Cuentan los viejos que vivieron en el campo, que en algunas veces cuando iban a su casa les caía la noche antes de llegar, y se decía unos a los otros con preocupación: "Nos quedamos a oscuras". Esa frase vino a mi mente jueves pasado cuando termino el día sin servicio eléctrico público en nuestro país. Y como la oscuridad contrario a su estigmatización, da para pensar, reflexione a la luz de los acontecimientos que se dieron posteriormente que, no solo quedamos a oscuras en el sentido físico, creo que también en al menos otros aspectos: en la dirección política y en la acción como pueblo.
Nos quedamos a oscuras en términos de dirección política, en tanto las decisiones del gobierno bolivariano tuvieron limitaciones para que se tradujeran en acciones específicas del Estado en sus distintos niveles. Se afirma lo anterior, en tanto se constata, primeramente la ausencia de información en grandes sectores del país y declaraciones escuetas y hasta contradictorias de los voceros autorizados; en segundo lugar el limitado control de aspectos claves para operar en esta contingencia, tales como almacenamiento y expendio de agua, combustibles, y alimentos, igualmente los servicios de salud prioritario y orden público, entre otros. Finalmente se observó un inadecuado y tardío nivel de coordinación entre los distintos niveles de gobierno, es decir nacional, regional y local.
El presidente Maduro está facultado por nuestra carta magna para decretar estados de emergencia y se comprenden las razones políticas por la cuales no se hizo efectivamente, pero eso no descarta que la acción del gobierno bolivariano debía ser como si efectivamente se estuviese dando, pues si no se realiza se compromete vidas y recursos necesarios para asegurar el bienestar mínimo de la población, en consecuencia informar es vital, pues genera certezas; asegurar recursos es fundamental, pues requieres hacer uso de estos racionalmente; asegurar la coordinación interestatal es cardinal, ya permite una orientar conductas en una sola dirección. En resumen, no se declara que hay una emergencia, pero se actúa como tal.
Nos quedamos a oscuras como pueblo, cuando tuvimos capacidades limitadas para responder a esta situación de contingencia. Si bien es cierto se dieron acciones solidarias y otras no tanto en las comunidades, en la mayoría de los casos las organizaciones sociales y comunales se quedaron paralizadas "esperando la línea". Hoy es un desafío como pueblo contar con capacidades colectivas para operar en situaciones de contingencia y para ello es clave que las organizaciones desde una perspectiva autónoma y coordinando con los órganos del Estado desarrollen mecanismos de acción viables en diversos escenarios teniendo como punto de partida el punto y círculo.
Hoy es más razonable incorporarse en una dinámica de evaluación de las acciones implementadas en esta situación y recuperar los aprendizajes posibles, que comenzar a afianzar una retórica embriagadora de la victoria, pues es claro que el gobierno bolivariano está logrando afectar las causas del ataque al sistema eléctrico; pero este tipo de ataques no cesaran y debemos mejorar nuestras capacidades de respuesta para disminuir al máximo el costo en vidas y en recursos materiales claves.