuencia del calentamiento global nos llegó a suceder, por lo que tenemos que prever tal situación de ahora en adelante. Por otro lado, también generamos una importante cantidad de electricidad con las termoeléctricas de Tacoa en Vargas, Planta Centro en Carabobo y algunas otras  en varias ciudades del país. Sin obviar que también existen en Venezuela importantes reservas carboníferas, especialmente en el Estado Zulia, que también es fuente de energía para la generación de electricidad.

    De tal manera que nuestra soberanía energética es fuerte, ya que para ninguna de estas fuentes de generación eléctrica debemos importar combustible. Siendo sí, que hubo de importarse  plantas generadoras por lo que existe una importante debilidad en tal sentido. Otra importante falla que debilita nuestra soberanía energética ha sido la falta de mantenimiento e inversión en el sector lo que aunado a la sequía que nos acosó recientemente obligó al gobierno a aplicar un racionamiento eléctrico que afectó considerablemente todos los sectores del país y que fue un duro golpe a la revolución bolivariana. Muchos pensamos que en esto tienen intervención los llamados quinta columna infiltrados hasta la médula en el proceso bolivariano los cuales juegan al fracaso del mismo, que  sabotean la gestión desde cualquier trinchera, en este aspecto también tenemos responsabilidad quienes no sabemos, no podemos o no queremos identificar para sacarlos.

    La construcción de una planta de energía nuclear es un ejercicio de plena soberanía, no solo por lo que ello en sí significa, sino porque podría servir para alimentar a una ciudad como Caracas, dejando libre el resto del potencial eléctrico nacional para el desarrollo industrial, tecnológico, agrícola y un mejor nivel de vida del resto de la nación, ya que el gigantesco consumo eléctrico de la capital se cubriría con esta planta nuclear.

    Con el desarrollo de la energía nuclear solidificaríamos el desarrollo de la soberanía energética, ya que por un lado podremos utilizar un recurso como los minerales radioactivos como combustible y por otro respaldamos la generación eléctrica con otra fuente de energía convirtiendo a Venezuela en una de las pocas naciones del mundo con suficiente capacidad de generación de energía con diversas fuentes, siendo éstas el petróleo (diesel), gas, hidroeléctrica, carboníferas (de ser necesario) y nuclear.  Debemos entonces aprovechar lo generoso que ha sido la naturaleza con nosotros y ejercer nuestra plena soberanía en materia energética. Esto es lo que le duele a los cipayos. Que no inclinamos nuestra soberanía.

guevarafernando@hotmail.com


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Fernando Guevara Herrera


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