El crudo o petroleo extra pesado es el recurso más abundante en el país, y también del planeta. Comparativamente, sus reservas son tres veces más que la suma del resto de todos los crudos ubicados en el subsuelo. Es harto conocido que Venezuela posee la más grande reserva de este tipo de crudo a nivel mundial concentrado en la Faja Petrolífera del Orinoco. Esto le asigna su carácter estratégico. Al diluir este crudo con otros hidrocarburos más livianos, o emulsionarlo (mezcla con agua) hace su transporte semejante al resto de los hidrocarburos, bien sea, vía oleoductos o vía marítima.
Hasta el día de hoy, sólo tres formas de disposición (procesamiento, transformación y comercialización) han sido utilizadas por el país para estos crudos. La más rentable de ellas ha sido el procesamiento de dicho crudo (extra pesado) en los mejoradores ubicados en el país para convertirlo en crudos comerciales o sintéticos (medianos), que posteriormente son utilizados en nuestras refinerías o destinados para la exportación a precios internacionales. Sus precios internacionales le generan al país un importante margen de ganancia en divisas. La segunda, es la más utilizada hasta hoy, que consiste en mezclarlo con crudos livianos obteniendo crudo medianos y pesados que son posteriormente utilizados en nuestras refinerías, o se exportan. La tercera ha dejado de emplearse. Ella consistía en emulsionar el crudo extra pesado con agua por medio de un surfactante, que más luego eran exportados para ser utilizado en las plantas de generación eléctrica en otros países. Algunos países del norte habían comenzado a importarla de Venezuela (único productor) para alimentar sus plantas eléctricas, hasta que nuestro país dejó de producirla porque sus precios resultaban lesivos para el país, en comparación con las otras dos formas anteriores. Pues, la apátrida burguesía venezolana había denominado al petroleo extra pesado “bitúmen”, y, a través del proceso de Emulsión, orquestado la estafa que le permitía regalar el recurso. Su salida del mercado resultaba razonable y comprendida por todos cuando se trataba de exportar este recurso.
Cuando se inició la exportación de Emulsión de crudos pesados, más tarde denominado “Orimulsión”, nunca se pensó que este producto podría ser utilizado también dentro del país para la generación de energía eléctrica, tal como se hace actualmente con el Fueloil y el Gasoil. Más hoy, si consideramos que nuestra mayor fuente de energía, la hidroeléctrica, ha sido afectada por los cambios climáticos.
De allí la necesidad de explorar otras fuentes de energía abundantes y baratas como la expuesta. Dos ventajas saltan a la vista: la primera resulta en aumentar la oferta de energía para la red de eléctrica nacional; la segunda, es que permitiría sustituir parte (o completamente) los hidrocarburos refinados, que son utilizados actualmente para la generación eléctrica en el país, para destinarlos a la exportación y generación de divisas. Más aun si consideramos que sus costos de producción y disposición de Orimulsión son muy inferiores al Fueloil y Gasoil.
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