El tratamiento a la crisis puntual de electricidad ha sido a lo menos desastrosa, no solo en el aspecto técnico, sino en el tratamiento mediático hacia la comunidad a la que se debe. Es una retahíla de excusas, una más elaborada que otra, pero no se vislumbra solución de ninguna índole en la misma proporción a la de los pretextos. Sabemos hasta el hartazgo del miserable bloqueo y sabotaje a que nos tienen sometidos los imperialistas, carajo, pero es que ante esta situación no vemos ninguna luz al final de este oscuro túnel en lo que le compete al gobierno hacer, mas allá del detestable Plan de Administración de la Carga. Si, estamos pagando una pendejada por los servicios básicos, es verdad. Por eso es necesario un aumento de las tarifas de las prestaciones de las empresas eléctricas, de telecomunicaciones y del agua para que se capitalicen y de esta manera se puedan adquirir materiales y tecnología, que sus técnicos formados por el estado tengan, no un privilegiado estipendio, sino un justo ingreso al valor de su plusvalía de clase trabajadora especializada, para que no deserten de sus puestos en procura de un destino en otras tierras. Que exista el mantenimiento adecuado y a tiempo y que se adquieran las herramientas y equipos para tal fin. Háganlo, ya el costo político sobre este aumento de estos servicios no existe, en virtud de esta espeluznante hiperinflación. La misma gente sabe que no estamos pagando un carajo, que vale más una botella de agua que el uso de tres meses de electricidad o de telefonía o ABA en el mismo periodo. Pero al aumentar todo esto, debe haber un aumento del control sobre la ineficiencia y la corrupción, que nos ha jodido más que el mismo bloqueo actual.
Al irse el fluido eléctrico se paraliza la vida como la conocemos en nuestro país: una vida amarrada y aferrada ha vivir un día a la vez con expectación. Si no hay electricidad, no hay telecomunicaciones porque las empresas de este servicio tienen averiadas sus plantas eléctricas y los bancos de baterías de respaldo ya caducaron y están inoperativos. Por ende, no se mueve la economía, no se puede comprar o vender, no se puede producir o consumir, no se puede comer ni mucho menos atenderse la salud, ya que el pago de todo esto es electrónico en vista de la desaparición de la moneda física. Y lo peor, no es que nos quedemos sin electricidad en horarios inhumanos como es la noche y cuando estamos en casa después de una jornada laboral y queremos descansar y compartir con nuestra gente. Lo peor es esa infame variación de voltaje que les ha quemado los aparatos eléctricos y sus esperanzas a las familias. Y no vengan con la manida y estúpida frase de que estos son bienes suntuarios capitalistas, ya que son parte del patrimonio de bienestar de cada hogar y eso les ha costado media vida adquirirlos. ¿Cómo carajo compramos una nevera en 100 millones, un aire acondicionado en 60 millones, una lavadora a 80 millones, un televisor en 30 millones, cosas que antes se podían adquirir con algo que se llamaba crédito? Nadie se hace responsable de esto, nadie va ha reponer estos artefactos, porque mi "Casa Bien Equipada" al igual que los vehículos de "Venezuela Productiva", se convirtieron en una leyenda para el común y se pararon literalmente en las alcabalas y todo el que vive en esta patria sabe quienes manejaron esto y donde ha ido a parar.
En un país donde la administración y la aplicación de la justicia se hagan de manera seria e imparcial, todos los que hemos "perdido" un aparato eléctrico (en mi caso dos aires acondicionados, una nevera y un televisor) demandaríamos a esta empresa estatal de energía y habría una investigación sumariada por los miles de afectados y una decisión al respecto. Pero no. Crear una colectivo de usuarios afectados por esto, es tener la visita del SEBIN en casa porque "la policía es eficiente cuando se trata" del pueblo que pretende congregarse para solucionar sus problemas. Y hay razones de sobra para protestar por justicia y recordar aquella máxima del camarada Comandante Chávez "El Poder Popular, es el más grande logro de la Revolución", pero lamentablemente ya esta frase la han convertido en un eufemismo, que solo rescatan cuado hay concentraciones políticas dirigidas o discursos de emociones tuteladas. Esto ya es praxis que dejaron agonizante. El mundo al revés, los afectados son investigados hasta acosarlos para que no sigan "jodiendo" y los que joden al pueblo, son protegidos por los mismos que deberían investigarlos.
En estos momentos electorales donde se están pidiendo lealtades y fidelidades hacia los que nos gobiernan o hacia los que pretenden gobernarnos y sus grupos anexos, creo que se invirtieron los valores, porque estas lealtades tienen que ser hacia la constitución y hacia el pueblo. Hacia esa gran mayoría que somos y que en estos momentos nos encontramos en una oscura realidad que nos cae diariamente y en espera de la luz que estabilice de manera literal, nuestra apesumbrada existencia. No se puede permitir que cada día se vaya sumando una contrariedad más que acose el ánimo de la familia venezolana. Esa vaina no se puede seguir permitiendo. Ya paren.